Capítulo 12 "Culminación Fugaz"

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Justo cuando todo estaba tomando rumbo a un final feliz, llegaron cientos de militares de forma aérea y terrestre, haciendo que ella retrocediera, al mismo tiempo que perdíamos su confianza. Todo estaba perdido y empeoró en cuanto los helicopteros comenzaron a disparar sin importarles que estuviéramos ahí, lo único que pudimos hacer fue activar nuestros escudos y reunirnos para cubrirnos lo mejor posible. Recuerdo con tristeza aquel momento en el que Abigail corría a lo lejos, esquivando todos los ataques de esos miserables que intentaban cazarla y no con el propósito de acabar con su vida; más bien, querían obtener su cuerpo para usarlo en sus nuevos experimentos, porque estoy seguro de que nada de esto les dejó una lección. Lo único que siempre les ha interesado es apoderarse del mundo y lo peor es que estoy seguro de que Abigail, terminó creyendo que todo había sido una trampa de parte nuestra.
Los disparos cesaron después de un par de minutos, abriéndole paso a una camioneta blindada de color negro, la cual se detuvo justo delante de nosotros y de ella bajaron cuatro guardias de seguridad para detenernos y llevarnos a la oficina principal del Área 51, en donde nos estaba esperando nada más y nada menos que el Presidente.
Aquella oficina habia sido equipada con diferentes objetos y máquinas de tortura, en medio de la habitación se encontraba una mesa bastante grande con varias sillas al rededor, las suficientes para cada uno de nosotros.
En cuanto llegamos, nos obligaron a sentarnos para escuchar con atención el castigo que tendríamos por nuestros actos.
-Robaron tecnología robada, para salvar a una bestia que no debería seguir existiendo- Manifestó el presidente con un tono de ira.
-Ella no es una bestia, en todo caso, ustedes lo son- Respondí inaudiblemente.
Un hombre se acercó a mí y sin pensarlo comenzó a golpearme en las costillas.
-Nunca podrán llegar a ella y menos sin nuestra ayuda- expresó Brown.
-Odio admitirlo, pero tienes razón- protestó el señor presidente, mientras caminaba hacia la puerta- si la asesinan serán perdonados.
Los guardias nos desataron y nos regresaron nuestro armamento. Ahora eramos parte del equipo principal de cacería y eso me hacía sentir como una gran basura, no quería lastimarla, ella no tenía la culpa de absolutamente nada. Estaba harto de que todo fuera regido por ellos.
Transcurrieron al rededor de veinte minutos de encierro, cuando por fin nos llegó la orden de salir y fue entonces cuando Brown, se me acercó un poco temeroso por la actitud que yo fuera a tomar.
-Tranquilo, ahora que estamos libres podemos salir a rescatarla.
Sus breves palabras me llenaron de tranquilidad y la verdad, fue muy reconfortante saber que no estaba solo y que después de todos los problemas, Brown se había convertido en un gran amigo para mí y me estaba demostrando su fidelidad y compromiso, a pesar de que eso significaba perderlo todo.
Nos reunimos con el resto del equipo, nos dirigimos a la salida y al igual que la última vez, me transporté a otro lugar en cuanto salí de la base. Ahora me encontraba en una especie de embarcación a muy temprana hora, yo creo que eran como las siete u ocho de la mañana, todo estaba muy tranquilo; no obstante, eso cambió de un momento a otro, debido a que la embarcación fue atacada de la nada, terminando en una ola gigantesca de llamas infernales. Estaba rodeado de cadáveres completamente calcinados, era una escena muy espeluznante y todo se agravó cuando a lo lejos vi a Abigail y a Albert Western, llorandole a una mujer que ya se encontraba sin vida.
Analicé la situación y después de unos minutos comprendí lo que estaba pasando, tal parece que la madre de Abigail, murió en el ataque al Puerto de Pearl Harbor, en las islas Hawai en 1941 y esa era la razón por la cual, Albert Western se obsesionó tanto con realizar y perfeccionar el Proyecto Abigail, ya que con dicho experimento podría vengar la muerte de su esposa y no existía nadie mejor que su hija para realizar esa tarea. Claro que nada de eso contaba como justificación para haber hecho lo que hizo con Abigail.
Después de haber presenciado tal suceso, regresé a la actualidad y me encontraba en medio de una batalla, justo a las orillas de un pequeño precipicio. Muchos disparaban, otros corrían a atacar directamente; pero al final, todos caían ante el poder de Abigail. Así que tomé la decisión de acabar con todo de una vez por todas, tiré mis armas y sin pensarlo caminé hacia ella, en medio de todo el caos.
No sé si fue por órdenes del presidente o simplemente por humanidad, pero todos dejaron de disparar en cuanto me vieron e incluso Abigail dejó de atacarlos y se aproximó a mí. En el momento en que estuvimos cara a cara, extendí mi mano y agaché mi cabeza como símbolo de rendición.
