Capítulo 7 "Un nuevo Amanecer"

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Todos habíamos quedado helados por tan atroz momento, Abigail tenia un gran banquete servido por ella misma y ninguno fue capaz de impedirlo. De hecho, el miedo los había dejado tan desconcertados que no hicieron nada para defenderse ocasionando la muerte de muchos militares, los cuales fueron destrozados de distintas maneras y eso hizo evidente que ya para cuando querían atacarla era demasiado tarde, habían más muertos que vivos y los pocos que quedaron en pie, fueron cayendo uno tras otro, todos sometidos ante la brutalidad de aquella pobre chica.
Después de todo lo sucedido, era obvio que no podía hacer nada para detenerla, además, poco a poco me sentía más mareado y desubicado, debido a la cantidad de sangre que estaba perdiendo y como era de esperarse, me desmayé en cuestión de segundos. Teniendo en cuenta que quizás jamás volvería a ver la luz del día.
De una extraña manera, desperté nuevamente en aquel misterioso bosque y milagrosamente no me encontraba herido, así que podía caminar en busca de una salida; pero en cuanto me di la vuelta vi algo tan escalofriante que terminé en el suelo. Era él, Albert Western, tenía el rostro totalmente ensangrentado y el cuerpo con múltiples mutilaciones. Me miraba fijamente y solo repetía una y otra vez el nombre de su hija, yo me sentía despavorido y quería que todo se terminara de una vez por todas, por lo cual cerré mis ojos con fuerzas esperanzado de que al abrirlos todo hubiera acabado.
Pasaron largos segundos y al abrir mis ojos ya me encontraba en la zona en la que había sido amarrado, estaba rodeado de cadáveres y frente a mí se encontraba ella, mirándome con desesperación mientras masticaba algo que parecía ser el brazo del Coronel Brown. Fue entonces cuando comprendí todas mis visiones y me di cuenta de que la respuesta siempre estuvo frente a mí, así que reuní todas las fuerzas que me quedaban para poder cumplir mi misión.
-Abigail... Western- repetí en varias ocasiones, con coraje y mucho dolor.
Al parecer, dichas palabras estaban surgiendo efecto, Abigail comenzó a llorar lágrimas de sangre, mientras utilizaba sus garras para arrancarse pedazos grandes de su piel. Yo no logré soportar por mucho tiempo y me desvanecí una vez más.
Sentí que había dormido por un muy largo tiempo, incluso llegué a pensar que había muerto; pero no fue así, desperté algo desorientado en una cama de hospital. No tenía ni idea de cómo habia llegado ahí, ni cuanto tiempo había transcurrido y entonces, entró una enfermera a decirme que era un héroe, ya que lo que hice había acabado definitivamente con la vida de Abigail. Eso me hizo sentir muy feliz porque pude ayudar a una pobre e inocente mujer que fue forzada a participar en una locura que se les salió de las manos. También me dijo que ya le habían hecho los exámenes correspondientes a su cadáver y que en un par de horas le iban a dar Santa Sepultura junto a los restos de su Padre.
Pasaron las horas y aunque mi cuerpo no estaba completamente recuperado, con ayuda de unas muletas fui al velorio de Abigail. A pesar de que no la conocía, sentía mucha tristeza por su partida y a su vez sentía felicidad porque ayudé a que encontrara el camino hacia la luz eterna.
Al llegar el anochecer, me dejaron retirarme a mi casa sin problemas y sin cargos legales, al contrario, me otorgaron un arma y me conmemoraron con la National Defense Service Medal (Medalla de Servicio en la Defensa Nacional), lo cual se me hizo una  exageración, ya que solo me encargué de enmendar mi error. Siendo sinceros, mis acciones no se comparaban en lo absoluto con las grandes hazañas que habían realizado otros militares para ese entonces; pero en fin, pude regresar a mi casa a descansar y a contemplar con tranquilidad el amanecer de un nuevo día.

Abigail WesternDonde viven las historias. Descúbrelo ahora