VII. Sonrisa

25 4 46
                                        

—Jimin —digo cansino desde la puerta.

—¿Mhm? —Jimin va de acá para allá preparando el bolso porque salimos juntos de casa hacia la universidad, pero él no había preparado sus cosas la noche anterior. Masajeo mi puente nasal. Ya noté que es casi un hábito en él.

—Se hace tardeeee.

—Bueno, bueno, ¡listo! —se pone un gorro y se cuelga su bolso al hombre—. ¡Vamos! —dice saliendo por la puerta y cerrándola con llave.

Algo que debo rescatarle es su humor. No hubo una mañana en que lo haya visto con mala onda.

Hoy no es la excepción, pienso mientras lo veo caminar con una gran sonrisa a mi lado.

Eso me recuerda...

—Che, Jimin...

—¿Sí, hyung?

—¿Qué onda ese tal Taemin del sábado? Te iba a preguntar y me re colg-

—Ah, baila bien, ¿no? —me interrumpe.

—Sí, sí, pero a lo que iba es a q-

—¡Ay, mirá ese cachorrito! ¡Lleva una capucha! —dice señalando a un pequeño perro que pasaba por nuestro lado con su dueño.

¿Me está esquivando la pregunta?

—Mmm... —musito exageradamente y eso sí hace que se gire a mirarme.

—¿Q-Qué pasa?

—El que calla, otorga.

Me mira con ojos grandes como platos.

—Ay, hyung, ¿de qué hablás?

—Te conozco, Jimin. Mucho más de lo que crees y me estás esquivando el tema. ¿Se puede saber por qué?

Jimin vuelve la vista al frente y su boca se vuelve una fina línea de cómo aprieta sus labios.

—Es... un amigo.

—¿Amigo? —enarco una ceja.

—Sí.

—Ajá. Y yo soy Drake. KIKI, DO YOU LOVE ME? —comienzo a cantar mientras le tomo el pelo.

—AGH —niega con la cabeza y mira hacia el piso sin dejar de caminar, después de todo, seguimos yendo a contratiempo—. ¿Y qué querés que te diga, hyung? Si ya lo que sospechaste, lo sospechaste bien —admite en voz baja y aún sin mirarme.

—No es la reacción que esperaba a lo que sospechaba.

—Bueno, lamento decepcionarte, Hoseok.

APA. Eso sonó muy cortante para la boca de Jiminie.

Suspira algo frustrado consigo mismo.

—Perdón, hyung —suelta—, la verdad que sea lo que sea que sospeches puedo decirte que estás en lo correcto. Y sólo eso voy a decir. Por favor, no te ofendas.

Dijo todo eso en un tono de voz demasiado bajo y algo más grave para lo que su tono de voz suele ser y noto su pesar con el tema hasta en su lenguaje corporal. Sus hombros están más caídos, sigue mirando para abajo y ya no sonríe.

—Está bien, Jimin —paso mi brazo por sus hombros y le doy una palmadita—. No me ofende para nada. Disculpame vos a mí en todo caso por meterme donde no debía.

—No, hyung, n-no, no es eso... es-es que... —empieza a balbucear.

—Ya, ya, está bien.

Me mira algo apenado y sólo le sonrío para mostrarle que verdaderamente no estoy molesto. Todos tenemos nuestras historias. Nuestras cosas que queremos compartir y cosas que queremos que sean sólo para nosotros, sean buenas o malas.

En las nubesWhere stories live. Discover now