|Capitulo 19|

1.6K 110 25
                                    

- ¡MALDICIÓN! - Mis dedos se encerraron en los apoyabrazos de la silla mientras la correa gastada de cuero que me rodeaba las muñecas hacía más presión contra mi piel, dejándome marcas tan rojas como un tomate. Todos los músculos de mis piernas se tensaron en menos de un segundo y la espalda se arqueó involuntariamente mientras sentía un latigazo de fuego y calor que me recorría todo el cuerpo. Jason se detuvo.

- ¿Estás bien? - El zumbido en mis oídos no me permitía escucharlo muy bien y luego me di cuenta de que no se trataba solamente de mis oídos reaccionando ante la electricidad, sino que también era el aparato el que hacía el ruido molesto. Asentí con la cabeza débilmente mientras unas cuantas gotas de transpiración caían desde mi frente hasta mis piernas, recorriendo todo mi rostro. Mi pecho subía y bajaba rápidamente mientras tomaba grandes bocanadas de aire, intentando que mis pulmones consumieran la mayor cantidad de oxígeno que pudieran. 

- Claro que estoy bien... Sólo... Avísame la próxima vez. - Jason puso los ojos en blanco, fastidiado porque lo había hecho preocupar por una estupidez. Se acercó a mí rápidamente. 

- Abre la boca. - Ordenó, y le hice caso luego de unos segundos en donde lo miré despectivamente. Pedir por favor nunca había matado a nadie. Metió entre mis dientes una extraña goma asquerosa que sabía a un globo que había sido masticado por un niño de dos años. Puse cara de asco de inmediato y sonrió. - Voy a subir la potencia, es sólo un protector, por las dudas... - Ambos sabíamos cuáles eran esas dudas. Que me lastimara aún más. Que en vez de retrasar el proceso, simplemente estuviéramos acelerándolo. Que mi cerebro se friera mientras la electricidad recorría mi cuerpo y... muriera. 

Pero nada de eso importaba. Aún recordaba el rostro aterrado de Tris. Aún tenía esa sensación caliente y constante en el pecho que subía y bajaba sin detenerse. Y quería que parara. 

- Jason... - Le advertí rápidamente, a pesar de que su nombre salió un poco distorsionado de mi boca por culpa del protector que llevaba alrededor de mis dientes. Tenía que apurarse si no quería que volviera a perder la noción de tiempo y espacio, y eso podía suceder en cualquier segundo. 

- ¡Ya voy, ya voy! - Repitió enojado. Ya sabía que él tenía muy en claro lo que tenía que hacer, no era la primera vez que esto sucedía, aunque sí era la primera vez que alguien me había visto tener uno de mis ataques en vivo y en directo. Lamentaba demasiado que hubiese sido Tris, porque, por un lado, era la persona que más probabilidades tenía de salir lastimada, al igual que Donnie o Marvin, ya que si hubiera perdido los estribos en frente de alguno de los Hemmings, ellos sabrían cómo controlarme mucho mejor de lo que un humano podría. Pero por otro lado, que Tris hubiese sido la que presenciara mi ataque, era algo positivo, ya que era la única que probablemente hubiese llamado a Jason de verdad en vez de intentar manejar la situación por sus propios medios. Además, sabía que Tris jamás le contaría nada a nadie si yo se lo pedía. - ¿Lista? - Asentí bruscamente, indicándole a Jason que tenía permiso de prender la extraña máquina. En otra ocasión, me había dicho que se sentía como el Doctor Frankenstein dando vida a su monstruo, salvo que en ese momento, estaba intentando matarlo más que intentando hacer que viviera. Mi cerebro se golpeó a sí mismo una cachetada, pensar en otra cosa no hacía que el problema aminorara ni que mejorara, era una mentira que la gente te decía para que te dieras cuenta de que el problema era mucho más grande de lo que creías. 

Escuché el ruido del metal y el zumbido de la máquina en mis oídos antes de sentir el dolor nuevamente. Ésta vez simplemente era peor, más doloroso, más efectivo. 

(...) 

Los dedos de Jason me rodearon la muñeca, buscando la hebilla que me detenía contra la silla para poder librarme de mi agarre. Mi cabeza explotaba del dolor y todo mi cuerpo estaba cubierto en una capa de sudor tan fina y tan fría que hacía que mi ropa se pegara a mi piel, mis ojos apenas podían abrirse para observar mejor a su alrededor, y cuando sí lo hacían, la vista era nublada e inentendible, los músculos de todas las partes de mi cuerpo estaban cansados y tensos, no podía moverme sin que alguno de ellos me provocara dolor por el esfuerzo físico. En cuanto mis muñecas estuvieron liberadas, caí de la silla al frío suelo que me recibió con un gigantesco abrazo. A pesar de los escalofríos que me recorrían desde la nuca hasta el final de la espalda, mi piel estaba tan caliente que hasta creía que podía llegar a tener unos cuantos grados de fiebre. Jason me observó como si estuviera loca mientras reía contra el concreto sucio y lleno de basura. Me quitó el protector de la boca sin un poco de tacto y me tendió la mano, como si intentara que se la diera para que me levantara, pero no había ni una grúa lo suficientemente fuerte como para levantarme del suelo en esas condiciones. Le hice una seña con mis manos mientras me volteaba y me ponía boca arriba, logrando que se alejara. El fuego en mi pecho había desaparecido al fin, y no podía estar más feliz al respecto. 

Luke II; lrh |Adaptacion| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora