CAPITULO 2: TORNEO DE RISAS Y LLANTO

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CAPITULO 2: EL GRAN TORNEO.

Acceline puso sobre sus cabellos una enorme corona resplandeciente como el sol. Su armadura brillaba con una intensidad casi divina. Al salir del castillo flotó por encima del suelo entre dos filas de sus guardianas que ostentaban unas armaduras rojo sangre y marchaban alrededor de ella portando los símbolos de la religión de Acceline. Todas las guardias eran fanáticas de la belleza de su emperatriz cuyos labios perfectos invitaban a ser probados, cuyos ojos purpura atraían hasta la peor de las bestias.

Pasó por las rusticas casitas de madera de las ciudadanas más humildes, y por las grandes mansiones de la clase pudiente. Pasó por debajo de las torres de magia en cuya cumbre se extendía la energía protectora que emitia los campos de fuerza mágicos que mantenían fuera de los limites del pueblo a las salvajes criaturas cosquilleadoras del bosque. Pasó también por la zona comercial donde los mercados cambiaban los más diversos productos y servicios a cambio de poder torturar a alguien con cosquillas.

La Diosa dirigía una comitiva de soldados femeninos que se marchaban al gran coliseo de Knisis cuya arquitectura recordaba a las antiguas edificaciones romanas donde peleaban los gladiadores. Cuando Acceline entró al coliseo una ovación junto con una lluvia intensa de pétalos de rosas cayó del cielo dándole la bienvenida. Su pueblo constituido exclusivamente por chicas se levantó en masa a aplaudir eufóricos a su Diosa. En la multitud jubilosa, que colmaba hasta el último asiento del coliseo, se podía apreciar a algunas chicas que la aplaudían con convicción, pero la mayoría la aplaudía por el terror al castigo que caería sobre ellas si contrariaban a la deidad reinante.

La hermosa Diosa Acceline observaba su creación con orgullo.

En las celdas del coliseo, muy separadas una de otra, se encontraban Aqua y Asuna a quienes curiosamente no las había torturado con cosquillas durante días.

"Queremos que tengan toda la energía necesaria para la competencia" les dijo una de las guardias totalmente cubiertas en su armadura escarlata.

Ambas chicas estaban horriblemente nerviosas. Posiblemente Aqua era la más frágil pues su hermoso cuerpo juvenil jamás había experimentado el terror de la tortura de cosquillas. Simplemente no estaba preparada para una competencia de resistencia de cosquillas donde la obligarían a soportar similares o peores tormentos de los que había pasado ya. En las noches se despertaba con pesadillas donde era víctima de un infierno de cosquillas, con demonios, diablos y monstruos torturándola sin piedad.

Asuna tenía más experiencia en batalla y parecía más resuelta. Pero lo cierto es que estaba más desgastada que Aqua pues llevaba más tiempo en ese mundo de torturas. A veces se quebraba en llanto cuando creía que nadie la veía. Las guardias tenían prohibido torturarla con cosquillas hasta que pasara el torneo, pero se divertían llevando a Asuna a las otras celdas para obligar a que viera a otras prisioneras siendo martirizadas con las cosquillas más criminales y violentas que pudiera haber imaginado. No podía olvidar la forma de reír y de llorar de aquella linda chica neko quien fue sentenciada injustamente por un crimen que no cometió, o de la sirena a quien obligaban a punta de cosquillas a entregar sus bienes más preciados, o la pobre lobita que pedía ayuda entre carcajadas y con todo el poder de sus pulmones para evitar que sentencien con tortura a un ser amado.

"Esto no es nada comparado con la forma en que te haremos cosquillas si pierdes el torneo" le dijeron las guardias para atormentarla.

El día del torneo las guardias sacaron a ambas de las celdas. Las habían ataviado con un traje de gladiadoras negro que dejaba poco a la imaginación. Se trataba de armaduras negras escotadas que exponían sus ombligos y con varias correas rodeando sus perfectas piernas y que terminaban en unas zapatillas que dejaban ver los dedos de sus pies. Una falda corta exponía aquellas piernas largas de ensueño que atrajo las miradas del público presente.

LO INALCANZABLE A LOS DURMIENTES: HISTORIA DE COSQUILLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora