Capítulo 7

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Decir que Renato estaba volviéndose loco por el 'accidente con Gabriel' (como a él le gustaba llamarlo) era un eufemismo. Todo fue cayendo a partir de esa noche, porque en lo único que podía pensar, cuando no estaba ocupado haciendo su tarea, era en la forma en que las manos de Gabriel se sintieron sobre él (¡y ni siquiera fue sobre él, fue sobre sus bóxers!).

Cada vez que veía a Gabriel recostado sobre la pared de ladrillo de su escuela cuando él salía, se sonrojaba y miraba hacia otro lado. Probablemente no significaba nada, pero Renato no podía evitar sentirse raro al rededor de él. Eso le molestaba un poco para ser honesto.

Había estado demasiado ocupado; con el baile formal que se aproximaba y los exámenes parciales, sinceramente Gabriel era lo último que necesitaba. Bueno, pensar en Gabriel porque no habían hablado personalmente desde esa noche.

Y él no quería, principalmente porque de verdad se iba a sentir raro y comenzaría a divagar.

"¿Tenés todo? ¿Billetera, llaves, celular?" le preguntó su mamá en la puerta mientras acomodaba su corbata.

"Sí, mamá." suspiró y ella besó su mejilla antes de entregarle un corsage, (un pequeño ramito de flores para usar en la muñeca), y el botonier (era lo mismo pero para su traje), los cuales se pondrían en casa de Thais. Iba a buscarla en su Lamborghini y conducir hasta el hotel.

Dejó su casa exactamente a las 18:00 p.m. de esa noche del 12 de diciembre. Estaba planeando pasar un buen rato y olvidarse de todo por un rato; el colegio, el futuro y Gabriel. Sin mencionar que su cumpleaños era en dos semanas y planeaba hacer una fiesta en la piscina en el hotel de su tío, un día antes de su cumpleaños, porque tenía que estar en casa para la cena con su familia.

La casa de Thais estaba a cinco minutos en auto de la suya. Las puertas de entrada al jardín se abrieron cuando vieron que era él, y condujo hasta la puerta de entrada principal para después bajar del auto. El papá de Thais, quien lo saludó con una firme sacudida de manos y un asentimiento, abrió.

"Buenas noches, señor y señora Rippel." dijo educadamente y abrazó a la mujer.

"¡Thais! ¡Renato ya llegó!" la llamó su mamá y los tres miraron hacia la parte más alta de la escalera, donde Thais apareció.

Por supuesto que tenía que hacer una entrada, Renato pensó y le tomó cada fibra de su cuerpo no resoplar y rodar los ojos.

Tenía puesta un vestido largo de color azul cocktail que compró en Valentino, unos zapatos Jimmy Choo y un bolso de mano YSL.

"Estás increíble, amor." le dijo la línea que había ensayado en el auto, y le puso el corsage en su muñeca mientras su padre loa filmaba. Ella le colocó el botonier y posaron para algunas fotografías.

Ella subió una a su instagram mientras Renato conducía al hotel. Era un camino de quince minutos conduciendo y tuvieron que hacer cola detrás de las limosinas, Ferraris y Lamborghinis.

Contempló el hecho de si debía o no estacionar el auto por sí mismo, pero todo el mundo le entregaba sus llaves a uno de los encargados que esperaba afuera. Sus compañeros caminaban por la alfombra roja que habían puesto a lo largo de toda la escalera que conducía hacia el interior. Había un montón de fotógrafos contratados tomando fotos en la entrada y Renato se sentía importante porque podía ver a la gente cruzando la calle mirándolos con envidia.

Bajó del auto primero y caminó hacia el lado del copiloto, entregándole las llaves al encargado.

"Este auto vale más que toda tu existencia, cuidalo bien." le advirtió y el chico asintió, abrió la puerta de Thais y tomó su mano.

baby heaven's in your eyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora