|Cap ₂|¿Qᴜɪᴇʀᴇs ϙᴜᴇ ᴛᴇ ғᴏʟʟᴇ﹖

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Había tocado el timbre. El final del día se había hecho presente. Dejé mis libros de Historia y Geografía en su respectivo lugar. Mi casillero.

Colgué mi mochila en mi espalda y caminé a la salida. Escuché unos silbidos detrás de mí, era el grupito de chicas que siempre me elogia, pero como yo suelo llamarles; Las tres perritas.

En realidad son unas perras. Una de ellas el año pasado me había tocado físicamente. Se acercó a mí y descaradamente agarró con fuerza mi paquete. Pensé en arrancarle todos los cabellos de su cráneo, pero no, no puedo simplemente hacer eso. En ese momento nada mas había pensado en ___, en que ella es la única autoritaria teniente de derecho a tocarme. Aunque sus dedos no han rosado ni un poco de mi piel, aún sigo esperando ese momento.

Cuánto ansío ese glorioso momento, bebé.

—¡Ahhhh! ¡Tae Hyung, más... más! —Gritaron las tres al unísono.

Ignorando los repugnantes chillidos de esas mujeres, para no decir algo menos inapropiado, salí de los pasillos de la preparatoria.

Los únicos gemidos que he esperado escuchar durante dos años son los de mi chica.

Fui al estacionamiento, donde se encontraba aparcado mi Subaru BRZ año 2019, color negro. Lo bueno de venir de una familia con dinero, son los lujos, no es que me importen mucho, pero vaya que es agradable tener uno de estos autos.

Ya me he fantasiado demasiadas posiciones sexuales en esta belleza de auto.

El semáforo había cambiado a rojo. Las personas pasaban por el paso de cebra, una de ellas captó mi más y absoluta atención.

Mi vida.

Caminabas con apuro, como si tuvieras que llegar a un lugar especifico, como si te urgiera ir al baño. Por otro lado está tu padre, ese bueno para nada que lo único que hace es beber, esperar a que llegues y lo atiendas.

Tienes que presenciar una nueva puta en la cama de tu padre cada noche, cuando pasas por el pasillo de tu casa, puedes observar claramente cómo tu propio padre tiene el descaro de comerse una nueva mujer cada día. Piensas en tu madre, desde que te dejó en ese infierno de hogar, junto a una de las personas que más odias, aunque no recuerdes su rostro, extrañas a una figura materna aunque nunca la hayas sentido.

Eras nada más un bebé cuando tu madre de dejó en manos de ese abusador y violento hombre. Tu madre fue una puta por haberte hecho eso, y sé que lo piensas día a día al ser una chica servicial ante tu padre.

Si, lo todo.

El color verde se había presenciado en mi vista. Aún perdido en mis pensamientos empecé a escuchar ruidosas bocinas sin control. Arranqué.

Alcancé a verte caminar por la vereda. Te veías agotada.

Este no fue tu día, mi amor. Si quieres te puedo hacer cariñitos, luego llegaremos a algo más...

Estacioné mi carro a un lado del camino, abrí mi ventana. Justo ahí venías.

—Cuidado. Puedes lastimar tus hermosos pies al caminar de tal apresurada forma.

Juegos Mentales | KTH [+18][✔] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora