Cap. 2. Luis Llega A Londres

15 2 1
                                    

Cap. 2. Luis llega a Londres
Había llegado el periodo que va del ocaso cuando el sol atraviesa el plano del horizonte y pasa a ubicarse en un hemisferio no visible, una noche tan cristalina que las propias estrellas brillaban de manera burlona para enamorar la vista del hombre de tan perfecta escena, incluso la luna menguada dirigía su atención al saloncillo para ser testigo de lo que ocurriría ahí.
Joseline se había puesto un traje de etiqueta negro, una camisa blanca y en su cuello tenía un pequeño moño negro, sus zapatos relucían a cualquier luz que los tocara, había encargado al mozo dejara la puerta sin llave, no se sabía con exactitud en cuanto tiempo regresaría, se saciaría muchísimo con la llegada de su hermano y también mando a ordenar otra habitación, quien sabe dónde se hospedaría el pequeño Luis esa noche.
Eran las 8, cuando Joseline salió de casa para que el carruaje pasara por ella e ir a la casa de los Labbo, salió con una de anticipo por si ocurría algún imprevisto, ya saben, más vale prevenir que lamentar. Una vereda larga, con la hierba crecida salvajemente y árboles plantados sin ningún orden en específico adornaban las afueras de la escandalosa familia.
"Hablan de otros y su casa está hecha una porquería"
Era lo que se susurraba Joseline para ella misma en aquella noche, ella como el cochero habían logrado salir de la espesura de hierbas y llegaron a una casa de buen aspecto, pero la vibra era pesada y desanimaba a cada visitante que llegara a concurrir a las invitaciones de los Labbo, con jardines sencillos de unos cuantos tulipanes y rara vez una flor de lirio; Al bajar del carruaje, Joseline se percató que su acompañante estaba ahí esperándola, con un traje negro, ajustado que definía por completo la figura y complexión de aquel muchacho, un pecho enorme, unos brazos delgados pero no descuidaban sus músculos, sus caderas eran abrazadas por el corte del saco y sus muslos eran perfectamente torneados por esos pantalones de etiqueta, con unos zapatos tan lustrados y negros como la misma noche. Ambos sonrieron al verse y decidieron en silencio entrar a la ornamentosa noche, tal vez Joseline no quería ver a su hermanito en la crecida hierba.
Al entrar solo un enorme candelabro brindaba luz para aclarar la mirada de sus invitados "próximos a ser devorados por chismes" volvía a pensar Joseline.
Al parecer los invitados ya habían hecho círculos de amistad y los meseros llevaban copas de licor a estos, al parecer el acompañante y Joseline eran los únicos que no tenían un circulo con quien charlar, pero no era importante, Joseline por dentro vibraba en febril éxtasis de saber que su hermanito entraría en cualquier momento por esa puerta ¿Habrá cambiado? ¿Ha crecido? ¿Aprovecho sus clases? ¿Sera más inteligente? Nuevamente la distraída chica solo miraba los labios de su acompañante como movimientos altamente ordinarios, al de él y de las doncellas aburridas que se distraían con cualquier persona presumiendo sus sombreros, sus vestidos y sus accesorios.
Todo eso se acabó cuando se escuchó a lo lejos el relinchar de un caballo "de los dioses" pensaban los invitados, un caballo que cantaría mejor que cualquier Carlotta cantando el Fausto en cualquier teatro. Los invitados continuaban hablando, pero no podían evitar mirar de reojo la puerta, para saber quién era ese impuntual invitado que interrumpía las charlas de los círculos.
Algunas miradas se clavaron en los mozos que abrían las puertas, otras miradas en las puertas, y otras no les interesaba en absoluto saber quién era, y si, eran esas doncellas preciosas pero ridículas.
Grande sorpresa fue para esas pocas miradas saber que al abrirlo estaría un muchachito que al mirar su objetivo bajo cuidadosamente las escaleras para ir hacia él, No era como los muchachitos de Londres con musculatura apenas visible, él era delgado, hasta los huesos podría decirse, lucía un vestido uno donde lucia sus finos detalles y su ligereza; su vistosa belleza estaba acentuada por el uso de sus tejidos. Color crema, enorme, ampón, y en el estaban impregnados moños que sostenían listones colgados alrededor de sus faldas, telas abultadas en las partes altas del vestido, telas de satén, atlas, brocados, encajes adornaban el apretado corsé que resaltaba la pequeña cintura del concurrente, oreaba un contraste con la falda abultada.
El corsé con mangas estrechas adornadas con cascadas de encajes y de bordados ricamente femeninos y un cinturón de pedrerías adiamantadas, diamantes delicadamente escogidos.
