Capítulo 8 "Sorpresas"

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Hasta para estacionar se siente agotado, tuvo mucha suerte en no llegar tarde al trabajo, llegó justo a tiempo.

Baja del coche y camina para abrir la puerta de entrada de su casa. En ningún segundo dejó de pensar en Mokka y en Nigthmare. Su preocupación era tan grande que no le hacía caso a sus presentimientos, de que nada malo estaría pasando. Dejar a Nigthmare en su casa con su hija, prácticamente para su niña es un desconocido. No era apropiado. Bueno, las cosas ya están hechas.

Abre la puerta y guarda las llaves en su chaqueta, topándose con lo más inusual de toda su vida. Se frota los ojos con las manos, verificando si es un sueño, pero no lo es, realmente hay una mesa con muchos platos de comidas. Aturdido, cierra la puerta avisando a Mokka salir de detrás de una pared, exclamando "¡Sorpresa!"

No es su cumpleaños, ¿qué significa todo esto? ¿Quién lo hizo? Su hija no podría, es muy pequeña, y le tiene prohibido jugar en la cocina.

―No entiendo.

―Ella planeó todo ―Ccino divisa al mayor saliendo del mismo lugar que Mokka―. Dijo que siempre llegas cansado después de recogerla a la escuela, y quiso prepararte un buen menú. ¿Verdad? ―desciende el rostro para la infante, quien acierta orgullosa.

En tanto el albino, curva los labios sin con su voz decir el agradecimiento, respirando hondo, cambiando a dirigir su mirada a Nigthmare. Le ordena a salir, hablaran a solas, mintiéndole a Mokka que sólo es para darles las gracias y despedirse.

Estando afuera, Ccino cruza los brazos sobre un escalón más del que yace Nigthmare.

― ¿Qué tramas? ―interroga y el mayor no sabe a qué se refiere― Sé cuál es tu plan: Quieres manipularla y usarla en mi contra, ¿no?

― ¿Crees que soy capaz? ―se siente ofendido.

―Me la quieres quitar. Y conozco buenos abogados para-

―No seas idiota, si quisiera hacerlo, hubiera contactado a la policía, investigadores privados y al juez ―dice frunciendo el ceño al igual que Ccino, mas él por ser nombrado como "idiota"―. No hables tonterías, guárdate tus abogados, no los necesitarás. Además, alejarla de tu lado no sería lo más apropiado, saldría lastimada.

―Entonces, ¿qué es lo que quieres? ―relaja un poco la voz, no le hará bien alterarse, está agotado. Desea recostarse en su cama y mirar el techo.

―Ya te lo dije. No me interesa si me perdonas o no, puedo vivir con ello. Lo que me interesa es Mokka. ―la culpa es más profunda en Ccino que en el mayor. Ccino es adulto, aprendió a surgir por sus propios medios, en cambio Mokka es una chiquita inocente.

Ccino gira la cabeza a la derecha, pensando.

―Supongo que no le mencionaste quién eras.

―No, y gracias ―responde y el menor levanta una ceja sin comprender―. Gracias por decirle que su padre está colapsado de viajes y por esa razón no puede verla.

―Tuve que mentirle cuando preguntó por ti. ―hace memoria de la primera vez que su hija le cuestionó la existencia de su padre. Tenía tres años.

Y Nigthmare adivina que Ccino tenía muchas ganas de decirle que su padre era un desgraciado en ese año. Es cierto, tenía grandes ganas de desaprobarlo, pero envenenar a la pequeña no era adecuado, ya que sólo tenía curiosidad.

Posteriormente, Ccino suspira.

―Escucha Nigthmare, nosotros estamos bien sin ti, no quiero más problemas.

―Problemas vas a tener cuando Mokka se entere de que tú, no me dejabas tener contacto con ella, y aunque le repitas que te abandoné, sabrá que les busqué, y tú lo impediste ―Nigthmare suena igual como Lust al hablarle ayer por teléfono―. Si le dices la verdad, no habrá problemas, te ahorraras más cuando sea una adolescente. Necesita de un padre que la cuide, no la puedes dejar con un vacío.

MokkaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora