[真実]

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Yumiko salio del hotel tomada del brazo de Aizawa.

-¿Como puedes salir con tanta tranquilidad a las calles siendo un héroe? -pregunto Yumiko con la mirada caída.-

-Pese a ser un héroe, soy mas un héroe de la noche. Muchos no me conocen por lo mismo, tengo cierta relevancia pero no la suficiente como para tener paparazzis detrás de mi. -contesto el ojeroso hombre.-

Yumiko y Aizawa subieron al auto del ultimo. Aizawa planeaba darle un buen día a su esposa, quería que conociera la ciudad, llevarla a restaurantes , comprarle cosas, en pocas palabras, darle los lujos que su posición económica no le pudo dar antes. En el auto, la chica iba callada, solo viendo por la ventana paisajes que antes no había podido apreciar. Tras unos minutos en el auto, llegaron al centro de la ciudad, donde había un sinfín de tiendas y un paisaje divino. Ambos salieron del auto y comenzaron a caminar, Shouta tomo la mano de la chica, esta simplemente accedió.

-Sígueme. -susurro el azabache al oído de la chica

La chica se dejo guiar por el, comenzó a dejarse guiar por su esposo el cual la llevaba entre la gente, esquivando a uno que otro transeúnte. Tras varios minutos de caminata, llegaron a un restaurante muy común, un restaurante nada lujoso, extravagante y mucho menos caro.

-¿Que hacemos aquí? -Pregunto curiosa la pelirroja.-

- Cuando era un niño, mis padres me traían aquí. Marco un cierto momento feliz en mi vida, porque mis padres siempre fueron personas muy centradas, ambos héroes profesionales sin una pizca de amor, ellos cumplían su parte, pero el amor a los demás no era su fuerte. -miro a la chica.- Por eso, que me trajeran aquí y que me dejaran abrazarlos y contarles como iba mi semana, era un momento mas que importante para mi. - La chica pudo ver por primera vez una sonrisa en la cara de Aizawa, era raro ver eso, su esposo era un ser muy cerrado, malhumorado y serio, así que verlo así dejaba ver un poco de humanidad en el.- Ve, entremos.

Al entrar, la mesera; una mujer mayor, algo regordeta y con su pelo corto y muy esponjado, saludo a Shouta muy gustosa.

- Ay cariño, tenias tiempo que no te aparecías aquí, ¿Quieres lo de siempre? - al terminar la pregunta, la mujer pudo ver a Yumiko que se semi escondía detrás de Aizawa.- ¿Y quien es esta linda chica? 

- Señora Cho, ella es Yumiko, mi esposa. -Tomo a Yumiko de a espalda baja y la acerco a la mesera.-

- ¿¡TE CASASTE SHOUTA?! -Tomo una de las mejillas del azabache y pellizco ligeramente.- ¿Porque ni siquiera me dijiste? ¿No soy tu amiga?

- ¿Amiga? -Pregunto Yumiko.-

- Si, la señora Cho me conoce desde que tengo 6 años, creo que incluso desde antes. -contesto el azabache.-

- Si, así es. -La regordeta mujer puso sus manos en sus caderas.- Desde pequeño es un jovencito muy guapo, este es el restaurante de mi esposo así que desde hace muchos años he estado aquí y he visto crecer a este magnifico espécimen de hombre.

- Se ve que lo aprecia mucho. -la pelirroja sonrió amable a la feliz mujer.-

- Tienes una suerte brutal, querida. -Cho tomo el hombro de Yumiko.- No sabes la cantidad de mujeres que le he conocido a este ejemplar, que se haya casado, significa que realmente te ama. -Sonríe.- Valoralo.

- Desde que la conozco ha sido muy indiscreta para hablar. -el azabache suspiro y redirigió la mirada hacia otro lado.-

- Ay, cariño. -le pellizca la mejilla al ojeroso hombre.- No le lleves la contraria a una indefensa anciana.

"¿Cuantas mujeres ha tenido Aizawa?" se repetía la menor mientras miraba con confusión a su esposo.

