Kingdom |L.S.| Omegaverse

5.

"La prueba"

La Luna se alzaba orgullosa en las nubes, iluminando la oscuridad de la noche. La Prueba iba a iniciar y Louis caminaba de un lado a otro contando los pasos a modo de cuenta regresiva para que las campanas sonaran y tuviera que hacer su presentación en primera fila.

— ¡Por el Lobo, Louis! Detente —le reprendió la reina.

El castaño la ignoró y continuó su conteo silencioso.

—Louis —lo llamó nuevamente Anne. Esta vez sí levantó la mirada.

La alfa se acercó a él a paso lento y sin mirarlo. Louis retrocedió inseguro. Entonces, lo abrazó y el omega se petrificó en su lugar ante la muestra de afecto de su suegra. Enseguida notó las feromonas de ella, reconfortándolo. Suspiró.

—Gracias —susurró apenas audible.

Anne sólo asintió antes de alejarse.

Luego de tanto tiempo, Louis había olvidado que era tan sólo un omega y que era tan susceptible como cualquier otro al estrés. Tal vez tendría un poco más de resistencia, pero en estos momentos sus defensas se encontraban flaqueando.

Y lo hicieron aún más cuando al sonar las campanas atravesó la cortina y la Arena se encontraba repleta. El ruido aumentó cuando hizo su aparición, sonrió débilmente.

La Arena, no era más que una enorme estructura circular, rodeada por asientos de piedra caliza en hileras. Las banderas con los colores de la Corona ondeaban con fervor. La arena era propia de aquella región del país, tan blanca como la luna misma que esa noche caía sobre ella con gracia, como cada noche.

— ¡Damas y Caballeros! —Saludó el Consejero Galván— ¡Sean bienvenidos a la Prueba del trono!

Los eufóricos gritos no se hicieron esperar.

—Nuestro querido príncipe Aimar demostrará en esta Arena y con la Luna de testigo, que es capaz de llevar la Corona en su cabeza —sentenció.

Louis sentía que no podía respirar al ver a su pequeño encadenado. Tuvo que desviar la mirada para evitar las náuseas.

Vio a Harry hacer la Prueba, hace diecisiete años.

"— ¿Son necesarias las cadenas, General? —Había preguntado Louis al ver al príncipe que había insistido en cortejarlo se encontraba rodeado por gruesas cadenas de plata.

—Son simbólicas, Tomlinson —respondió.

— ¿No son reales? —Louis fue educado para concebir hijos y administrar un Estado bajo los mandatos del Rey o Reina de turno, años después se decidiría por aprender el arte de la guerra. Sin embargo, las formalidades de la Prueba, eran terreno desconocido para el joven Tomlinson.

—Claro que lo son —contestó el Capitán Rogers— Son de plata porque simbolizan lo que los humanos creen que nos daña y al usarlas y luego liberarse transformado de ellas representa la libertad que nuestra raza merece.

Louis asintió comprendiendo.

— ¿Y luego de liberarse? ¿Sólo atraviesa los obstáculos y ya? —continuó preguntado. Siempre tan ávido de conocimiento.

—Los obstáculos que debe atravesar son parecidos a los del entrenamiento, pero la Arena y la Luna tienen un misticismo sensacional, Louis —continuó el Capitán sin apartar la mirada del lobo blanco encadenado— Ciertos obstáculos tienen trampas en las que será herido, debe confiar en su guardián espiritual que será atraído por la Luna, para atravesarlos. Son siete, así que es muy poco probable que resulte ileso.