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Maratón 2/2

Lo sé, pero fue muy preocupante. Por un momento pensé que moriría. —la madre de Jungkook miraba a través del cristal que separaba el interior de la habitación del pasillo al cuerpo de su hijo.

Bueno, es un alivio que se encuentre bien. —la familia Jeon dirigió su mirada al propietario de aquellas palabras, el padre de Yon. No soportaban siquiera el recordar el nombre de la chica.

Lo es, ahora falta que despierte para ver qué sucedió. La habitación estaba hecha un desastre cuándo llegamos. —el sr. Jeon se dedicaba a mirar discretamente las manos entrelazadas de Yonhye y Gun-yu, los padres de Yon.

Sí, la vimos, también nos preocupó aquello. —apuntilló Gun-yu—. Pero ahora, si nos disculpan, debemos ir a ver a nuestra hija, ¿nos podrían llamar con cualquier novedad?

Claro, no hay problema. —la familia de Jungkook mostró una sonrisa igual de falsa que el amor de su matrimonio, bueno, no tanto así.

Entonces Yonhye y Gun-yu se retiraron del lugar con una reverencia y tomaron camino a la habitación de su hija aún sin soltar sus manos. Min-ki no dejaba de apretar fuertemente la mano de su esposa enojado por la escena.

Guarda tus celos para otro momento, Min-ki, no seas tan descarado de demostrar el amor por tu amante en frente de tu esposa. —dijo sonriente Hang-mi pasando por su lado para abrir la puerta de la alcoba de Jungkook.

Por otro lado, Yon se encontraba en la misma habitación del chico escuchando la conversación de los padres del mismo y sintió un gran sin sabor al escucharlos hablar con tanta tranquilidad. ¿Con qué clase de personas estuvo tratando? ¿cómo pudo pensar que eran buenos? Y lo peor de todo.

¿Cómo su madre pudo hacerle tan vil cosa a su padre?

Cuándo vio la puerta del lugar ser abierta miró a la persona que acababa de entrar para rápidamente hacer sus manos puño, sus nudillos tomaron un color blanquecino y la sangre subió a sus mejillas y orejas, se encontraba roja por la impotencia que sentía. De repente, la idea de pasar unas vacaciones con la familia de su novio ya no le resultaba tan agradable.

A paso lento la señora de treinta y ocho años se dirigió a la cama de su hijo con una sonrisa tan cínica cómo ella bajo la mirada de repulsión de la castaña que se contenía por no soltar mil maldiciones contra su persona. Ella acarició la suave piel que parecía ser de seda de Jungkook mientras que con un tono musical repetía la palabra "Jungkookie"

Fue entonces cuándo todo sucedió.

En un rápido movimiento Hang-mi sacó una navaja de su bolsa y sin pensarlo dos veces se dirigió al lugar dónde Yon se encontraba mirándola con repudio tomándola desprevenida.

Idiota, ¿creíste que no podía verte? —una sonrisa se asomó en el rostro de la pelinegra logrando que la menor se erizara por completo.

¿Pero qué mierda? —Yon luchaba con la mamá de Jungkook, debía admitirlo, la señora tenía fuerza.

Soltó una risita. Eres tan ingenua que me haces gracia. —se mofó la de cabellos negros en la cara de la chica.

Sin embargo, Yon aún no entendía cómo ella podía verla también.

¿Esto es una revelación? —la castaña sostenía el brazo derecho de Hang-mi mientras esta, la intentaba asfixiar con el zurdo.

Quizás. —una sonrisa socarrona adornaba su rostro—. O tal vez... —se acercó a mi oído y en un susurro dijo:— Un aviso de muerte.

Un escalofrío sacudió el frío cuerpo de la chica y cuándo una voz interrumpió el acto, la mujer de cabellos negros inmediatamente guardó el arma y cambiando su sonrisa psicópata por una simpática corrigió su postura.

Mamá, ¿qué rayos estás haciendo? —inquirió Jungkook con voz adormilada mientras la observaba con el celo fruncido.

Cariño, ¿cómo estás? ¿te sientes bien? ¿llamo al doctor? —atacó Hang-mi con miles de preguntas a su hijo sonando preocupada.

Tsk, es un lobo disfrazado de oveja. Pensó Yon.

Finalmente Yon se fue de la habitación dispuesta a contarle todo a Taehyung, Hoseok y Jimin aún sin pensar en las consecuencias que aquello les traería.

¡Chicos! —la chica alzó la voz cuándo avistó al grupo en una esquina al final de la minicafetería. Ellos al escuchar la voz peculiar de la castaña se voltearon a observarla

Yon, ¿qué sucede? —preguntó Hoseok cuándo la de 1.67 llegó a la mesa del grupo. Puso las manos en sus rodillas intentando recuperar aire.

Necesito que sepan algo importante, tiene que ver con Jungkook. —tomó aire para decir lo siguiente—. Sus padres no son inocentes.

¿A qué te refieres con ello? —esta vez fue Tae quién hizo la pregunta acompañado de su ceño fruncido, no estaba entendiendo mucho.

Su madre intentó hacerme daño. —soltó con los ojos cerrados dejando a los chicos con la boca abierta y los ojos bien abiertos.

¿Estás bien? —habló Jimin con el ceño levemente fruncido luego de un largo minuto de silencio en el que todos trataban de asimilar aquello.

Sí, pero aún no logro comprender. Algunos me ven y otros no, además no entiendo cómo me haría daño si soy un alma, se supone que me atravesaría, ¿no? —Yon enarcó una ceja confundida, buscando respuestas.

Puede que te atraviese en esta forma, pero tal vez le haga daño a tu cuerpo. —opinó Taehyung ganándose las miradas inquisitivas de los presentes.

¿Qué quieres decir? —a la castaña le asustó el simple hecho de pensar que algo le podría ocurrir a su cuerpo. Un escalofrío recorrió su espina dorsal.

Qué lo que no sufres tú, tu cuerpo lo hará. Es el que pagará las consecuencias. —explicó dejando a todos atónitos.

Lo que Tae decía podía sonar alocado, pero en realidad es la solución más lógica al comportamiento de la señora Jeon.

Ahora más que nunca Yon estaba segura de que los padres de Jungkook no eran lo que aparentaban ser. Ella sabía que Hang-mi principalmente tenía algo guardado relacionado con las personas que la podían ver o incluso con su accidente.

Y lo cierto es que, la señora Jeon lo sabía todo.

Stay » Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora