6

33 3 3
                                    

Desde que conocí a Mika supe que nos llevaríamos bien. Han pasado 2 meses y se ha convertido en mi mejor amigo, el único confidente que tengo.

Estaba en Química, la tercera clase, faltaban veinte minutos para que por fin terminara, nos habían dejado unos ejercicios de balanceo de fórmulas que resolví rápido, fue sencillo, era cosa que ya me habían enseñado.

De pronto me llega un mensaje, era de Mika, no quería dejarle el visto, así que le contesté.

–Adrián...

–¿Qué pasa?

–¡AH! Me asustaste, no sabía que estabas conectado.

Jajaja, lo siento.

–¿Qué haces aquí? Deberías estar en clase

–Lo mismo digo de ti, no deberías estar aquí.

–Estoy aburrido, en el salón no hacen nada más que platicar.

–Oh, ya.

–¿Y tú?

–Ya casi salgo, no falta mucho.

–Ah

Después de eso, termina la clase, como salí temprano, se me ocurre ir a su escuela a esperarlo. Por lo que vi, Ámbar se había enfermado y faltó a clases ya que Mika había salido solo y siempre salían juntos. Lo saludo, me mira y sonríe, entonces me acerco a él.

¡Adrián, hola!

¿Cómo has estado?– sonrío.

–Neutral, lo de siempre... ¿Y tú?

–Cansado, la preparatoria es dura– suelto un largo suspiro y me comienzo a estirar ya que paso la mayor parte de mi tiempo sentado. Le invito un helado y luego nos sentamos en los columpios del parque, después de una larga y entretenida conversación, Mika calló de repente y me dijo.

–Oye...– meciéndose lentamente en el columpio.

–¿Qué pasa?– agacho un poco mi cabeza para poder ver su rostro.

Uhm.. No sé si decírtelo.

¿Eh? ¿Qué?– me acerco un poco a él.

Uhm...– se mece con más fuerza mientras lame su helado.

¿Qué pasa? Dime, vamos~ ¿Si?– le sonrío.

Termina su helado, se detiene al escucharme. Me mira por un segundo y se levanta desviando la mirada.

–De acuerdo.

¡Sí!

Eh...– agacha la cabeza y aprieta sus puños. Creí que le pasaba algo malo.

...Soy mujer.

...

¿Te digo algo...?
(Por algún motivo eso me alegró demasiado.)

Entonces me levanto del columpio y, como por instinto, la abrazo fuerte. Pude sentir su cuerpo, apenas me llegaba al pecho, pero lo único que conseguí fue confundirla.

–¿...?

–Oh– al darme cuenta de lo que hice, me separo rápido –Lo siento.

Pero para mi sorpresa, ella se abalanza a mí y me abraza. Correspondo y apoyo mi cabeza sobre la suya mientras acaricio su cabello.

Mikaela es chica... Cielos, pensé que era un chico "bishōnen" como los que salen en los animes, supongo que eso explica su actitud tierna y cariñosa.

Entonces me separo, me mira con una sonrisa tímida y después la llevo a su casa.

–Que bueno que no te lo tomaste a mal Adrián, gracias.

–Oh, no te preocupes, aunque sí me sorprendiste, lo ocultaste tan bien...– Froto su cabeza dulcemente.

Noto que se sonroja un poco. Se ve linda cuando lo hace. Dejo de hacerlo y se dirige a la puerta de su casa.

–Buenas noches Adrián.

–Buenas noches Mika, nos vemos– sonrío.

Cabe mencionar que con quien he sido más cariñoso es con Mikaela, se ha vuelto una costumbre para mí.
Me recuesto en mi cama, me cambio y me voy al baño. Enciendo la luz y tomo mi cepillo.

¿Cómo no me di cuenta?

Le pongo la pasta.

¿Acaso soy el único que lo sabe?

Miro el espejo.

¿Aylen lo sabe?

Me lavo los dientes.

¿Ámbar lo sabe?

Me enjuago.

Decido mantenerme callado. No quería causarle problemas. Vuelvo a mi habitación y me meto a la cama, cierro los ojos pero no puedo dormir hasta después de media hora.

(Cuando pensé en eso, las preguntas hicieron un círculo a mi alrededor.)

¿Mariposas en el estómago? Ahógalas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora