Capítulo 8

66 24 3
                                    

–Cariño, ¿que haces tu por aquí? -dijo suavemente Jaime agachado quedando a mi altura, agarrándome el pelo por la nuca con fuerza.

Estaba aterrada, ¿como era capaz de presentarse así delante de mis amigos? Siendo sincera, tampoco era algo que me sorprendiera demasiado.

Lauren trató de levantarse para actuar pero Axel la paró y se acercó a Jaime.

–Creo que dejé claro que no te quería cerca de Dana. -dijo Axel duramente.

Jaime se levantó lentamente para enfrentarse a el.

–¿Y quien eres tu para impedirme eso? Nada de lo que te haya contado esta zorra es cierto, ahora dejadnos a solas que tenemos asuntos pendientes.

Jaime me levantó bruscamente del sillón donde segundos antes yacía con la mirada perdida imaginando lo que estaba a punto de pasar.
Tiró de mi abriendo paso entre la multitud hasta llegar a una de las habitaciones desocupadas. Sabía que todos intentaron seguirnos pero nos perdieron de vista.

Escuché el sonido del pestillo.

Hubo un silencio sepulcral durante unos segundos que parecieron horas.

–!¿Que les has contado?! -dijo el acorralándome con los brazos en la pared a ambos lados de mi cabeza.

Mi mirada evitaba la suya con miedo.

–¡Contesta joder! -dijo dando un puñetazo en el marco de la puerta.

Quise hablar pero las palabras no salían de mi boca.

–Tu te lo has buscado.

Su puño impactó contra mi boca haciéndome caer al suelo, cosa que empeoró la situación.

Vi en el suelo pequeñas gotas de sangre que caían de mi labio.

El corazón me latía con demasiada intensidad y perdí todas mis fuerzas.

Ahora empezó con las patadas.

La voz de Lauren y Noel aporreando la puerta me hicieron reaccionar, pero parecía que era la única que los escuchaba, porque Jaime seguía con los golpes.

Oi un sonido de rotura proveniente de las costillas y las patadas en el estómago me estaban matando.

Lo siguiente que alcancé ver fuer el pestillo desprenderse de la puerta mientras Lauren corría hacía a mi y Noel agarraba a Jaime por el cuello.

Jaime salió de la habitación corriendo como un niño asustado, cobarde.

Lauren me abrazó desesperada mientras Noel trataba de hacerme volver a la realidad.
Mi reacción ante lo ocurrido me sorprendió a mi misma, no lloraba, no temblaba, no sentía nada, ni siquiera el dolor.

Lo último que recordé fueron los brazos de Noel cargándome hasta la cama y allí todo se volvió negro.

Desperté totalmente confundida, paralizada.
No sabía dónde estaba, que hora era ni porque me sentía así, pero los recuerdos no tardaron en aparecer.

Delante de la cama se encontraban Lauren y Asher totalmente destrozados, mirándome con angustia.

–Dana... ¿como te encuentras? -dijo Ash tratando de sonar tranquilo aunque para nada lo estaba.

–No me puedo mover. -dije, y era cierto, por más que lo intentara mi cuerpo no respondía.

Lauren quitó las sábanas que me cubrían y subió el vestido que aún llevaba de la noche anterior.

Lo que vi me asustó mucho, tenía el torso completamente amoratado, con unos colores tirando a morado oscuro. Y lo peor, cada vez que daba un respiro profundo agonizaban mis costillas.

–Hay que llevarte a que te vea un médico. -dijo ella preocupada.

–De ninguna manera vais a hacer eso.

De algún modo conseguí levantarme de la cama para dirigirme al baño. Seguía en casa de Noel pero ni rastro de el, seguramente debería irme para mi apartamento.
Traté de acomodar mi pelo castaño liso a un lado y fije mi mirada en mi labio inferior ahora roto y ensangrentado. Tenía muy mal aspecto y necesitaba descansar, apenas eran las 5 de la mañana.

Cundo salí del baño en el cuarto se encontraban también Axel y Noel que me miraban con pena. Odiaba eso, no me gustaba dar pena, por mucha que diera.

–Lauren tiene razón, deberíamos acompañarte a que te echen un vistazo. -dijo Ash mirando mi labio con preocupación.

–Si claro, tenéis razón. De paso diré que todo esto es porque mi ex me ha dado la paliza de mi vida. -dije irónica.

–Hablamos en serio Dana, solo nos preocupamos por ti. -dijo Axel intentando alcanzarme cuando intenté abandonar la habitación.

Los miré muy seria, a los cuatro.

–Se que os preocupáis por mi y os lo agradezco mucho, pero he dicho que no. Se cuidarme sola. -y lo decía realmente en serio, no era nada nuevo para mí.

–Esta claro que no sabes. -dijo ahora Noel, lo qual todos quedamos sorprendidos.

–No tienes ni idea Noel, no tienes ni idea de todo lo que he tenido que pasar yo solita, sin ayuda de absolutamente nadie. -dije totalmente fría, no sentía nada. –Todo esto terminará algún día, lo se. Se cansará de mi tarde o temprano, lo hará, estoy segura.

Abandoné la habitación observando la casa, mirando con nostalgia las fotos de una familia unida, igual que alguna vez lo fue la mía.

El piso de abajo estaba hecho un desastre. Los vasos y botellas de alcohol esparcidas por cada rincón del salón seguían allí, igual que algunas personas durmiendo en los sofás o en cualquier lugar que encontraron.

Localicé un paquete de tabaco que había en una de las mesas y sin pensarlo agarré uno para llevarlo a mi boca mientras giraba el pomo de la puerta lentamente para no despertar a nadie.

No iba a volver a una maldita fiesta en mi vida, nunca salía nada bien.

Una mano agarró mi mano y con la otra retiró el cigarrillo de mi boca, al ver quien era inconscientemente mis pies retrocedieron un paso atrás.

–Se que no tengo ni idea de quien eres, tampoco tengo ni idea de lo mucho que has tenido que pasar tu sola. Pero se que necesitas ayuda, la pides a gritos esperando a que por fin alguien te escuche y no te das ni cuenta. Dana, mereces alguien que te trate mejor.

Noel.

Treat Me Better Donde viven las historias. Descúbrelo ahora