Sin duda alguna era un vestido que dejaba en ridículo a esas doncellas y que exponía la pobreza de todas las mujeres que ahí se presentaron, unas mujeres inclinaban levemente la cabeza, otras solo fijaron miradas frías y heladas sobre él, y otras apretaban los brazos y reprimían a sus esposos por no darles un vestido así de hermoso. Aquel objetivo del pequeño princesito era Joseline quien la miro sonriente, ella indiferente pero después de pocos segundos se había dado cuenta de que era su hermanito Luis, lo reconoció por esos ojos llenos de ternura y su cabello alborotado, claro estaba que era difícil reconocer a Luis con un cabello altamente decorado con joyas y plumas finas y delicadas como su mismo rostro y porte que ahora lo conllevan.
La chica pareció mandar al diablo todo, hasta sus modales y principios para abrazar a su hermanito, que había crecido bastante desde la última vez, ahora ambos tenían una misma estatura.
- Te extrañe tanto Luis...
El abrazo había sido interrumpido por Luis para tomar las manos de su querida hermana.
- Espero que la luna haya dicho las cartas que te escribía durante mi ausencia en casa, he extrañado de manera salvaje volver a ver la fortaleza de mi hermosa hermana, de saber que has estado bien, o mejor aún, supera mis perspectivas de "bien". Por el contrario, me sentiría altamente sonrojado al saber que tu estas próxima a casarte y yo no puedo atrapar ni una mosca que revolotean en cualquier jardín desprovisto en París.
- Ehm... Si... Respecto a eso... Es preciso...
El dedo de Luis había tocado delicadamente los labios de la chica, un dedo sumamente delgado y frágil, tan frágil que se rompería con cualquier golpe.
- Si eso termino no lo veas de esa manera... Estas a una persona menos de llegar a la indicada
Ambos sonrieron, Luis estaba orgulloso de que su hermana no era derrotada, que tenía la dureza de un roble, y Joseline de Luis, porque su querido hermanito había madurado para afrontar el caso.
- Oh, ¿Y mis modales? Luis, él es mi... acompañante... - esta última palabra la susurro a los oídos de su hermano para no escandalizar a la fiesta
- Encantado de conocer....
La reverencia fue interrumpida por el muchacho para tomar la delicada mano enguantada de Luis para sembrar en ella un beso, pero no uno cualquiera, uno en que suplicaba que Luis volviera a presentarse de esa manera. Luis, al ver los ojos del muchacho, supo que su corazón había sido robado por el inminente joven, por otra parte el muchacho se aferró a la mano de Luis, no había conocido tanta belleza durante sus 21 años de vida.
- S-Soy Luis... Luis Frotingflosh Underhud
- JungKook, Jeon JungKook, encanado de conocerlo
Joselino ofreció una sonrisa al saber que a su hermanito le había más que encantado conocer a su acompañante en esa noche. Ya era demasiado hunto esa noche, Joseline había obtenido lo que quería, la explicación a Luis de su ruptura, encontrar a Luis y asistir aunque sea un rato a la fiesta.
Salieron los tres, no sin que Joseline tomara por el brazo a JungKook, aunque en el interior del joven moría por tomar el brazo de Luis que ahora finamente se abanicaba para su consolación de los rumores que se escuchaban atrás de él.
Ya en las afueras Joseline se despidió de JungKook y pago por los servicios ofrecidos, Luis, le regalo una sonrisa a su conocido. Los hermanos Underhud subieron al carruaje cuando fueron interrumpidos.
- ¡¡Espera!! Quiero decir... Espere....
- "Espera" esta bien – dijo Luis ocultando sus labios detrás de su abanico.
- ¿Puedo volver a verte?
Luis miro a su hermana y ella en un movimiento ánimo a su hermanito a que acepte mientras ella le daba una tarjeta de presentación.
- Tome...
- "Toma" está mejor
Luis giro los ojos sonriendo.
- Toma, aquí puedes encontrarme
JungKook había sonreído abiertamente y con cuidado quito el abanico del rostro de Luis.
- Así está mejor, no lo cree Joseline?
- Sin duda alguna JungKook
Al cerrar la puertecilla el carruaje avanzo, JungKook suspiro al ver la dirección plasmada en la tarjeta, JungKook no miraba la dirección como de un chiquillo presumido, sino la dirección de su posible amiga y un nuevo amor que él estaría dispuesto a obtener de cualquier manera, una belleza asi aparece cada 100 000 años.
De todas maneras JungKook sabía que había algo en Luis que también le hacía saber que le gustaba, esa mirada cuando se conocieron no era una cualquiera, era de dos destinos que ahora JungKook se encargara de hacer uno solo... Como pareja.

He Was Looking A PrincessWhere stories live. Discover now