¿Por qué?

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Kat apoyó sus manos sobre el pecho de Stefan y luego lo alejó de su cuerpo. Esta vez me las pagaras, pensó ella mientras se volteaba murmurando un «Sígueme» a Stefan. Sus pasos eran firmes y rápidos contra el piso. Se escuchaban los pasos de Stefan a sus espaldas, pero la cólera parecía nublar su juicio. Sintió como una mano rodeaba su muñeca con fuerza, obligándola a voltear.

— ¿Qué quieres? — fue directa.

— ¿Qué te sucede?

— Mi hermana te mando a matarme, y si ruega, tal vez le perdone la vida — su voz era irreconocible. Era neutra y a la vez tan fría como un glaciar. Stefan la recorvada antes de irse; completamente diferente a como estaba ahora. Solía ser alegre, ruda pero alegre. Ella se soltó del agarré del rubio, y siguió su camino, sabiendo que él la seguiría.

Llegaron a dos puertas grandes y altas de madera. Ella apoyó sus manos en el centro. Con un poco de esfuerzo, las abrió, dejando ver un gran comedor. Dentro estaban todos. Sus primos, su tía, sus padres, y su hermana menor. Ella no despegó la mirada de ella ni un segundo.

— ¿Qué sucede, Katrina? — habló el rey. Ella simplemente ignoró la pregunta, y continuó viendo los ojos de su hermana, que estaban teñidos de horror. — Katrina.

Su voz sonó firme, y Kat se obligó a si misma a voltear a verlo. Vio el semblante preocupado de su padre. Pero la preocupación no era por ella, era por lo que ella sería capaz de hacer.

— Su amada hija, mandó a un asesino a matarme — ella señaló a Stefan —, que por cierto, es mi ex prometido. — La mirada de Kat se volvió a centrar en su hermana, pero solo unos segundos, hasta que la reconocida asesina se volteó, y se acercó a uno de los guardias. Este no se movió en el momento en el que ella le quitó la espada. Volvió a donde estaba, pero esta vez se aproximo a la silla en la que Eleonor estaba sentada, y apuntó la espada a su cuello. — ¿O no es así, hermanita?

Se escucharon los gritos ahogados de sus primos, del rey y de su tía, pero su madre, preocupada, simplemente no se molestó en ahogar su grito. Agudo y potente. Pero Katerina no se inmutó por el ruido que su madre propinó, así que acercó aún más el filo al delicado cuello.

— S-sí — las lágrimas comenzaron a bajar por las mejillas de la princesa menor.

— ¿¡Sí qué!? — Katrina levantó la voz.

— Sí, yo llamé a un asesino para que te matar — bajó la mirada. — P-por favor, n-no me ma-mates.

— ¿Por qué no debería hacerlo, Elenor? — la voz de Kat era fría. — ¿Por qué eres la princesa? ¿Por qué eres la menor? ¿Por qué eres inocente? — Kat soltó una risa seca. — Claro que no — sonrió de oreja a oreja. — Yo también soy princesa; al igual que tu eres la menor, yo soy la mayor, y ambas sabemos que ninguna de las dos tiene una gota de inocencia en el cuerpo. — Bajó el tono de voz. — ¿Pero te cuento la diferencia? — soltó una risilla. — Tu eres una princesa inútil, mientras que yo — bajó la espada y se acercó a ella — soy una princesa asesina.

Escuchó el sollozo de su hermana contra su oído. El odio entre ellas se podía ver claramente, pero ahora había una diferencia. Eleonor sentía claramente miedo hacia su hermana, y Kat no pensaba hacerla cambiar de opinión.

— ¿Por qué debería perdonarte la vida, El? — le preguntó a la menor, pero a su vez se lo preguntó a sí misma. — ¿Por qué? — y Kat no necesitó preguntarlo otra vez. Ella retrocedió, blandiendo aún con firmeza la espada robada. Miró a los ojos a su hermana. Fue un contacto cortó, tan breve que casi fue imperceptible, excepto para ellas. Y luego, vino algo que logró sorprenderlos a todos.

La espada se elevó y luego bajó. Fue un movimiento simple, pero en ocasiones letal. Pero esta no era una de esas veces. Quedó clavada en la silla, atravesando el vestido de Eleonor, pero nada más. Y luego, ella simplemente se volteó, dejando a todos atónitos por su acción. Cerca de las puertas de madera, se vio obligada a parar por una voz.

¿Por qué? — La misma pregunta que se había hecho la mayor, ahora la hacía la menor. En parte fue dirigida a Katrina, pero... a su vez fue para ella. ¿Por qué la había perdonado? ¿Por qué?

— Tus ojos — pero eso dejó aún más dudas en la mente de  la menor. «Tus ojos»¿ Qué significaba aquello?

Kat se fue, con sus ojos teñidos de un celeste casi pálido, pero vivaz. La culpa absoluta al ver esos ojos llenos de envida, envida hacia ella, lograron suavizar su corazón, y entender el por qué de sus acciones.  

***

Las piedras continuaban iluminándose, y la culpa llegaba a su máxima pureza. Pura y dolorosa, pero destinada. Así debe ser, pensó viendo las piedras aquel hombre desconocido por todos.

El topacio azul cielo se iluminaba ferozmente ante aquél sentimiento. 

.-.-.-

¡Merezco ser quemada en la hoguera! Sé que seguramente me odian... Pero bueno... No serían los primeros seres humanos en hacerlo ;) Pero en serio lamento no haber publicado el capítulo ante... Y no puedo prometerles otro cap. para este fin de semana porque me voy a afuera... Pero el martes tal vez pueda :D

@sebas122002 lamento no haberlo publicado antes!! No me odieees!! Y no me hiciste la protesta y yo no me acordé de subirlo antes, querido!! Así no, eh! xD

Bueno, finalmente, quería contarles que es la primera vez que soy compasivo con uno de mis personajes (sobre todo si es secundario), así que me siento rarita con esto de no haberla matado de un corte limpio en la garganta...

AgregadoQueVaDespuésDelFinalmente: Avisen si tengo algún error así lo corrijo ;) :3

Un Kiss, SamNovels

Princesa asesina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora