Capítulo 9

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Andrei estaba lleno de ansiedad, se encontraba en el departamento de Hernán terminando de vestirse mientras el moreno tomaba una ducha. Esa noche era el cumpleaños de Matías, el amigo de Hernán, y aunque estaba emocionado y lleno de ilusión también estaba el nerviosismo. Era la primera vez que se encontraba en esa situación, nunca le habían presentado a los amigos de sus antiguas parejas porque nunca habían tenido la seriedad que estaba teniendo su relación con Hernán. 

La fiesta con sus amigos había salido mejor de lo que esperaba, Hernán pasó por él para luego ir juntos a su departamento donde comieron y se arreglaron para salir. Se reunieron con los amigos de Andrei en una discoteque, y aunque Hernán estaba completamente asustado de no encajar en el grupo intentó esconderlo bajo su sonrisa, por supuesto que Andrei lo notó, en el tiempo que llevaban conociéndose había aprendido que Hernán no era un buen mentiroso y finalmente sus gestos siempre lo delataban.

Sin embargo estuvo asustado en vano, el grupo de chicos lo había recibido de la mejor forma y no fue difícil fluir con ellos, todos tenían una personalidad vibrante, eran jóvenes, ruidosos y muy acogedores, podía entender muy bien porqué eran amigos de Andrei, todos compartían esa alegría contagiosa y envolvente que te hacía querer ser amigo de ellos. El castaño se mantuvo todo el tiempo junto a él, tomando su mano, haciendo las presentaciones correspondientes y contándole una que otra anécdota graciosa para romper el hielo. Entrada la noche, no parecía que fuera la primera vez que estaban todos juntos, Millaray incluso se había robado a Hernán por un momento para llevarlo a bailar para, como había dicho ella misma, comprobar que era bailarín profesional, volviendo muy satisfecha con el resultado.

Andrei no podía estar más contento, podía ver que Hernán estaba pasando un buen rato y sus amigos también, Millaray lo había felicitado por elegir al fin un novio guapo y agradable para luego quitárselo y arruinar el plan del castaño de no soltarlo en toda la noche, aunque finalmente fuera para mejor, el moreno y su mejor amiga se conectaron perfectamente.

- Me agrada Hernán - le comentó Felipe llegando a su lado mientras observaba cómo Hernán intentaba enseñar unos pasos a Millaray no teniendo éxito - se nota que es bueno, no como...

- ¿Tú también? la Milla ya me recordó mi pésimo pasado amoroso...

- Ok, no tocaré ese tema, porque tampoco hay comparación, te ves feliz y eso me hace feliz.

- Estoy feliz Pipe, estoy más feliz de lo que he estado en más tiempo del que puedo recordar, me gusta muchísimo.

- Y tú le gustas a él, se nota a kilómetros Andrei, basta con ver como te mira...

- Me hace sentir especial - le dijo el castaño con una sonrisa - gracias por recibirlo así.

- Si él te trata de esta manera, es lo mínimo que merece - le respondió con un abrazo.

Luego de esa noche llevaba casi 4 días quedándose con Hernán, ya que el moreno se había negado a dejarlo ir, y como Andrei tenía muchísima fuerza de voluntad cuando estaba con él, había aceptado, de todos modos esa era una semana académicamente relajada, por lo que asistía a sus clases usando la ropa de Hernán y  pasaba por algunas de sus cosas a su habitación para luego volver con el moreno. Eran cosas demasiado simples, pero muy pocas cosas en la vida habían hecho tan feliz a Andrei como ver a Hernán esperándolo en su auto fuera de la universidad al final del día, o acurrucarse junto a él en la cama mientras pretendían ver algo en la televisión cuando en realidad sólo estaban concentrados en sostener y acariciar al otro.

Ahora, quería que la experiencia de conocer a los amigos del moreno fuese tan mágica y positiva como lo había sido con los suyos. No dudaba de que se trataba de gente agradable, un amor como Hernán no podía rodearse de personas que no lo fueran, sin embargo tenía claro que prácticamente todos eran bailarines o se movían en ese mundo y temía no poder incluirse. Su personalidad nunca le había impedido encajar en un grupo durante alguna fiesta, pero esta no era cualquier fiesta, era el cumpleaños de uno de los amigos más cercanos de Hernán, prácticamente la familia que el moreno tenía en Santiago y Andrei consideraba el agradarles más allá de considerarlo un chico divertido, su prueba de fuego.

A primera vistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora