Capitulo 2.

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Llegué a casa y ordené todo lo que estaba fuera de lugar. Acomodé las camas y limpié toda la parte superior de la casa para después concluir con la parte inferior. 

Cambié la falda negra de trabajo por un pants gris cómodo que solo me tapaba hasta media pantorrilla. Coloqué una hoddie gris encima de mi camiseta blanca y recogí mi cabello en un chongo despeinado. Puse un poco de música y comencé a limpiar la cocina al tiempo que cantaba y bailaba. Mi celular comenzó a sonar a lo lejos así que corrí. Cuando contesté me encontré con la voz de mi vecina.

– Hola, Bulma. – dijo la voz de la señora de edad avanzada.

– Hola, Sra. Harper.

– Dime Emily, Bulma. – me pidió.

– ¿Necesita algo, Emily?

– Es bueno que lo preguntes. Llamaba para pedirte que fueras por mí al supermercado. Necesito unas cosas para la cena y Nicholas no me ha dejado las llaves del apartamento. Esperaría hasta que regresase, pero no tendré lista la cena. – me pidió.

– Por supuesto que sí, Emily. ¿Puede darme los productos que necesita?

– Toma nota.

Después de que la señora Harper me dictó todos y cada uno de los ingredientes para su cena supe que era lasaña. Puse unos tenis en mis pies y salí casi disparada de mi casa al auto. Me metí a éste y conduje hasta el supermercado a donde solía hacer mis compras y aproveché para comprarle algunas cosas a Trunks.

– Disculpe... ¿tiene especias? – le pregunté a una chica que estaba vestida con un delantal con las letras "GERENTE" en su gafete, que le colgaba justo al ras del hombro.

– Sí, ¿gusta que le ayude a encontrarlos? – me preguntó con voz amable.

– Por favor. – dije con un suspiro largo y reconfortante al final de la oración.

La chica me encaminó por los pasillos donde se montaban incontable número de frascos acomodados en orden y perfectamente alineados.

– ¿De qué tipo de especias necesita?

– Al parecer azafrán y algo de romero.

La chica asintió con la cabeza y buscó ágilmente los frasquitos con las especias y me ofreció a tomarlas.

– ¿Necesita algo más? – dijo mientras se acomodaba el delantal perfectamente al ras de su rodilla y acomodaba sus manos en su plexo solar mientras me sonreía abiertamente.

– Nada más. Muchas gracias. – le sonreí delicadamente y eché los productos finales de mi compra al carrito que se posaba frente a mí.

Di vuelta para dirigirme a las cajas donde se pagaba y choqué fuerte contra algo que no pude alcanzar a notar muy bien. Mi cuerpo calló al suelo con fuerza mientras mi cabeza retumbaba contra algo duro. No supe si era el suelo o alguna otra cosa. No era reconocible a simple tacto y eso lo hacía más difícil para mis sentidos.

– ¡Demonios! Dime que te encuentras bien, por favor. – dijo la voz varonil de alguien que se acercaba a mi posición y movía sus manos en torno a mi frente. – ¿Puedes escucharme?

– Lo hago perfectamente. – protesté mientras me levantaba del suelo con la ayuda del brazo del hombre que había sido la causa de mi accidente.

– Por favor, discúlpame. Intentaba alcanzar a mi hermano cuando saliste de la nada. – se excusó mientras me levantaba del suelo.

– Eh, tranquilo macho. Todo está bien.

Alcé la mirada y me encontré con un hombre alto, de cuerpo fornido, ojos profundamente azules y un rostro indudablemente perfecto. No puedo negar la belleza que emanaba de sus poros y se reflejaba en esos ojos azul profundo. De repente mis piernas flaquearon y caí en sus brazos fuertes y llenos.

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⏰ Última actualización: May 10, 2019 ⏰

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