|Cap ₅|Yᴏ ᴛᴇ ᴄᴜɪᴅᴀʀᴇ́.

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El sentimiento incomparable que sentía por ella no cesaba.

Tenerla entre mis brazos era lo que quería. Al menos como la vez pasada, cuando se aferró a mi cuerpo. Parecía nada más una pequeña niña en busca de refugio.

No comprendí por qué me había abrazado, pero lo único que tenía claro, es que sentí de todo en mi estomago. No eran mariposas, eran malditos dinosaurios que corrían sin control alguno por debajo de mi morena piel.

Luego de ese acto, ella nada más se alejó de mi cuerpo, abrió la manija de la puerta y nos fuimos, con fines de llegar a la dichosa y ordenada oficina de nuestra máxima autoridad, al menos dentro del establecimiento.

Su rostro fue neutral al saber que nos habían suspendido por tres días. Ese día fue un martes, por lo que no asistiríamos en todo el resto de la semana. Hasta que llegara el próximo lunes.

Ella había replicado que no le parecía justo una suspensión por casi besarnos, porque la verdad nunca hubo una intención de beso por parte de ella, pero claramente esa acción si había tenido un gran debate en mi cabeza.

El director no le creyó, nada más dijo que besarnos en frente de todos nuestros compañeros es una inmensa falta de respeto, aún más cuando estábamos en clases y con nuestro profesor presente.

En fin, la cosa es que nos suspendieron a ambos. Nos entregaron a cada uno un papel de suspensión, el cual decía la causa de la acción.

Si ese viejo cree que le entregaría ese papel a mi mamá, está completamente loco.

Jamás se lo haría saber, ella tiene la errónea idea sobre mi orientación sexual. Cree que soy gay.

Sí, así estoy mejor.

En la enseñanza básica tenía un muy buen amigo, era como un hermano para mi persona. Hacíamos todo juntos, no recuerdo algo que no lo hiciéramos. Él me enseñaba a bailar, creábamos coreografías juntos. Aveces jugábamos a ser artistas, él conformaba el rap y yo el lado vocal.

Jung Hoseok, mi ex mejor amigo.

Bueno, dejó de ser mi amigo cuando me cambié de Busán a Seúl.

Jung Hoseok fue adoptado a los tres años de vida. Era el chico mas feliz de la tierra, no importaba qué pasara, él siempre sonreía.

Algo interrumpió mi narración dentro de mis propios pensamientos.

Mamá.

—¿No piensas levantar tu trasero? —se encontraba recostada en el marco de la puerta.

—Me... siento... mal. —hablé como si me costará hasta el habla.

—Ya veo —, entró a mi habitación sin pedir permiso.

—Hey, no puedes entrar así por así nada más —, reclame desde mi cama.

Estaba acurrucado entre las gruesas sabanas. Hacía frío, el invierno ya había llegado a Corea del Sur, haciéndose notar como mejor lo sabía hacer.

—Soy tu madre. —tomó un pequeño canasto de un lado de mi habitación.

Se agachó para recoger unos pares de calcetines, los dejó en la cesta.

—Deja mis cosas... —hablé con una voz grave, ronca por las horas de la mañana, pues recién había despertado.

—Toma una ducha. Ve al instituto. —seguía recogiendo mis cosas del suelo.

Juegos Mentales | KTH [+18][✔] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora