Cap. 7. Humor De Gatos

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JungKook y Joseline habían corrido un largo tramo, a la distancia se veía a Luis regresar con su ropita manchada de sangre, y sus manos empuñadas que protegían su pecho, débil y torpemente Luis caminaba a sus mayores con una enorme tristeza.¿Qué le habrá sucedido? Es increíble que en esa escena Luis pueda seguir de pie después de todo, como se sabe, Luis es de cuerpo delgado, una "herida" como esa lo habría derribado por completo. - Luis, ¡¿Qué tienes?! – Joseline por más que intentaba no podía contener los violentos y atroces nervios que la atormentaban.El pequeño, en medio de fuertes temblores en sus manitas las abría poco a poco. A tal punto de que al descubrirse, en su mano había un pequeño gato, realmente pequeño, una de sus patas traseras había sido herida por una especie de trampa que había en la pradera para cazar ciervos o algún animal de temporada, de esos que se usaban para colgar en las paredes de los salones principales como trofeos o reconocimiento de una buena cacería por verano. JungKook, como Joseline habían sentido correr por el camino de la muerte, por un instante se habría pensado que Luis se habría lastimado o alguien le causaría algún daño, pero por suerte no era así.- Ven... Vamos a curarlo ¿Quieres? – Dijo JungKook tomando levemente a Luis por la espalda.Luis solo recobro un poco sus fuerzas y camino hasta la vereda donde habían dejado los caballos. Era difícil sacar conclusiones de su actitud. Joseline sabía que todas esas conductas eran inefables y pueriles de Luis. Algo había aprendido de él, o al menos donde ella sabía. ¿Qué clase de educación habría recibido Luis en Paris, el de preocuparse por los animales? Un gato en Versalles era visto como una rata de alcantarilla, o una polilla cubierta por la ceniza de una chimenea. Se sabía entonces que Luis quería regresar a casa, los ánimos eran escasos como para continuar el paseo, de todos modos, el pequeño ya había puesto los pies en la pradera, que de alguna u otra manera ahora sería recordada como un rotundo fracaso al intentar mostrarle una de tantas maravillas de Londres. No se podría culpar a nadie de esta tragedia, sería insensato buscar a alguien, en efecto, podría ser algún cruel y despiadado ambicioso que quería un reconocimiento más en su pared. Si la tierra lo permitiría serían las finas y diminutas lágrimas de un niño que solo quería maravillar sus ojos con un paseo del que hace años no estaba acostumbrado a merecer.Desanimados, Joseline y JungKook regresaron a los caballos, Joseline subió en la parte trasera a Luis sin decir palabra. Ella por dentro no sabía si ofrecer una disculpa de algo que no tenía la culpa o preguntar algo que era totalmente evidente. JungKook, no sabía si conversar de algo o quedarse callado, en la taberna le habían enseñado a quedarse en silencio, pero, ¿Su educación podría mezclarse ahora? No le habían mencionado nada sobre cómo actuar en estos casos. Ambos regresaban a casa con el alma en silencio, un silencio que podría tener sonido propio. Cualquier persona que hubiera visto la cabeza baja de Luis diría que lo conducían a su lecho de muerte. Ni el sol que se aferraba al cielo para evitar la noche podía distraer los ojos de Luis. Ni el suave viento que acariciaba las mejillas de Luis podría reconfortarlo. ¿Qué significado tendrá un gato para Luis para ponerse de ese modo? Todo iba bien, pero... ¿Un gato? Era algo que no se podría poner en discusión en un asunto tan reciente. En un momento, Joseline en un arranque de valentía adelanto su caballo para igualarse a Luis, ella estaba harta de ese estruendoso silencio. - Luis... Hermanito... ¿Qué tienes? ¿Por qué actúas así?- Por cada estático instante... Tenemos que pagar con angustia en aguda y sentida proporción al éxtasis... Por cada amada hora. Apilados y míseros años sentimos amargamente disputados, y cofres rebosantes de lágrimas...