Capítulo 9 "De Cacería"

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Pasamos al rededor de tres horas buscando por toda el Área 51 y no había rastros de Abigail. Pareciera como si de nuevo se la hubiera tragado la Tierra. Fue entonces cuando el radio del Coronel Brown soñó, era un mensaje bastante inquietante, debido a que nos informaron que las cámaras de seguridad han captado a un ser extraño entrando en una de las bodegas secretas de la zona Norte. Dicha noticia hizo que Brown comenzará a sudar, mientras sus manos temblaban rápidamente.
-¿Qué hay en esa bodega?- Pregunté temeroso por la respuesta que fuera a recibir.
-Es una pequeña bodega con cinco subniveles secreros- Respondió Brown, tartamudeando.
-Se claro, ¿Qué hay dentro?
-Los desechos de nuestros experimentos fallidos- Brown se puso de pie y me miró con preocupación- Y también se encuentra "El Pozo de la Hecatombe"
Sus palabras me helaron la piel. Según mis conocimientos, un Hecatombe es un suceso trágico en el que se produce una gran destrucción con muchas desgracias humanas y materiales. Lo que significa que ese pozo es algo muy peligroso, tomando en cuenta que se encuentra en el Área 51 y esta no tiene muy buena fama.
Quince minutos después, llegamos a la zona indicada, nos alistamos y entramos a aquella bodega, con la esperanza de que todos salieramos con vida. Al instante, bajamos al primer subnivel, ya que era obvio que Abigail quería llegar al Pozo de la Hecatombe.
Después de caminar un par de metros por un pasillo extenso, nos encontramos con un un monstruo aterrador. Eran unos siameses pegados por la cabeza, ambos tenían la piel totalmente desgarrada y podrida, como si llevaran años de muertos, incluso iban cojeando; No obstante, su velocidad era impresionante, aunque de nada les sirvió eso, porque les disparé en la unión de sus cabeza, dejándolos sin vida en el suelo.
-¿Qué demonios fue eso?- cuestioné desconcertado.
-"Proyecto A-32". Quisimos fusionarlos, pero su cerebro explotó y después terminaron aquí- me respondió con un tono de arrepentimiento.
-¿Cómo demonios resucitaron?
-Es una larga historia - tomó su arma y continuó caminando.
No me encontraba conforme con la respuesta que me dio Brown; pero aún así continúe con la Cacería.
Continuamos bajando sin encontrar nada en el camino y después de varios minutos llegamos al subnivel cinco, en donde nos encontramos con cientos de cadáveres, los cuales rodeaban al Pozo; pero por desgracia, ninguno era el de Abigail.
Los soldados que nos acompañaban, buscaron por toda el Área y no encontraron absolutamente nada. Entonces, uno de ellos se recargó en el pozo, debido a que se encontraba muy cansado. Cuando de repente, Abigail surgió del interior de aquel gran agujero, para arrancarle la cabeza de un mordisco. Ahora media un metro más que antes, su cabeza se había ovalado bastante, sus dientes crecieron de tal manera que parecían cuchillas. Sus brazos al igual que sus pies, eran largos, gruesos y con grandes garras. Podia contorsionarse de tal manera que lograba abarcar un gran espacio, al igual que podía escalar las paredes. Se convirtió en una bestia atroz.
Sin pensarlo, disparé con dirección a su cabeza; pero ella era tan rápida que ninguna de mis balas logró darle, así que optamos por salir corriendo de ese lugar, ahora nos habíamos convertido nuevamente en las presas.
Subimos a la superficie e intentamos cerrar las puertas activando el sistema de seguridad, lamentablemente este no servía; Por consiguiente, tomamos la decisión de esperar a Abigail para dispararle en cuanto la viéramos y así lograramos evitar que esta saliera de la bodega.
-En cuanto aparezca, le disparamos todos a la cabeza- Ordenó el Coronel Brown.
Esperamos pacientemente, mientras escuchábamos un aterrador gruñido acercarse cada vez más y entonces, de entre la penumbra de la bodega emergió una sombra humana. No se trataba de Abigail, sino de su padre, Albert Western, quien se encontraba caminando hacia nosotros. Por fin lo veía fuera de mi cabeza y esta vez, yo no era el único que lo tenía enfrente.
-¡Ya nada puede detenerla!, ¡Pronto ella será la Demonia Favorita del Diablo!- Gritó el señor Western, mientras caminaba más rápido hacía nosotros.
-¡Para esta locura, Western!- respondió el Coronel Brown con mucho coraje.
-Sin Corazón no podrán detenerla.
En aquel momento, Brown comenzó a disparar, llenando de agujeros a Albert Western, quien cayó al suelo mientras reía de una forma bastante diabólica. Por desgracia, eso hizo que Abigail se enfureciera, apareciendo de entre las sombras con toda la intención de acabar con nuestras vidas. Corrió esquivando todas las balas y al llegar a la puerta pasó por encima de nosotros, llevándose a un par de soldados a los cuales estrelló contra el suelo, destrozandoles la cabeza de una manera brutal. Para después darse media vuelta y soltar un tremendo rugido mientras nos miraba con todo el odio que tenía en su interior. En ese momento, corrí mientras le disparaba y al llegar a ella intenté clavarle mi navaja; sin embargo, detuvo mi mano y me dio un cabezazo, haciéndome sangrar la nariz y rompiendome un poco el labio. A pesar de ese acontecimiento, pude soltar mi arma de fuego, para tomar mi cuchillo y enterrarselo en el costado de la cabeza, haciéndola gritar de dolor, mientras la sagre corría por sus monstruosas mejillas. Por lo tanto, no tuvo otra opción más que soltarme y alejarse un poco; aunque solo lo hizo para agarrar fuerza y darme un tremendo golpe que me envió directo contra la pared de la bodega, dejándome clavado en ella.
Recuerdo que después de ese suceso todo se puso borroso, por más que abría y cerraba los ojos, no podía ver con claridad y para empeorar las cosas, solo alcanzaba a escuchar a lo lejos los gritos de Brown y los gruñidos de Abigail.
Estuve de esa manera muy poco tiempo, ya que en un instante un cuerpo chocó contra mí, transportandome a un lugar muy extraño. Parecía un laboratorio subterráneo, de esos que tenía el Área 51 hace muchos años atrás. Lo único seguro que tenía en ese instante, era que no me encontraba en la misma realidad, ya que ahora tenía un uniforme militar y estaba completamente recuperado; por lo cual decidí explorar la zona, caminando hacía un pequeño rincón oscuro, en donde se encontraba la salida.
-Disculpe, ¿Quién es usted?- Me dijo una voz calida que provenía de atrás de mí.
-Mi nombre es John Parker- Respondí mientras me daba la vuelta.
Tan pronto como vi a esa mujer, me quedé petrificado. Era ella definitivamente, no creía posible que en ninguna realidad me podría liberar de... Abigail Western.

Abigail WesternDonde viven las historias. Descúbrelo ahora