Capítulo 13

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La semana siguiente pasó en un abrir y cerrar de ojos; tuvo dos exámenes y sus papás lo llevaron a un baile de gala. Así que estaba demás decir que la segunda semana del 2019 había sido completamente un caos para él.

Era miércoles y había acordado con Bárbara en ir a su casa esa tarde para comenzar con sus proyecto de economía. Tenían que escoger a alguna compañía exitosa y prácticamente escribir toda su historia en una presentación de PowerPoint. Era algo sencillo, pero a Renato realmente le gustaba ir a casa de su amiga porque sus padres nunca estaban en la casa y no había nadie molestándolos, ni siquiera su hermano menos, Lucas.

Caminó con ella hacia la escuela de Martín para que pudiera hablar con su novio y darle un beso de despedida. Era tierno y asqueroso al mismo tiempo.

Renato se ofreció a esperarla cerca de la parada de colectivos, así no iba a molestarlos por intercambiar saliva en su presencia. El se encontraba mirando a Gabriel, quien estaba recostado contra la pared, fumando con Martín, cuando alguien tiró de su saco.

Era un nene chiquito, vestido con ropa sucia, parecía un vagabundo.

"¿Tiene plata señor?"

"No. Salí de acá." dijo Renato y corrió la mirada de él. Odiaba a los que pedían limosnas.

Observó como el nene cruzó la calle hacia la escuela, directo hacia Gabriel, Martín y Bárbara.

Esto va a estar bueno.

Su boca se abrió de par en par cuando vio al nene extender la mano hacia el rizado, y ver como este rebuscaba en sus bolsillos antes de poner un billete en su mano.

El pequeño niño le sonrió y agradeció, antes de correr lejos con una enorme y brillante sonrisa en su rostro.

Renato clavó su mirada en el suelo hasta que Bárbara volvió, ligeramente avergonzado por haber tratado así al nene.

Ella los llevó hasta su casa en su nuevo auto Porsche Spyder que había recibido en navidad. Todo el mundo en su curso había recibido autos para navidad; tanto Lautaro como Jessica recibieron un Bugatti Veyron y Paula un Maserati. Renato todavía prefería su Lamborghini sobre todos los demás porque, si era honesto, sabía que de hecho era el más costoso de todos.

Cuando llegaron a la casa de su amiga, ella tomó una botella de agua y dos vasos, antes de que subieran las escaleras.

Ya llevaban treinta minutos trabajando en su proyecto cuando sonó el timbre, sobresaltando un poco al castaño.

"¿Esperás a alguien?"

"Martín dijo que capaz venía, así que seguramente sea él. Tenía algunas cosas que hacer antes así que por eso no vino con nosotros."

Renato asintió y esperó a que su amiga bajara a abrirle la puerta a Martín. De verdad le agradaba ese chico porque era ruidoso, alegre y muy divertido.

"¿Me estás engañando con Tato entonces?" preguntó el rubio cuando entraban a la habitación y vio a Renato en el escritorio.

"Sí." dijo Bárbara y el castaño se hubiera defendido si no hubiera visto la sonrisa en el rostro de Martín, lo que significaba que estaban jodiendo.

"¿Podemos pedir pizza?" preguntó Martín minutos después de haberse tirado completamente sobre la cama, Bárbara asintió.

"¿De qué?"

Renato volvió a mirar al chico, que ahora estaba recostado sobre su estómago con el teléfono ya en su oreja.

"Pepperoni, por favor."

baby heaven's in your eyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora