El tiempo seguía corriendo, las bajas cada vez eran mayores y yo moría de curiosidad por saber que había en esa caja que se encontraba debajo de mi cama. Por un momento pensé en arriesgarme y abrirla, pero la verdad es que no queria morir.
La noche llegó, la puerta de mi celda al fin se abrió. Entraron tres guardias y me llevaron a las oficinas principales, escoltado por un par de camiones, repletos de militares. Al llegar, me sentaron frente a un señor mal encarado, el cual colocó un arma frente a mí.
-Pon mucha atención- me dijo mirándome fijamente a los ojos -Irás al subnivel siete y me traeras todo lo que te encuentres sobre Abigail Western.
-No tengo idea dónde está esa zona.
-Tres de mis mejores elementos irán contigo.
Un hombre entró a la oficina, me dejó un contenedor en donde venía todo el equipo necesario para la misión que me acababan de encomendar y sin perder el tiempo, me cambié rápidamente y me dispuse a comenzar mi penitencia.
Los camiones nos llevaron al lugar indicado, entramos con temor. El lugar estaba completamente oscuro, encendimos nuestras linternas y gracias a ellas llegamos al elevador. Una vez adentro, bajamos al subnivel siete y ahí comenzó nuestra desgracia.
Caminando por varios pasillos, cada uno era más frío que el anterior. Sentía escalofríos, cómo si alguien estuviera detrás de nosotros, siguiendo de cerca cada uno de nuestros pasos.
Llegamos a un pequeño almacén, en donde había un gran baúl repleto de cintas, fotografías y documentos acerca del famoso "Proyecto Abigail".
Todo iba mejor de lo que imaginé, hasta que nos dimos cuenta que uno de nosotros no estaba. Había desaparecido dejando un rastro de sangre. Nadie se dio cuenta cuando sucedió, no hubo ruidos, no hubo gritos, no hubo nada. Se esfumó de un momento a otro.
-¡Vámonos de aquí!- grité con desesperación.
-No vamos a movernos de aquí, hasta no encontrar su cuerpo- Replicó uno de los hombres que me acompañaban.
-¡Perfecto! Quédate aquí para que te maten, yo me voy.
Di media vuelta y ahí estaba ella. Parada frente a mí. No parecía humana, tenía grandes y afilados dientes, unos ojos grandes, completamente negros. De esos que con mirarlos te penetran el alma. No tenía pelo y su cabeza era más ovalada de lo normal, su cuerpo era delgado, con largas manos y piernas deformadas. Tenía garras enormes de unos treinta céntimos aproximadamente. Se encontraba parada como si fuera un león mutante, al acecho totalmente; pero aún así su tamaño era descomumal, sin duda alguna superaba los tres metros y quizás tenga un alcance de tres y medio, estando erguida. Su cuerpo se encontraba lleno de sangre y entre sus dientes se asomaba una de las manos de aquel hombre que habíamos perdido.
Estábamos perdidos, no había forma de escapar... Solo nos quedaba cerrar los ojos y esperar nuestro turno para estar dentro de Abigail Western.
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Abigail Western
Mister / ThrillerSetenta años han pasado desde que el proyecto Abigail fracasó. Y es entonces cuando un suceso acontece en el Área 51, dejando libre a una bestia hambrienta y sedienta de Venganza.