Tras una corta charla con Cho, Yumiko y Aizawa prosiguieron a sentarse a ordenar. Yumiko se sentía confundida, odiaba su nueva vida, pero escuchar lo que había dicho Cho sobre las mujeres que ya habían acompañado al azabache a ese mismo lugar solo la hacia pensar en cuantas mas mujeres las hizo pasar por lo mismo que ella esta pasando.

- ¿Estas bien? -dijo Aizawa sacando a la pelirroja de sus pensamientos. Esta estaba tan inerte pensando que ni siquiera se había percatado de que la comida estaba frente a ella.-

-Si, si estoy bien. -bajo la mirada y comenzó a comer.- 

El mayor claramente percibía algo raro en ella, la conocía mas de lo que ella podría imaginarse, ella nunca actuaba así. Decidió ignorarlo y continuo comiendo, repentinamente hacia comentarios para tener una conversación con su esposa, algunos de estos eran respondidos de manera muy cortante. A Aizawa le inquietaba ver a su amada así. Toma su mano que estaba descansando sobre la mesa. 

- ¿Enserio estas bien? -Yumiko lo miro directo a los ojos, la mirada de su esposo estaba bien posada sobre ella.- Comprendo que todo esto es difícil, pero quiero que hables conmigo, quiero que confíes en mi, quiero que podamos arreglar todo esto.

- Aizawa, este es un lugar familiar, deberías ya de suponer que este tipo de cosas no se hablan aquí. -bajo su mirada.- Por favor, suéltame.

El ojeroso hombre quito su manos de encima de la mano de la chica. Suspiro impaciente. El no era del tipo que comiera rápido, le gusta disfrutar los pequeños placeres de la vida, entre esos, la comida, pero para poder hablar sobre todo con la chica apresuro impaciente el paso. Tras unos 15 minutos, ambos terminaron la comida. Aizawa pago la comida y le pidió a su esposa que lo acompañara.

- ¿A donde quieres ir ahora? -pregunto la chica.- 

- Iremos a casa, necesitamos hablar. -respondió serio el mayor.-

Yumiko se sentía confundida, pero obedeció y subió al auto con su esposo. Aizawa conducía en total silencio, con aire hasta ofendido. 

- No se porque ahora eres tu el que actúa así cuando la que necesita aclaraciones soy yo. -La pelirroja estaba sentada en su asiento con los brazos cruzados viendo hasta enfrente.-

Aizawa rápidamente sale del carril y se estaciona en un barrio no muy transcurrido.

- Podemos hablar, aquí y ahora. -dijo tranquilo el azabache con los manos aun en el volante.- 

Ambos se quedaron en total silencio.

Tras unos minutos sin pronunciar palabra alguna, Yumiko murmura.- ¿Cuantas?

- ¿Puedes ser mas detallada? -el azabache no cambiaba de posición.-

- ¿A cuantas mujeres nos hiciste pasar por esto?

- ¿Acaso te da celos? -miro confundido a la menor-

- Celos es lo ultimo que siento. -lo miro con una mirada pesada- ¿Cuantas has tratado como a mi? ¿Con cuantas jugaste? ¿Cuantas compraste? -con cada pregunta su tono de voz subia con rabia.-

- Algo te dejare claro, es la primera vez que me caso. -le regreso la pesada mirada.- Eres la primer mujer que amo tanto como para hacer esto. Pero siempre fui un hombre de poco compromisos. 

- ¿A que te refieres?

- Damas de compañía, mujeres que contrataba para pasar por una "relación". -marco comillas con sus manos.- Hice esto desde hace mucho tiempo, los que me conocen saben que nunca he sido bueno en esto del amor.

- ¿Y que hacías con ellas?

- Simplemente sexo y compañía, era lo que me podían dar y lo que me gustaba recibir. -Aizawa siempre había sido brutalmente honesto que asustaba.-

Yumiko se quedo en total silencio. No sabia que sentir, se sentía confundida, con rabia, asustada. El hombre que ahora era su esposo, era un misterio que le aterraba descubrir


Toma mi mano [Aizawa Shouta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora