A Nigthmare le fue difícil contactar a Ccino, preguntó por su nombre y apellido a varias personas del sector donde se encontró con él ese día. Sólo una señora de edad le respondió, indicándole el paradero. No quiso golpear la puerta ni tocar el timbre de la casa, no era indicado y mucho menos presentarse como si nada, saludando. Su plan fue, deslizar una carta bajo la puerta, con la esperanza de ser leída y aceptada para reunirse en un café donde pudieran hablar con calma. Ya no eran los jóvenes inmaduros como para ignorar el pasado, los asuntos se enfrentan, tarde o temprano, y Ccino Nyanco lo tiene bastante claro.
La campanita de la entrada de la cafetería suena, avisando un nuevo cliente. Nigthmare levanta la mirada, muy tenso en estar pensando que él no vendrá, pero ahí está, caminando hacia él, corriendo la silla para sentarse, sin dirigirle la mirada. Bien, es obvio que comenzaría así, despreciándolo. Es incómodo.
Para romper un poco el hielo, Nigthmare carraspea.― ¿Quieres un café?
―Estoy apurado, tengo que ir por ―se detiene cerrando los ojos, sintiendo escalofrío por decir el nombre, cuando esa vez no se lo dijo―…por Mokka a la escuela.
Al fin el azabache sabe el nombre de la pequeña perdida, como un camino hacia la luz. Sonríe un poco, para no ser notado. Ccino lo ve de todos modos. No le causa gracia.
― ¿Cómo te ha ido en la vida? ―inquiere a interrogar Ccino, de alguna u otra manera no reconocida necesita saber de él, pero haciéndolo sentir mal― ¿La has pasado bien? ¿Ya tienes otro mejor amigo con quien acostarte y botar?
―Estás resentido ―pues claro que debe estarlo, no es una deducción magnifica de su parte, más al no dejarse intimidar por los penetrantes ojos plateados―. De acuerdo, recordemos lo que sucedió esa noche, pero prefiero recodar lo de hace mucho antes.
Ccino no comprende sin dejar de fruncir el ceño. No tiene toda la tarde para charlar, tiene responsabilidades como madre y padre, responsabilidad que le hizo madurar y desaparecer a ese muchacho inocente, amante de los gatos y cualquier clase de café. Es otra persona, más maduro y con sus ideales firmes en la tierra. Anhela ser exitoso y criar bien a su hija.
―Ccino, sé que tú gustabas de mí, y no quería hacerte daño, eras mi amigo, y trataba de no cruzar la línea. Pero tu forma de ser, me descolocaba.
―Ahora es por mi forma de ser.
―No estoy diciendo eso; déjame terminar ―arruga el ceño. Algo que aquel albino no cambia, son sus interrupciones y sus conclusiones apresuradas. Deberá tener calma―. Quería tenerte como amigo, pero eras peligroso sin que te dieras cuenta. Y lo de esa noche, fue un error.
Esta vez, Ccino no va a llorar. Lo había hecho varias veces durante su complicado embarazo. No lo hará, será fuerte y mantendrá su frente en alto, para que ese tonto vea que ha surgido por su propia cuenta.
Sí, es algo que Nigthmare admira.
―Tengo muy entendido que fue un error, así que no me hagas perder el tiempo.
―Estamos conversando, no es una pérdida de tiempo…al menos no para mí ―dice Nigthmare, descendiendo y levantando del rostro―. ¿Sabes cuántos días te estuve buscando? ―pregunta, y él no le contesta― Días después de la noticia, me arrepentí y comencé a buscarte día y noche, nadie sabía tu paradero, ni Error ni Horror. ¿Dónde demonios estabas metido? Te busqué por todas partes, maldita sea.
― ¿Y para qué querías buscarme? Fue un error lo que sucedió, ¿no? A ti no te importó.
―No seas infantil, claro que me importaba ―alza un poco la voz, porque se está enfadando por la forma de ser de Ccino. Respira con tal de calmarse y no llamar la atención del poco público―. Quería saber de ti, de cómo estabas, si necesitabas algo, alguna ayuda, cualquier cosa; yo quería estar ahí, contigo. Escucha, no te pido que comencemos una relación o que nos llevemos de maravillas, sólo quiero estar al lado de mi hija. Los años que perdí con ella, no podré recuperarlos, pero dame la oportunidad de estar a su lado, no te pido nada más… Perdóname, Ccino.
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Mokka
Fanfic― ¡Mamá! Suelta a Nigthmare y la ve correr a los brazos de un chico. Es joven para tener una hija. Él está contento por encontrarla sana y salva, y la carga en brazos. ―El señor de allá me ayudó, mamá. ― ¿El señor? Nigthmare curva una sonrisa por ha...