|Cap ₁₀|Cʜɪᴄᴀ ᴅᴇ ʟᴏs ᴅɪʙᴜᴊᴏs.

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La voz de mamá era lo que retumbaba en mi cabeza, así como un eco sin fin. De seguro me habré quedado dormido.

Abrí medianamente los ojos, sentía todo mi cuerpo cansado.

La que pensaba que era mi habitación, no lo era. Esta era blanca, en realidad, todo lo conteniente de esta misma era blanco. Mi madre yacía sentada a un lado de la cama, la observé extrañado, como preguntándole; ¿Qué hago aquí mamá?

—¿Cómo te sientes? —Pasó su delicada mano por todo mi rostro, acariciando a su bebé.

Yo.

—M-me siento... Me siento bien... ¿Qué hago a... —Me interrumpió antes de que terminara la palabra.

—Tuviste un resfriado, estaba preocupada por ti. Te traje a este lugar para que estés mas cómodo que en casa... —Me dedicó una sonrisa, seguía acariciando mi rostro, como si fuera la cosa más hermosa que haya visto en la vida.

No lo comprendía, mamá era cirujana, y además de dedicarse a eso, sabe muy bien qué hacer cuando me he enfermado, por lo que jamás he ido a una clínica.

Mi casa es como un hospital, mi madre es muy inteligente y siempre se preocupa por mí, pero no quería preguntar más al respecto, por lo que contesté;

—Okey.

—¿Sabes que te amo, verdad?

—Lo sé, mamá. Siempre me lo dices. —Esbocé una sonrisa.

—Eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Bebé, eres mi más grande tesoro. —Se le escapa una lágrima.

No entendía por qué lloraba, no había razón, me sentía de lo mejor.

—Mamá, ¿por qué lloras? Estoy bien. —Acerqué mi mano a su rostro y limpié esa rebelde lágrima que se le había escapado.

—Lo sé, lo sé... —Se levanta de la cama. -—¿Nos vamos?

Asentí con la cabeza, junto a una sonrisa. Lo raro era no saber ni la fecha ni hora de este día, en este momento. Tampoco sabía cómo había llegado a este lugar, cuando mi último recuerdo fue... Espera... No lo recuerdo.




•••




Mamá me había comprado ropa nueva. El doctor que me había atendido fue amable.

Salí de mi habitación junto a mi madre. Observaba las paredes del largo pasillo, era todo muy normal. Las personas caminaban por los pasillos, habían de toda clase de edades ahí dentro.

Una imagen me había sorprendió de inmediato, era horrible. Dos enfermeros traían a arrastras por el suelo a una anciana, la cual gritaba como si le estuvieran amputando alguna parte de su frágil cuerpo. Pasaron por nuestro lado, volteé a mirarla. No comprendía cómo podía pasar esta clase de cosas en una clínica.

Iba a dejarla de observar, voltearme e intentar parecer como que nada había visto, hasta que la anciana grita nuevamente.

—¡Muchacho! ¡No le creas a éstas personas! ¡Borran nuestros recuerdos mas hermosos! —De sus ojos empezaron a caer lágrimas desesperadas.

La situación me parecía de lo más extraña, e ilógica. Era ilegal que en una refinada clínica traten así a una persona, no es como si se tratase de un manicomio.

—Vámonos, hijo. —Mamá me tomó del brazo para entrar al ascensor e irnos de una vez de aquí.

Al llegar al primer piso, pude detener mi paso al salir del elevador. Por todas partes habían carteles y folletos pegados en las blancuchas paredes del lugar. Éstas decían...

Juegos Mentales | KTH [+18][✔] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora