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Le diré lo que pasó con Sebastián.




No me creyó...





Debí insistirle una y otra vez.




Días después supe que rompieron, al entrar al salón encontré a Zuri con la cabeza apoyada en su pupitre, me acerqué a ella y toqué su espalda, creí que estaba durmiendo, pero al sentir mi mano posada sobre ella alzó su rostro, tomó mi brazo y me abrazó.

Lentamente correspondí, pude sentir como derramaba sus lágrimas en mi pecho, su cuerpo estaba cálido...
La separe un poco y limpié sus mejillas, sus ojos aún seguían llorosos, aquellos reflejaban decepción y gran arrepentimiento, hasta que dijo que tenía razón...

Me cuenta una y otra vez que jamás debió conocerlo y que cómo pudo haberse enamorado de alguien así. Entonces le dije que se desahogara todo lo que quisiera para que en un futuro no se atormentara con eso.

Ella dibuja una humilde sonrisa en su rostro y me agradece para luego... Besar mi mejilla.

Ahogué las mariposas que ocupaban mi estómago hace tiempo, poco después de saber que Zuri estaba con alguien, soy pesimista en situaciones como ésta y decidí superar los sentimientos que tuve hacia ella...

(Fue fácil, porque mi corazón no se aferró a ella.)

¿Mariposas en el estómago? Ahógalas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora