Camino Al Hígado

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2626 pasó sus manos bajo la playera de su amada eritrocito, provocando que se estremeciera por las atenciones a su pecho y caricias a su cuerpo.

Pronto sintieron que la ropa les comenzaba a estorbar, AA51 tomó la iniciativa y retiró su chaleco rojo, después alejó -aun contra su voluntad- al emocionado leucocito. Posó sus manos sobre los botones de su uniforme y comenzó a desabrocharlos, mientras él aprovechaba para besarla en los labios.

Quitó el cinturón y deslizó sus manos por el pecho descubierto del neutrófilo. Ella se separó de sus labios para recorrer la piel blanca de su cuello a los hombros, momento en el que 2626 se permitió retirar la playera negra que la cubría.

Por unos momentos, AA51 se llevó las manos a sus pechos, ocultándolos por vergüenza a pesar de aún tener su sostén.

–¿Qué pasa?

–E...Es mi... primera vez – admitió avergonzada.

Hubo un corto periodo de silencio, después sonrió siendo comprensivo.

–La mía también – la abrazó con cariño–, no temas, no haré nada que no quieras.

Su cuerpo se sentía claramente tenso, por lo que la acarició mientras la besaba. Poco a poco ella tomaba confianza y su cuerpo se relajaba.

Separó sus labios de los de su amada y se acercó a su oído.

–Sé que todo esto es repentino – le susurró. –, pero siento que eres la indicada.

Un fuerte palpitar la hizo temblar momentáneamente. Era algo indescriptible, pero que la hacía sentir tan bien, tan feliz, ¿Podría ser que aquella sustancia alteró su cuerpo? La pregunta era por demás estúpida, por supuesto que lo había hecho. Sus acciones hasta el momento no habían sido más que deseos que su cuerpo le incitaba a cumplir, pero esas palabras trajeron algo más que simples deseos. Algo que la hacía sentir calidez en su pecho.

–¿Por qué? – cuestionó, parte de su somnífera consciencia.

2626 dejó escapar una pequeña risa.

–Ni siquiera yo tengo la respuesta. – la separó un poco para permitirse observarla –. Tan sólo lo siento. Es algo tan misterioso como este mundo y su funcionamiento.

Tenía razón, todo podía ser tan difícil de comprender, e intentarlo sólo acabaría por provocarle un dolor de cabeza.

Habiendo disipado sus dudas, tomó el rostro del leucocito con ambas manos y besó sus labios una vez más. Por alguna razón, la sensación era distinta a la de apenas unos momentos.

De nuevo fue arrinconada contra la pared, siendo una vez más, víctima de las sensuales caricias a su cuerpo.

–¿SENPAI?

Esa inconfundible voz provocó que AA51 abriera los ojos, topándose con la sorprendida mirada de su kōhai. Lo siguiente fue alejar rápidamente a su amante, para poder tomar sus ropas del suelo.

1146 cubrió la vista de su pura eritrocito mientras desviaba la mirada, ocultando sus ojos bajo la gorra por si acaso.

–2626... ¿qué demonios?

–Lo siento, me tomas en mal momento – rió el mencionado.

–Tan solo vístanse de una vez.

Así lo hicieron y se acercaron a ellos como si nada hubiera pasado, al menos para el leucocito fue así, ya que la eritrocito no podía ver a su joven aprendiz a la cara.

–Llego tarde, pero parece ser que me has ganado, ¿eh?

Los presentes miraron como 2048 se unía a ellos con una expresión seria.

–Lo siento, amigo.

–Está bien – sonrió –, no ha pasado nada... ¿o sí?

AA51 deseaba desaparecer en esos momentos, ser descubierta haciendo ese tipo de cosas en público, era simplemente vergonzoso.

–Así que... – AE38 se acercó a su Senpai con sonrisa pícara –, lo tenías muy escondido, Senpai.

Ella golpeó su codo en las costillas de la mayor, sólo para ganarse un golpe en la cabeza.

–Si...Silencio, debería preguntarte que has hecho mientras yo no estuve para vigilarte.

El rostro de AE38 se tornó rojo al recordar sus pequeñas locuras que estuvo a punto de cometer.

–Nada en especial.

–¿Y bien? – interrumpió 2048. –, ¿Alguien sabe qué es lo que está sucediendo?

–Sí, las células fueron intoxicadas con alcohol. Debemos llevarlas al hígado, al parecer, ahí tienen la cura.

–Ya veo, entonces vayamos ahora mismo – sugirió 2626.

–Es por eso que los buscábamos y... eh, ya saben el resto – 1146 deseaba olvidar lo que había visto, pero su mente le hizo una mala jugada, dándole una visión de cómo se vería él con su amada eritrocito.

–Hakkekkyū san, tu rostro ha cambiado de color.

–N...No es nada, vámonos – tomó su mano y la llevó consigo para sorpresa de los demás.

Momentos después, en el hígado...

El pequeño grupo conformado por los leucocitos y las eritrocitos caminaban a través de la inmensidad del órgano.

–Increíble – exclamó AE38, observando la cantidad de edificios a su alrededor, así como la cantidad de células.

–Cierto, es la primera vez que vienes – sonrió AA51.

–Ya estamos aquí, me pregunto dónde será ese lugar que las curará.

–Hey, ¿saben dónde está 4989? – preguntó 2048.

– La última vez que lo vimos llevaba a esa chica a los pulmones – agregó 2626.

–No se preocupen, nos topamos con ellos antes. Deberían estar aquí...

–¡Aquí estoy!

El novato se lanzó sobre sus compañeros, derribándolos en el suelo.

–Eres tan infantil – NT42 lo observaba con aires de superioridad.

–Entonces eras la chica que mencionaron – AA51 sonrió.

–¿A qué te refieres con eso?

–Tranquila – intervino AE38. –, Se refiere a que si eras la enamorada de...

NT42 tapó la boca de su Senpai desesperadamente, estaba tan ruborizada que la mayor de las eritrocitos no tuvo que preguntar nada más.

Repentinamente, una célula muy peculiar llamó la atención de las eritrocitos.

–Señoritas, pasen y relájense después de su arduo trabajo. Déjense consentir por nosotros un momento, sólo por hoy.

Aquella célula tomó la mano de AE38 y la besó en el dorso, algo que no le hizo ni la más mínima gracia a 1146.

–Oye – el leucocito colocó su mano sobre el brazo del intruso. –, ¿qué se supone que estás haciendo?

–¿Eeh? Simplemente mi trabajo, señor – sonrió divertido, notando los celos que éste tenía. – Nosotros los hepatocitos tenemos mucho trabajo el día de hoy...

–Espera... ellos son

"No eres celoso, ¿verdad?"

Sabías de esto, ¡célula dendrítica!

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