Camila aceptó el casarse conmigo, festejamos el compromiso con las personas más cercanas a nosotros y poco después hicimos algo un poco más grande con su familia y la mia, además de algunos amigos.
Todo iba perfecto, Camila se veía hermosa y radiante y de pronto un mareo llegó a mi, me dolía mucho la cabeza y un sonido penetrante me ensordecía, ví a Camila dejar una copa y correr hacia mí y después de eso, desperté el el sofá con todos a mí alrededor.
—Estas bien cielo?— Camila se veía preocupada.
—Si amor, ayer no dormí en toda la noche y eso debió afectarme demasiado—
—Los nervios— escuché decir a Alejandro el padre de Camila y varios rieron.
Me repuse un poco después de comer, aunque aún sentía algo extraño en mi, los días siguieron y yo cada día me sentía peor, la boda sería ya en un mes y yo no sabía cómo reponerme, había momentos en los que mi nariz sangraba de la nada y yo siempre decía que tal vez era por el sol tan fuerte, en otras ocasiones mi cabeza dolía a tal grado de hacerme llorar o no querer salir de la habitación.
Jamás le dije a Camila, no quería preocuparla y deje pasar más tiempo, hasta que sucedió, un día en el trabajo comencé a sangrar demasiado y me desmayé, afortunadamente mi compañero se encontraba conmigo y me llevo a urgencias.
Estando allá recobre la conciencia y me dijeron que tenían que hacerme unos estudios para descartar algunas cosas.
Me negué y decidí irme, antes de lograrlo Daniel, mi mejor amigo entró conmigo y me intento convencer de que era lo mejor.
-—Dann, me caso en 3 dias— dije en un tono algo enojado
—Y es justo por eso que debes saber que todo está en orden, para saber qué es lo que vas a ofrecerle a Camila— exclamó algo preocupado.Al final me los realizaron pero tardarían en entregarmelos más de lo que pensé... Una semana, para entonces ya estaría casado con el amor de mi vida, aunque a pesar de todo lo haría, dijera lo que dijera ese estudio, no la iba a perder.
Llegó el día de la boda, justo ese día el dolor estaba matándome, tome los medicamentos que me había recetado el médico y me senté en la cama ya con el traje puesto, cuando escuché la puerta.
—Ryan? Soy yo hijo, Alejando, puedo pasar?— escuché decir detrás de la puerta
—Claro, adelante— abrió la puerta y yo lo recibí con la mejor cara que podía
—Esta todo bien?— pronunció mirándome a los ojos y se sentó al lado de mi
—C...claro porque no habría de estarlo— dije tartamudeando un poco
—Ay Ryan, a mí no puedes engañarme, ya sé que es lo que pasa— mis ojos se abrieron y gire rápido para tenerlo de frente
—como?— lo mire directamente
—Si, yo ya pasé por esto, se que estas nervioso y que talvez no te sientes listo para formar una familia, vienen responsabilidades y después los hijos, gastos y demás, pero mira... Tienes a una mujer maravillosa a tu lado y nosotros siempre estaremos para apoyarlos— me relaje al escucharlo y una lágrima rodó por mi mejilla
—Gracias Alejando, gracias por esto y por todo—
—No tienes nada que agradecer hijo, ya vamos a ser familia ante Dios, aunque ya lo somos para mi—
Seguimos hablando un rato y después salió para dejarme terminar de alistarme, afortunadamente toda la noche no me sentí mal, todo era normal, todo estaba bien.
Todo estuvo bien desde que vi a Alejandro salir por la puerta y más aún cuando vi a Camila entrar por la puerta de la iglesia, llevaba un vestido blanco hermoso, toda ella se veía impecable, el velo le cubría solo medio rostro, era hermosa desde cualquier ángulo, dijimos nuestros votos y el padre nos unió, hasta que la muerte nos separe.
La luna de miel la pospusimos ya que yo tenía algunas cosas en la empresa y ella en su trabajo así que la dejamos para el siguiente mes, nos fuimos a nuestra casa, esa que habíamos escogido ambos y que pronto convertiriamos en un hogar, al amanecer los rayos del sol entraron por la ventana y me despertaron abrazado a la mujer que amaba, de pronto noté que algo escurría por mi nariz y al tocarme note que era sangre, me levanté como pude y fui al baño, el sangrado no paraba y comencé a sentirme mareado, cuando por fin se detuvo yo ya estaba en los escalones de la tina de baño, entré a bañarme y me sentí más relajado, me vestí y salí hacia la habitación.
—Hola esposo— escuché esa voz detrás de mí y me gire para encontrarme con una Camila en pijama, bueno si a eso se le puede llamar así, llevaba un short corto y una camiseta mía.
—Te ves hermosa— dije tomando su mano
—Gracias amor— me dio un corto beso y me guío hacia la cocina donde desayunamos.La tarde nos la pasamos juntos pero yo no dejaba de pensar en que mañana iría a recoger los estudios y sabría toda la verdad.
Me fui a dormir con esa idea en la cabeza y al amanecer me levante lo más rápido que pude, apenas y me despedí de mi esposa y me encamine al hospital, al llegar esperé un poco a que me atendieran y después entre a ver al médico.
—Buenos días señor Goode— me dijo un poco serio
—Buenos días Doctor Albear— estaba muy nervioso y eso hacia que me doliera la cabeza
—Ya tengo sus estudios, leealos con calma— me extendió un sobre que abrí y comencé a leer
—No, no entiendo mucho Doctor, ¿Podría explicarme qué tengo?— Dije dejando los papeles en la mesa
—Señor Goode— suspiró —Lo siento mucho, usted tiene un tumor cerebral, demasiado avanzado— sentí que mi cuerpo flaqueó al escuchar esas palabras, no podía ser verdad, esto no me podía pasar a mi
—Cuanto tempo... ¿Cuánto tiempo me queda?— dije mirándolo a punto de llorar
—Meses... Un año si sigue el tratamiento adecuadamente— Eso fue todo para mí, agache la cabeza y la tomé entre mis manos, comencé a llorar, acababa de perderlo todo, mi futuro, mi dinero, mi familia, nada importaba ya, el médico me hablo sobre algunos tratamientos pero ya no se podía más, solo era alargar la agonía
¿Que haria ahora, cómo le iba a decir a Camila?
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cadenas de muerte (Camren)
Hayran Kurgu¿Que pasa cuando te das cuenta de que no eres el amor de la vida de el amor de tu vida? Ryan un joven empresario dueño de las empresas de su padre Camila cabello, la chica que le ha gustado siempre Lauren Jauregui el amor de la infancia de Camila u...