- Curaremos pequeño amigo que conociste hoy, si eso te hace sentir mejor.Luis agacho aún más la cabeza, interponiendo su enorme sombrero ante los rostros de los queridos hermanos. Paso un corto plazo hasta volver a la calle empedrada de los Frotingflosh Underhud, primero Joseline, luego JungKook, que delicadamente tomo de la cintura a Luis para bajarlo del caballo. En un momento, la servidumbre parecía estar del mismo ánimo que los llegados, sin palabra alguna tomaron a los caballos y se dirigían a los establos. Luis sin hacer alguna ceremonia de despedida caminaba a casa subiendo escalón a escalón aun triste.- ¿Estará bien...?- Tranquilo JungKook, hablaré con él y te escribiré si es necesario- Yo vendré antes que la carta llegue a media avenida - Te esperaremos con las puertas abiertas a lo que necesites Ambos inclinaron y se retiraban. JungKook tendría que volver al trabajo, algo tendría que comer, y Joseline tendría que hacerse cargo de su hermanito, una tarea que nadie en servidumbre podría cumplir o realizar con total sinceridad. Podría dar escalofríos pensar en cómo ayudar a Luis, lo único que se pudo hacer fue ordenar a traer un poco de agua caliente, trapos y alcohol. Al subir, Joseline golpeo levemente la puerta de la habitación de Luis.- ¿Puedo pasar?- Adelante...Joseline abrió con delicadeza la puerta, cerrándola detrás de ella camino a Luis para sentarse a su lado. - En un momento vendrán por el pequeño para curarlo, si las heridas no sanan por la noche, mañana por la mañana lo llevaremos con un especialista. - Aprecio el gesto Joseline, realmente es digno de agradecértelo....- Luis, yo respeto todo lo que hagas dentro y fuera de esta casa, pero, ¿Por qué te preocupas por un gato callejero?En ese momento la ira de Luis subió a tope tan deprisa como el fuego consume la pólvora, y la sangre le hervía como lava de un volcán activo.- ¡Y porque despreciarle por ser de la calle o no tener un pedigree! Me aterraría saber qué piensas igual que los demás, ¡criticar por no saber de dónde viene y que propósitos tengo en la vida!- ¿Tienes? Te recuerdo, hermanito, que el tema en cuestión es un gato, no tú.- Y yo voy a recordarte que no me gusta que me abrumes y me molestes. Evita cualquier pregunta o comentario o pediré de una manera grosera disfrazada de amabilidad que te retires.Joseline no se había ofendido, ella es de un carácter fuerte y no puede herirla palabra alguna cuando Luis se manifiesta con furia, pero no quiere decir que la manera de ser de su hermanito no la afecte, se sentía mal por el mundo, que indirectamente le hacían daño al pequeño. De cualquier forma Luis a pesar de ser pequeño no era ingenuo, le aterraban las atrocidades que hacían las personas que se hacían llamar de alcurnia o que conocían al derecho y al revés las reglas de la más alta galantería. Hombres con una cabellera irregular y mujeres con sombreros desprovistos de plumas. Sería un poco desdeñoso preparar a Luis para una siguiente reunión o tertulia sin que se altere por lo que hacen o hablan las personas, cosas repugnantes que a Luis atormentaban como demonios de infierno, pero a los demás como un aleluya de arcángeles. Lo que era seguro es que en el interior los hermanos tenían en cuenta que los hombres eran tan cortos de inteligencia como sus dedos al tomar una pluma y escribir una carta de asuntos que no desborden de guerras o muertes, y que las mujeres eran tan tontas y huecas como sus vestidos en cualquier fiesta de té o para ir a misa cada domingo en el que asisten hipócritamente. Era seguro que una vida habría que salvar para restaurar el humor de Luis, quizá solo habría sido esa noche, pero era seguro que no se puede quedar a averiguarlo o experimentarlo, un niño no debería sufrir eso por tantas horas de tormento y tristeza.

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