Pensamientos en Crisis Existenciales

Costumbre.

Volar, elevarse,
junto a las nubes,
soltar, dejar ir,
liberarse de todo dolor.

Caer, llorar, sentir,
neutral, qué más da.

Y es ahí
donde te das cuenta que,
has desperdiciado tu vida,
por todas aquellas personas
que necesitas, sí, justo ahora,
no están,
han desaparecido
en un agujero negro,
hundidos en las profundidades
o quizá a unos pasos tuyos,
pero sin ti.

Pasan, y recorren
cada rincón del lugar,
dejándote atrás,
no comprendiste por qué,
no le diste importancia,
después de todo,
somos autónomos.

Pero, de un momento a otro,
no los veías a lo lejos,
la percepción
cada vez era más nula,
parecían miniaturas, eliminándose de tu vista.

Sentiste un poco de...
¿Tristeza? ¿Incoherencia?
¿Miedo? ¿Comprensión?

O es que,
¿ya estás acostumbrado?

De que las personas se alejen,
y tú te quedes
con las promesas rotas
que en un tiempo
te parecieron lo más certero
y creías tan fielmente.

Las miradas no coinciden,
sí, te hablo a ti,
tú ya sabes quién eres,
y a ti me refiero.

¿Crees que me arrodillaré
y pediré que vuelvas?

No, gracias.

No estoy para eso,
nunca lo estaré,
así se trate de ti,
porque cuando
una amistad es sincera,
no hay nada que lo detenga,
como esas corrientes de agua, esas interminables ,
de extremo a extremo,
duramente cambiarán,
pero, tú no eras corriente,
solo un tanque que ya caducó.

Mientras tanto sigo,
en un estado  de shock interno, tratando de interpretar
tus silencios, las evasiones,
el tan solo hecho de
cómo en un, dos, por tres,
ya no pertenecemos a nada,
sin contar que el lazo abrasador se desvanece muy rápido
y con demasiada fuerza,
que quema, me aturde,
me va golpeando,
pero ya no destruye.

Porque, todo esto que haces,
ya no afecta, me es irrelevante,
tú fuiste quien se dio ese lugar,
y estos malos augurios,
solo me servirán
para renacer,
como el ave fénix,
crecer, como un girasol,
volar, entre las nubes
y los sueños
que son tan imposibles
pero posibles para mí,
y mi pequeño mundo.