-Perdoname, has sufrido bastante. Iniciando por la muerte de tu madre, la cual te dejó a merced de la ira de tu padre- No pude evitar llorar desconsoladamente- ahora todos te tratan como una bestia, como si no tuvieras sentimientos... yo solo quiero salvarte, Abi.
Estoy seguro de que nuestra conexión estaba creciendo, nos tomamos de la mano y nos miramos tiernamente. Y entonces alguien le disparó en el hombro, haciéndola enojar tanto que me atacó sin dudarlo, me hizo una herida profunda que iniciaba en el estomago y terminaba en el pecho. En ese instante me puse a pensar tantas cosas, todo este tiempo me enfoqué en Abigail y me olvidé completamente de mí. Yo también sufrí en gran parte de mi vida, mi madre nos abandonó cuando tenía tres años y a partir de ese momento mi padre se volvió un monstruo, me regañaba y me golpeaba por cualquier motivo. Incluso me dejaba varios días encerrado en mi habitación, sin comida, sin bebida y sin poder ver la luz del día, ya que mi cuarto no tenía ventanas o alguna entrada de luz. Vivía con un inmenso deseo de ser mayor, para poder largarme de ese infierno que tenía como casa, lamentablemente nada fue como lo esperaba. En cuanto crecí todo fue de mal en peor, mis compañeros y vecinos me hacían burlas, me golpeaban, me hacían maldades e incluso me decían que nunca llegaría a ser nada en la vida. Y así comprendí el motivo por el cual me escogió a mí, ella y yo teníamos tanto en común, sufrimos de maneras diferentes; pero al final de cuentas, ambos fuimos rechazados y tratados como seres inservibles, sin importarles el dolor y los traumas que nos provocaban continuamente.
Al caer al suelo, solo pude escuchar los gritos de Brown, quien se encontraba derribando a Abigail, llevandosela al vacío. Lo que nunca imaginé es que llevaba consigo una de nuestras granadas, explotando masivamente con ella.
Desperté después de unos minutos en la oficina principal, mis heridas se estaban infectando, pero a nadie le importó. Solo me tenían ahí para obtener respuestas.
-¿Qué fue eso?- cuestionó el señor presidente.
-Le llamamos... "Granada de Agujero negro" porque... Porque ni siquiera la luz... podría escapar de ella- respondí con mucho esfuerzo- no encontrarán sus cuerpos, porque ya no... Ya no queda nada, ni siquiera... sus almas.
Me sentía súper triste, completamente destrozado por dentro, tanto Abigail como Brown, dejaron de existir en este mundo. Ambos sucumbieron ante el poder inmenso de aquella granada híbrida. Su luctuoso sacrificio me hacia pensar que el desenlace de mi historia estaba a punto de escribirse y que indudablemente no sería un final feliz.
Pasaron dos meses desde aquel melancólico suceso y mis heridas estaban curadas en un sesenta o setenta por ciento, lo suficiente como para ser procesado y ser llevado ante la presencia del señor presidente, quien me dijo que mis delitos eran tan grandes que merecía una cadena perpetua especial. Me condenaron a pasar toda mi vida en un calabozo, en donde sería olvidado por el mundo, aunque en realidad nadie sabría nunca de mi existencia, a todos se les haría creer que el motivo de tantos disparos y vehículos aéreos, eran a causa de una prueba de calidad para mejorar el arsenal del gobierno. 
Recuerdo perfectamente la sonrisa burlona que tenia el presidente, debido a que estaba seguro de que la victoria era suya, porque no logramos rescatar a Abigail; sin embargo, lo que no se esperaba es que esa misma sonrisa sería borrada de una manera tan confortable que me causaría regocijo. A la habitación entró un militar quien se encontraba muy asustado, tanto que hasta las piernas le temblaban y no paraba de sudar. Él nos dio una noticia que sin duda cambiaría el destino de todo el planeta. Al parecer, después de la explosión toda una zona quedó desconectada y sin la posibilidad de mantener sus puertas cerradas; Aunque los más nocivo estaba por venir.
-Encontramos al guardia completamente descuartizado- el militar se quitó el casco y lo dejó sobre la mesa- pareciera como si alguien se lo hubiera devorado antes de escapar, porque también encontramos marcas de enormes garras en la entrada y en camino a la ciudad.
Ahora quien tenía una gran sonrisa en sus rostro era yo, mi felicidad era tan inconmensurable que no cabía en mi cuerpo, después de tantas tragedias, de tanto sufrimiento y llanto, por fin se nos haría justicia. No solo seríamos nosotros sino también el mundo entero, quien dentro de poco tiempo se enfrentaría al terror encarnado, a un ser con un deseos de venganza que no pararía hasta conseguir la extinción de la raza humana. Estábamos cerca de presenciar el inicio de la era definitiva de... Abigail Western.

Abigail WesternDonde viven las historias. Descúbrelo ahora