Medidas Anti-Hepatocitos

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–¿Los hepatocitos? – preguntó incrédulo, 1146.

–Correcto, estimado Leucocito. Somos los encargados de curar a las células en casos como este.

La elegancia con la que respondió impresionó a cada uno de los presentes. El rostro de AE38 continuaba sonrojado, en ocasiones se preguntaba si todas las células eran así de atractivas.

–D...Disculpa – ella interrumpió. –, Vinimos porque fui tan torpe que el alcohol me infectó a mí tam...

–Sekke...

–¡Por favor! – el Hepatocito exclamó. –, No diga algo tan cruel hacia su persona. No es su culpa lo que ha pasado, bella célula.

–E...Eh...

AE38 retrocedió por instinto al repentino acercamiento. U-1146 sintió por primera vez en mucho tiempo una emoción que pocos conocían.

–Oye... – una mano sobre su hombro lo detuvo, era 2626.

Se miraron cara a cara y su compañero le hizo una negación con la cabeza.

En ese momento de tensión apareció AA51 para calmar los ánimos.

–Nos enteramos que aquí podrían curarnos, así que por eso vinimos, ¿Pueden atendernos? Nuestro trabajo tampoco se detiene, ¿Saben?

El hepatocito sonrió e hizo una pequeña reverencia.

–Por supuesto, vengan por aquí por favor.

Las Eritrocitos lo siguieron junto con los neutrófilos, Sin embargo, cuando estaban por entrar al edificio...

–Oh, lo siento caballeros, este lugar es exclusivo para las damas.

–¿Qué? – preguntaron desconcertados.

–¿Cómo que exclusivo para ellas? Hace poco vimos entrar a hombres también. – alegó 1146.

–Esto es demasiado extraño, ¿Hay algo que nos están ocultando?

2626 sonó tranquilo, pero su aura era siniestra. No era en vano que las demás células prefirieran mantenerse alejados de ellos.

–¿Qué pasa aquí?

–Eres lento, novato. – comentó 2048, al ver que su joven compañero se perdió ante el cambio brusco del ambiente.

–No, no, tranquilos. Esto es por políticas del local. – aclaró. –, Verán, el local se divide en dos áreas distintas por dentro. Como se imaginarán, una es para las damas, mientras que la otra es para los caballeros.

–¿Por qué hacer algo como eso? – insistió 2626.

–Anteriormente hubo problemas cuando se mezclaban ambos géneros. – la mirada del hepatocito se fijó en 1146. –, Los celos eran la mayor causa de esas penosas situaciones.

–Supongo que no es para menos. – mencionó el leucocito.

–En fin, para que no se volvieran a repetir estas cosas, se decidió separar el lugar en dos secciones. Como medida extra, nadie puede invadir la sección del género opuesto.

–Tiene sentido para mí.

Las miradas de los leucocitos se posaron en 4989, quien con las manos tras su cabeza, le restaba importancia al asunto.

–¡Gracias por entender! Sabía que serían razonables.

El sonido de la puerta cerrándose rápidamente los tomó desprevenidos, aquella célula había escapado.

–Tch... Ni hablar, no podemos entrar.

–Tranquilo, 1146. Ella es torpe pero no infiel – sonrió 4989.

–Gracias, creo que su aprendiz también estará en buenas manos con hepatocitos apuestos y caballerosos, ¿No crees?

El novato abrió los ojos de par en par, comprendiendo finalmente el problema.

–¡Déjenme entrar!¡Aún tengo que perder la virginidad con esa célula!

2626 y 2048 le retuvieron, alejándose en grupo de la puerta del local.

–Espero que realmente puedan curarte, Sekkekkyu.

Por otro lado, dentro del gran y elegante edificio, las eritrocitos se encontraban sentadas en una mesa. Les sorprendió ver la gran cantidad de células de su misma rama disfrutando del ambiente, un juego de colores fuertes que desprendían elegancia y sensualidad, acompañadas por tenues luces.

Por si esto no era suficiente, una gran cantidad de apuestos hepatocitos vestidos de manera elegante hacían de meseros, incluso de acompañantes.

–Esto no parece ser un lugar en el que curen a las células, más bien parece...

–Un bar para células femeninas. –NT42 completó las palabras de la eritrocito mayor.

–Es realmente incómodo.

–¡Señoritas!

La repentina aparición del hepatocito asustó a la despistada AE38, provocando que saltara en su lugar por el susto.

–Hey, no hagas eso. Ella es muy fácil de asustar. – reprochó AA51.

–Mis disculpas, la emoción de estar ante su belleza me impulsó.

Qué molesto. – pensó la menor de las tres.

–E...Eh ¿podrían curarnos por favor? No quiero hacer esperar a Hakkekkyu san.

–¿Oh? Eres muy considerada con él. Me pondré celosa ¿Sabes?

–Detente, Senpai. – pidió, mientras AA51 apretaba sus mejillas cariñosamente.

–No se preocupen – interrumpió el hepatocito. –, Enseguida las atenderemos.

Diciendo esas palabras se retiró de la mesa con una sonrisa. Las eritrocitos lo observaron hasta que desapareció tras una puerta.

El tiempo transcurrió y los leucocitos empezaban a desesperarse. Habían pasado más de veinte minutos desde que ellas entraron a ese lugar. Sobre todo 1146, que estaba a punto de cometer una estupidez con tal de entrar.

No confío en él.

Su mente estaba siendo torturada por ese pensamiento, confiaba en su amada célula, pero no en el hepatocito. Sabía que podría aprovecharse de la inocencia de su amada, algo que él estuvo a punto de hacer, pero ese era otro asunto.

–¡Tengo una idea para entrar!

Las miradas se fijaron en el entusiasmado novato.

–Olvídalo no...

–Dilo. – la orden de 1146 sorprendió a 2048.

–¿Estás seguro de esto? – 2626 aún tenía sus dudas.

–¿Seguirás esperando aquí sabiendo la naturaleza de este lugar?

–... Adelante.

–¡Genial! No se arrepentirán.

–Esperemos de verdad no arrepentirnos.

El interior del edificio mantenía el ambiente sin problemas. Las células se la pasaban bien, relajándose de su duro trabajo.

–¡Antígeno detectado!

La sorpresa se hizo presente en cada una de las células que se encontraban dentro. Cuatro leucocitos habían entrado rompiendo las ventanas, eso era demasiado aterrador, pero lo que más las inquietó, fue la posibilidad de que hubiera una bacteria dentro.

El grupo de los blancos ignoró el caos que empezaba a formarse, centrándose en ubicar a las eritrocitos.

Los ojos de 1146 se abrieron de par en par al darse cuenta que uno de ellos aprovechaba la situación para seducir a su amada.

–¡Lo sabía!

–¡Ahí está!

–¡Tras él!

–Estos idiotas. – 2048 sabía que se habían metido en un gran problema, todo por culpa de sus celosos compañeros.

–¡¿Hakkekkyu san?!

–¿Eh?

–¡¿Qué haces aquí?!

AlcoholDonde viven las historias. Descúbrelo ahora