d i e z

72 10 1
                                    


Hang-mi, tiene visitas. —habló la oficial encargada de vigilar el pasillo dónde se encontraba la celda de la señora Jeon.

¿A mí? ¿quién? —preguntó sentándose en la cama del lugar, para luego levantarse y dirigirse a la oficial que le colocó las esposas.

¿Tengo cara de saberlo? —inquirió de forma grosera a lo que Hang-mi rodó los ojos irritada por la actitud dela pelinegra.

Cuando llegaron a la sala de visitas la señora Jeon esperó a que los oficiales le quitaran las esposas y abrieran la puerta para poder entrar. Al hacerlo, lentamente fue levantando la mirada para encontrarse con ese par de ojos cafés que ella en ese momento encontró apagados, sus ojeras eran notables y la mirada de odio que le entregaba no podía hacerla sentir mejor.

Jungkook. —pronunció el nombre de su hijo con total cinismo y se acercó para abrazarlo, sin embargo, este sólo la alejó.

Qué venga a visitarte no significa que es porque quiera verte, así que no hagas eso. —Hang-mi soltó una risita al escuchar el comentario, el odio que recibía de su hijo no podía alegrarla más.

Hang-mi estaba loca y ella lo sabía.

Ay mi Jungkookie. —dijo sentándose frente al nombrado sonriendo-. Debes comprender que todo lo hice por tu bien.

¿Por mi bien? —repitió algo enojado— la mataste, Hang-mi, mataste al amor de mi vida. —aquellas palabras pudieran ablandar el corazón de cualquiera y más si entendía su dolor, sin embargo, no a ella.

Porque en definitiva, más que una celda, Hang-mi necesitaba un psiquiatra.

Lo hice porque ella no te convenía. —se tornó seria—. La ibas a extrañar todo el tiempo, le ibas a llevar flores y descuidarías tus estudios, ¿sabes cómo yo quedaría...?

¿Crees que me importa como quedarías? —la interrumpió empezando a ponerse nervioso— lo único que quieres es que estudie para tener de que presumir con tus "amigas" ¿y sabes qué? ya no lo podrás hacer. Porque no tendrás noticia alguna sobre mí, no podrás ni siquiera presumirme a tus amigas encarceladas, después de todo, si no te quisieron cuando eras adinerada, ¿por qué ahora que no tienes nada? —escupió con odio.

¿Así es como me pagas? ¿así es como me pagas todo lo que hice por ti? ¿de esta forma tan inhumana? yo no te crié así, Jungkook.

¿Y qué hiciste por mí? —cuestionó entornando los ojos— sólo querías que trabajara arduamente para ser el mejor y no quedarte sin tema de conversación, no seas ridícula.

Te quité a Yon del camino, te hice un favor...

¡Ni se te ocurra nombrar a mi novia! —se levantó furioso de la silla, azontándola contra el suelo— ¡Jamás en tu vida vuelvas a mencionarla y tampoco digas que me hiciste un favor! ¡Me heriste y eso no lo hace una verdadera madre! —aunque sus palabras tenían la intención de ofender, Jungkook no pudo evitar que sus ojos se cristalizaran y sintió impotencia cuando Hang-mi no hizo más que soltar una risotada.

A ella le causaba gracia el dolor de su hijo.

Si por mí fuera olvidara hasta su rostro pero lastimosamente tengo un hijo nenaza que no hace más que lamentarse por su muerte y aborrecerme como si fuera el mismísimo Satanás. —habló observando sus uñas con desinterés.

¿Y no lo eres? eres una desquiciada, estás loca. —a paso rápido, el castaño se dirigió a la puerta de la habitación pero las palabras de ella lo detuvieron.

Ella merecía morir, no me arrepiento de nada.

El chico hizo sus manos puño más no objetó nada.

Puerta. —entonces finalmente salió de aquella habitación dejando a Hang-mi sola.

Jungkook recorrió los pasillos de la cárcel haciendo sonar la suela de sus zapatos, sus pasos eran firmes y fuertes debido al gran enojo que estaba sintiendo en aquellos momentos. Ahora sabía quién era verdaderamente la persona que se hacía llamar su madre, sabía que aquellas muestras de afecto con Yon eran totalmente falsas y que Jeon Hang-mi era la persona más rencorosa y psicópata que podía haber conocido en su vida.

Salió de aquel lugar tomándose un respiro, uno que realmente necesitaba. Estaba demasiado agotado.

Se quedó de pie en la acera, mirando a la nada y pensando en todo.

|*****|

No pensé que me vinieras a visitar luego de todo lo que sucedió. —dijo sentándose en la silla frente al castaño.

Cuéntame que sucedió. —sin mediar siquiera un saludo, fue directamente al tema del porque de su visita.

Soltó un suspiro y cuidadosamente preguntó. ¿Te refieres a la muerte... de Yon? —Jungkook cerró los ojos por un momento y volvió a sentir aquella molesta punzada en el pecho, esa que le venía molestando desde que se enteró de la trágica noticia.

Simplemente asintió.

¿Seguro que lo quieres escuchar tod...?

Sólo dilo. —su hijo abrió sus ojos y le miró fijamente, esperando expectante la respuesta de Min-ki.

Todo empezó cuándo llegaste a casa y anunciaste que tenías novia, en ese momento recuerdo que tu madre se puso histérica, sin embargo, fingió estar emocionada delante de ti. Cuando conoció a Yon ella estuvo a punto de arrancarle los cabellos, pero estabas ahí y nuevamente actuó amablemente. Nunca le agradó Yon, por el simple hecho de haber robado toda tu atención, ella aún creía que eras un niño, quería creer que siempre serías de ella.

Hizo una pausa y Jungkook aprovechó para preguntar.

¿Y tú que opinabas de Yon y mi relación con ella?

Ella era agradable y tú parecías ser muy feliz con su compañía, así que no tuve ningún problema en aceptarla y aceptar que tú ya estabas creciendo. Después de todo en algún momento pasaría...

¿Pero? —le pidió continuar.

Conocí a Yonhye y no pude evitarla verla cómo mujer, era tan linda y pura que de pronto ya no podía dejar de observarla y supe que yo no la veía como esa calse de familia. Fue entonces cuando le dije a tu madre y ella pensó que habrían más motivos para separarlos a ustedes, y me quiso vincular a su plan.

Y lo logró.

Lo logró, —afirmó— pero cuando el accidente sucedió, el padre de Yon necesitaba trabajar también para pagar la cuenta en el hospital y Yonhye venía sola algunas ocasiones, me aproveché de eso para sustituir a Gun-yu. —soltó una risita amarga de repente—. Aún así no logré que se sintiera siquiera atraída por mí, menos sabiendo que fui cómplice del asesinato de su hija.

Sé que no te odia, Yonhye no es capaz de odiar a nadie... pero quizás nunca te perdone, era su única hija.

Me arrepiento de encubrir a tu madre, pero al menos lo confesé todo. No me hace sentir mejor, más me hace pensar que no sigo mintiendo.

Hiciste lo correcto en hablar y decir la verdad. —Jungkook se levantó del asiento—. Nos volveremos a ver.

Se dio la vuelta y finalmente se fue, sintiendo su consciencia tranquila y su corazón vacío.

Sabía que sería así por mucho tiempo ahora que ella no estaba.

Stay » Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora