Cásate conmigo

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—Soy Ryan Goode— Recordé la primera frase que dirijí a Camila después de haberme estrellado con ella en la universidad, y haberle ayudado a recoger la maceta que traía en sus manos.

–Camila... Cabello— Dijo aquella tierna chica con un poco de enfado.

—De verdad lo siento, puedo compensarlo— Dije en tono seguro, y saqué mi cartera, no tenía idea de la planta que era, aquella que ahora se encontraba tirada en el suelo bastante dañada, pero estaba seguro de que podría comprarle mil iguales.

Mi familia era una de las más adineradas del país y recompensar a la chica no me costaría ningún trabajo, pero me llevé una sorpresa enorme al ver que realmente no le había interesado lo que dije, en cambio se levantó moviendo la cabeza.

—Hay cosas que no puedes compensar con dinero— Dijo y se alejó con aquella maceta en las manos

Pasó un tiempo y en ocasiones la veía por el pasillo o en algunos entrenamientos, ella era parte de las porristas y yo jugaba fútbol, así que nos encontrábamos en ocasiones.

Hasta que un día me armé de valor, hice la flor que había roto, hecha de papel... Según recordaba como era se veía prácticamente igual, bueno algo así, la verdad no era muy bueno con las manualidades pero realmente lo intenté, cortándome los dedos un par de veces con las hojas de colores.

Llegué al colegio temprano y me pare en la puerta a esperar a que llegara, imaginé lo que iba a decirle hasta que la vi llegar, se veía preciosa, traía una chaqueta color camel y unas botas del mismo color pantalón y un top negro, se veía tan bien.

—Camila— exclamé un poco alto para que me escuchara, paró y giró a verme, caminé hacia ella y extendí la flor.

—Que es esto?— Dijo un tanto confusa.

—Esta no puede romperse como la tuya, realmente lo siento, no sabía cómo reponerla o darte algo mejor, así que decidí darte algo que duraría un poco más— Dije con la cabeza baja y las manos en los bolsillos.

—Es preciosa! gracias— sonreí y levante la cabeza.

—Es igual a ti— se sonrojo un poco y me devolvió la sonrisa.

—Quieres acompañarme a almorzar?, no comi nada en casa y tengo la hora libre— Dijo Camila mirándome de una forma dulce.

—Me encantaría— Extendí mi brazo y caminamos hacia la cafetería

Ese fue el principio de nuestra historia, comíamos juntos y nos divertíamos.

A veces la esperaba a la salida y la llevaba a casa.

Pronto nos hicimos muy buenos amigos.

Y un buen día me le declaré a faldas de un árbol que se encontraba en la universidad, el cual nos encantaba por qué se sentía siempre fresco y olía muy bien.

También ese día fue nuestro primer beso.

Continuamos una relación por el resto del tiempo que estuvimos en la universidad, nos graduamos juntos y justo un año después estuve decidido a dar el siguiente pasó con ella.

Preparé todo y conduje a su casa tan nervioso.

Había llamado a sus padres y los mios, también a algunos amigos.

Particularmente a su mejor amiga Dinah que sabía no me perdonaría si no la hacia parte de todo, además de que tenía un muy buen gusto y le agradecía el haberme ayudado tanto.

Llegué y espere a que todo estuviera listo.

Una hora después Camila llego con Dinah y entraron a la casa de pronto las luces se encendieron y yo salí de la cocina con un ramo de gardenias (la flor que había roto y por la cual la conocí) y una caja de color negro aterciopelada, me puse frente a ella de rodillas y olvide todo lo que quería decirle, solo me di fuerza a pronunciar una frase

—Cami ¿Quieres casarte conmigo?—

cadenas de muerte (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora