-Se me permite pasar. -Era Aizawa.-
-¿Usted quien es? -preguntó el albino.-
Yumiko sentada en el sofá alcanzó a ver que el hombre fuera, era su futuro marido.
-El es Aizawa, el hombre con el que me casare. -Dijo a su hermano.-
-¡Entonces tú eres el bastardo que compro a mi hermana! -Hikaru tomó del cuello de la camisa al azabache, el cual, continuaba con una expresión neutra. Buscaba intimidarlo, al fin y al cabo, el albino era más alto que Aizawa.- ¡No quiero que te acerques a ella!
Yumiko vio la escena con terror y corrió hacia a ellos para detenerlos.
-¡Suéltalo! ¡No le hagas nada! -La más joven jalaba por la cintura a su hermano para que lo soltara.-
-Te pido que te controles. Solo vengo por Yumiko y nos iremos. -Aizawa seguía indiferente, no temía al posible ataque de su cuñado.-
-¿¡No escuchaste!? ¡Nunca volverás acercarte a ella! -empezó a usar su quirk. Su particularidad era control de oxígeno. Empezó a sacar el oxígeno del cuerpo del azabache y justo cuando el mismo debería empezar a ahogarse, su quirk fue desactivado.- ¿¡Pero que demonios!? -soltó a Aizawa.-
-Desactive tu quirk. -El mayor soltaba leves jadeos mientras tocaba su garganta.- Esa es mi particularidad. Además, no fue muy difícil, tienes un quirk muy raro y potente, pero muy inestable. -las palabras del azabache y el tono con que se expresaba provocaba que la sangre del albino hirviera.-
-¡Eres un desgraciado! -dio un puñetazo a la cara.- ¡Que te largues!
Hikaru empezó a tomar fuerza para así dar otro golpe al pálido, así que antes de que ocurriera, Yumiko se interpuso entre ambos y usando su quirk lanzó a ambos hombres haciendo que cayeran al suelo.
-¿¡Vas a defenderlo?! -gritó Hikaru mientras se levantaba del suelo.-
-Hikaru, no lo entiendes. -La pelirroja se tomaba el pecho, mientras lágrimas caían sobre sus mejillas.- No te hagas cargo, estaré bien. -Lo abrazó.- Probablemente no lo entiendas, pero todo esto lo hago por ustedes. Estás invitado, tu sabes si quieres ir. -Hundió su cara en el pecho de su hermano y su voz están completamente rota.-
Aizawa tocó el hombro de la joven, esta se separó de su hermano y se fue junto a su futuro marido, no sin antes decirle cuánto lo quería
Al salir su hermana con quien se convertiría en su esposo, Hikaru cayó al suelo, hundido en lágrimas, preguntando al cielo el porqué le tocó vivir tal vida a su hermana.
-No pienses que te defendí porque sintiera algo por ti. -dijo la pelirroja con la voz aun rota estando ya en el auto del mayor.- Lo hice porque si te pasaba algo, anularías la boda y mi familia viviría en la pobreza. -Lo miro a lo ojos.- Aizawa Shōta, me casare contigo y fingiré amarte, todo por mi familia.
El azabache asintió.- No me importan las razones por la que lo hagas, con que te cases conmigo, no me importa.
Esa misma tarde escogió el vestido junto a su madre, reía y sonreía en todo momento. Aunque las sospechas de la madre referente a la felicidad de su hija aún no desaparecían, estaba feliz que lo "aceptara". Tal como prometió a Aizawa, fingió amarlo y no se opuso de ninguna manera a él, su actuación era excelente y pudo mantenerla hasta el día de la boda.
Cuando estando frente al espejo, con su vestido puesto y en la soledad de la habitación, rompió en llanto. Estando a minutos de presentar su matrimonio a la Iglesia, la pelirroja se encontraba tirada en el suelo.-¿Te pasa algo? -entro el azabache ya con su traje puesto.-
-¿No sabes que es de mala suerte ver a la novia antes de la boda? -preguntó con la voz entre cortada.-
-Eso no me interesa. -se sentó en el suelo a lado de la chica.- Quiero saber si tú estás bien.
-No estoy bien, siento que esto está muy mal. -la chica sollozaba.- Presentaremos ante la iglesia un matrimonio sin amor, fui comprada y todos allá afuera piensan que estoy feliz por todo esto. ¡Pero nadie sabe nada! -gritó en la cara de su marido.-
Antes de que la pelirroja dijera algo más, Aizawa la abrazo.- Se que esto no arreglara nada, porque no sientes nada por mi. Pero quiero que sepas qué hay alguien contigo, soy yo. Te prometo que solucionaré todo.
La joven no respondió al abrazo. Se quedo quieta, pensando en que las palabras de Aizawa no eran más que promesas vacías. Pronto las campanadas de la Iglesia comenzaron a sonar, el azabache se dirigió al local. La boda comenzó, la chica se tomó del brazo de su padre antes de entrar.
-Te ves hermosa. -dijo el padre de la pelirroja. La misma sonrió y sus ojos empezaron a humedecerse. El Sr Atsushi odiaba entregar de esta manera a su hija, pero no quería hacerlo ver.- Papi te ama.
Ambos se abrazaron en llanto, tras unos segundos sabían que había que entrar. Tomando un gran respiro, entraron. Había muchos invitados, héroes profesionales, adolescentes que parecían ser los alumnos de Aizawa y familiares, y entre todo el gentío buscaba a Hikaru, le entristecía la idea de no tener a su hermano con ella. Yumiko fue entregada en el altar, seguía sin ver rastro alguno de su hermano.
La ceremonia dio inicio con el sacerdote dando el típico sermón matrimonial, al cual la chica no prestó atención alguna. Hasta que llegaron las palabras que más temía...
-Tú, Harada Yumiko. ¿Aceptas a Aizawa Shōta como tú legítimo esposo, para amarlo y respetarlo hasta que la muerte los separe? -dijo el Sacerdote.-
"la muerte los separe" resonó en su cabeza antes de responder.
-Acepto. -habló la pelirroja.-
-Y tu, Aizawa Shōta. ¿Aceptas a Harada Yumiko como tú legítima esposa, para amarla y respetarla hasta que la muerte los separe? - Aizawa aceptó.- Muy bien, por el poder que se me ha concebido, los declaró, marido y mujer. Puedes besar a la novia.
Aizawa tomó por la cintura a la chica y la acercó lentamente a él, el azabache disfrutó el beso, por el contrario, la chica odiaba cada momento que pasaba en esa situación.
Todos festejaron felices, a excepción de el Sr y Sra Harada, que apenas y podían aplaudir y así también, Hikaru que solo podía observar por la puerta la situación con lágrimas en sus ojos.
Todos salieron de la Iglesia y la fiesta dio inicio.