Zafiro azul

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Actualidad…

A donde me llevan ahora, pensó Katerina. No sabía a dónde la iban a llevar, ni que era lo que esperaban de ella. Sus ropas estaban sucias y su cara tenía una leve capa de tierra, que hacía que su piel se vuelva un poco más oscura.

Cruzaron unas puertas que le triplicaban el tamaño a uno de sus escoltas. Dentro de la sala, había una larga alfombra bordo sobre un piso de mármol blanco. Las paredes decoradas, con seis ventanales con vidrios de colores variados a cada lado. Al final se encontraba el trono del rey, con su debido ocupante sentado. A su lado, en un trono un poco más pequeño, se encontraba la reina. Al otro costaba, sobre el trono más chico de esa sala, se encontraba una adolecente.

Los tres la miraban, pero de distinta manera. El rey la miraba fijamente, como si no creyese lo que hay frente a sus ojos. La reina la miraba con un toque de melancolía en la mirada. La joven, que parecía ser la princesa, la miraba con desdén y desprecio.

La primera en tomar la palabra fue la niña:

- ¿Qué hace esta harapienta esclava en nuestro salón? – preguntó con sumo desprecio.

- Clara, no hables – dijo el rey.

- Exijo saber porque me han traído hasta aquí, porque si no, exijo que me devuelvan a las minas, que me proporcionan una mejor vista que esta – dijo seca Katerina. No soportaba estar allí parada, frente a esta familia.

- Que gusto, Katerina, terror de las tierras conocidas. Una asesina, que según me he enterado ha matado a delincuentes, pero también ha matado campesinos y cuatro de mis guardias.

- Ninguno de ellos fue elegido al azar. No mato gente a menos que lo merezca. Supuse que al matar a esas personas, le haría un favor.

- Dicen que esos campesinos eran inocentes – replico el rey.

- También dicen que los del clan Malkar fueron quienes mataron a Jazmín y a Clark Crosset, pero ambos sabemos que no– dijo Katerina con desdén.

El rey la miro, algo sorprendido y a la vez decepcionado, pero… ¿Por qué?

- Todo el mundo piensa que eres una asesina desalmada que vaga por estas tierras para sentir la sangre de tus vistimas – dijo la princesa.

Esta misma se paro y se acerco a Katerina, que estaba ahora arrodillada sobre la alfombra roja, con las manos encadenadas en la espalda. La adolecente, que estaba a seis pasos de Katerina, la miro desde su altura, que era mayor a la de la asesina en estos momentos.

- Si quisiera sentir la sangre de mis victimas por puro placer, ya no estarías viva – dijo Katerina con la voz más fría que un hielo. En los ojos de princesa se reflejo el miedo y volvió rápidamente a su trono.

- Queber, quiero que vengas – dijo el rey.

Entonces, un hombre vestido con túnicas violetas, rojas y negras, se acerco a Katerina por detrás y poso ambas manos sobre la cabeza de la chica.

Entonces algo que nunca hubiese imaginado sucedió. Los recuerdos volvieron. Algunos se fueron. Recuerdos de esa tarde en la que esas dos personas cruzaron las ventanas de ese mismo palacio. El recuerdo de decirle a los reyes “padre” y “madre”. Recuerdos que no entendía. Luego, esos recuerdos de su feliz vida en el pueblo que nunca pudo ser conquistado, junto a esas personas que creyó que eran sus padres.

Luego, cuando las manos de Queber fueron retiradas, Katerina abrió los ojos. Todo era igual, solo que ahora su odio a esas personas era imposible, salvo a esa adolecente junto a su padre, quien era la princesa y su hermana menor.

- U-ustedes s-so-on mis – trago el nudo que se había formado en su garganta – mis padres.

***

Algo nuevo había sucedido. Una nueva piedra había sido iluminada. El zafiro azul.

Los ojos de la elegida habían vuelto a cambiar. Ahora eran del color de la novena piedra. Sus ojos eran del mismo color que el zafiro azul.

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Un Kiss, SamNovels

Princesa asesina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora