|Capitulo 8|

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Tris parecía tener el dedo pegado al timbre, y la boca demasiado llena de ira como para decir algo. Yo, en cambio, estaba demasiado aterrada como para hacer un sólo gesto. A pesar de que escuchamos pasos detrás de la puerta, el dedo de Tris no se despegó del botón ni un sólo segundo, ni siquiera cuando Ashton abrió la puerta con una expresión tan llena de sorpresa, que era obvio que la había practicado. El rostro de Ashton podía demostrar sólo dos sentimientos. Enojo y preocupación. Los demás, solía esconderlos, como hacía con todo. 

- ¿_____? ¿Qué están haciendo aquí? - Tris tuvo que contener las ganas de revolear los ojos, y en cambio, dejó en paz al timbre para tomarse la frente. 

- ¿En serio? ¿Esa es la carta que vas a jugar? - Mi voz no había sonado irritada, simplemente incrédula. Ashton mentía mejor cuando simplemente no hablaba, disimular no era su fuerte. 

- ¿De qué estás hablando? - Su boca había soltado una sonrisa nerviosa que hizo aún más obvio que nos diéramos cuenta que estaba mintiendo. Ashton no era del tipo que sonreía, a pesar de que Tris lograba de vez en cuando hacerlo reír. La única vez que había escuchado que una carcajada saliera de la boca de Ashton, Tris la había provocado, y todos estábamos tan sorprendidos, que Ashton se puso incómodo y tuvo que irse de la casa. No tenía ni idea de qué era lo que había hecho o dicho Tris, pero era verdad que ambos se llevaban muy bien, a pesar de que Tris no quería admitirlo, y que Ashton nunca jamás había hablado de eso. 

- ¿Romper las cañerías del edificio? ¿De verdad? La señora Phillips va a estar tremendamente disgustada por tener que mudarse y encontrar un hogar para sus siete gatos. - Tris aún seguía indignada por la vida de nuestra vecina, la señora Phillips, que odiaba a Tris con cada fibra de su ser, aunque el sentimiento era mutuo. La cabeza de Michael se asomó detrás de la de Ashton y sonrió. 

- La señora Phillips estaba encantada al ver fotos nuevas de su increíble casa en el medio del campo. Dijo que ya no tendría que soportar tus gritos. - Tris juntó las cejas mientras tomaba su muy pesado bolso y lo estampaba contra el pecho de Michael, que prácticamente casi había caído al suelo, y entraba a la casa hecha una furia. 

- No era necesario que hicieras todo esto para que viniera aquí contigo. - Ashton tomó mi pequeña valija y la metió adentro de la casa mientras veíamos cómo Michael hacía malabares con el bolso que Tris le había dado, la valija que estaba junto a sus pies, y la caja que contenía todos los maquillajes de Tris. Si no estuviera tan enojada con él, lo habría ayudado, o mejor, me hubiera reído de él hasta que me doliera el estómago. 

- No sé de qué estás hablando. - La voz de Ashton había sido un leve susurro, otra señal de que estaba mintiendo, pero no tenía caso seguir insistiendo, nunca lo admitiría porque sería un mal ejemplo para su pequeña hermanita. 

Caminé temerosa por el vestíbulo de la casa, siguiendo a Ashton que quería dejar nuestras cosas en la sala de estar. Michael ya se había caído y Tris ya estaba sentada en el sofá admirando con enojo lo hermosa que era la casa de los Hemmings. 

- Podríamos quedarnos en un hotel... - Por mi cabeza seguían surgiendo imágenes del desastre que sería mi vida si vivía en esa misma casa con los Hemmings, pero más que nada con Luke. Quería olvidarme de él, y no era lo mismo ignorarlo en el instituto que ignorarlo en la casa que compartíamos. Iba a ser prácticamente imposible.

- Tonterías. Hablé con Gina y ella está encantada, dice que por fin tendrá a alguien con quien hablar sobre las cortinas de la casa sin que se quede dormido, como Jonathan. - Ashton irradiaba felicidad, a pesar de que la escondía muy bien. Era como si de su cuerpo estuvieran saliendo rayos de color blanco y amarillo, prácticamente era el sol. 

Luke II; lrh |Adaptacion| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora