Cap. 3. ¿Luis Enfermo?

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Mientras el refinado carruaje del chiquillo escandaloso avanzaba a casa de Joseline, Luis no dejaba de observar con unos ojos cristalinos y llenos de ternura la zona que el joven acompañante había impregnado de su esencia- ¿Crees que nos visite?- ¿De quién hablas?- De Jeon JungKook, ¿Crees que vaya a visitarnos?La hermana mayor tomo ambas manos cubiertas de los sedosos guantes y lo miro a los ojos llenos de esperanza y alegría.- Claro que ira a la casa, ¿Acaso no viste como se te quedaba viendo?- Eso no quiere decir nada – Luis oculto su pena tras una risita pequeña, burlona y tímida- Quien sabe, el mundo está lleno de posibilidades y no podemos luchar contra ello- Alego a tal comentario, podemos cambiarlo en el momento, por ello tenemos algo que existe llamado voluntad, no sé qué seria del ser humano sin ello.Entre los dos hermanos hubo un silencio, largo... Eterno... Frio como el viento que resoplaba entre las hojarascas en las copas de los árboles, entre la maleza salvaje que atacaba sin contemplación las llanuras desiertas sin ser tocadas por la despiadada mano del hombre supuestamente evolucionado y pensante. Por la cabeza de Joseline rondaba el pensamiento de que su hermanito ya había crecido y no era el mismo de antes, ya no era el que hacia preguntas tan frecuentes, ahora defendía una postura crítica ante cualquier tema, o al menos las interrogantes no podían ser aseguradas, apenas han transcurrido unas horas de conocer al nuevo Luis. Al llegar a casa, Joseline fue la que bajo primero, pues después de ella extendió su mano ante su hermanito para ayudarle a bajar, temia que sus enormes ropas se atoraran en la puertecilla y rasgara algún encaje adiamantado de su hermanito, lo demás no fue gran cosa, los buenos mozos de Joseline junto con los cocheros ayudaron a bajar el equipaje para instalarse en la nueva residencia para Luis. Puede decirse que sería difícil para este pequeño adaptarse a algo más formal, sus escaleras ya no serían de mármol, sino de piedra cuidadosamente lisa, sus jardines ya no estarían llenos de rosales ni fuentes que brotaran chorros de cristales, ahora solo vería un patio plano lleno de césped, y no había largos corredores por donde pasaran los carruajes como en Versalles, ahora solo sería una calle frente a la casa.- Espero te guste tu nuevo hogar- Mi hogar esta donde tú estés Joseline – sin ningún reproche el menor le ofreció una delicada sonrisa y levantando su vestido se encamino a la puerta, una rígida puerta de madera gruesa y diseñada con unos cuadros que a su compañía le daban un par faroles. Fue entonces que la anciana Nana al servicio de Joseline salió a recibirlos, Nana había escuchado mucho de Luis por parte de Joseline por cartas, epigramas, anécdotas e historias que endulzaron el oído de la dulce anciana.- Luis! Linda la galanterie qui marche sur les étages londoniensLuis hizo una pequeña reverencia levantando su vestido.- Enchanté Nana, le plaisir sera pour moi de recevoir un accueil aussi heureux et furtif que le vôtreNana, en medio de risotadas encantadoras tomo de la mano a Luis para conducirle a su nueva habitación, mientras que, por otro lado, Joseline miraba la entrada con un suspiro y una sonrisa de saber que su hermanito ahora estaba en Londres.Luis, en medio de las sacudidas por parte de Nana habían llegado a la habitación correspondiente para él, no había de que quejarse, era lo que él había poseído en Versalles, un cuarto espacioso decorado con colores dorados y blancos, unos tocadores de diseño y un espejo que le permitiría admirar su hermoso esplendor todas las mañanas, la cama era cómodamente gigante, con almohadas rellenas del mas sedoso algodón de provincia, las ventanas abrían paso a un balcón que daba vista a la calle del frente, cuya ventana podía ser cubierta por una cortina terciopelada color rojo pasión, lo único de lo que se podía quejar era del pequeño ropero, sus vestidos y ropas no podían caber en ese espacio tan reducido. En ese momento la concentración de Luis fue interrumpida por un abrazo trasero de Joseline.- ¿Todo en orden? – susurro la mayor al oído de su hermanito.- ¿Sería mucha molestia si el ropero es más grande? Mi ropa escaparía de ahí con facilidad – Luis acaricio la mejilla de su mayor mientras inspeccionaba si no ocurría algún otro inconveniente con la habitación.- ¿Te parece si lo arreglamos mañana? Es tarde y ya deberías estar dormido- Está bien... Solo me gustaría cambiarme y leer un poco bajo la luz de la luna.- ¿Té? ¿Mi querido niño? – Pregunto Nana uniendo sus manos.- Por favor...Tanto la hermana mayor como la anciana abandonaron la habitación dejando al niño solo, en total comodidad para cambiarse a su manera. Pasaron varios, pero largos y eternos minutos para que Nana subiera con una bandeja con té y galletas al nuevo residente.Un suave golpe llamo la puerta de Luis.- AdelanteEra Joseline, que entro de manera cortes cerrando la puerta detrás de ella, amablemente camino al balcón junto a su hermanito y tomo asiento en unas sillas con espirales grueso y dorado.- ¿Todo en orden?- Muy hospitalaria Nana, no hay de que podría quejarmePor un instante la mirada de Joseline se clavó en la cintura de Luis, permanecía aun delgada para ser normal en un atuendo blanco y libre.- Tal vez tu no pero yo si ¿Por qué aun luces así?- ¿Así cómo?- Tu sabes cómo, esa cintura descomunal no es propia de un atuendo tan ligero Luis cerró el libro en un suspiro y se juntó más a su queridísima hermana quien de manera atrevida acaricio los costados y espalda baja de su hermanito.- ¿Qué te has hecho? ...- Cuidarme, eso me hice - Una cosa es cuidarte y otra diferente a dejarte en los huesos, solo... Siente esto... Esto a la larga no es lindo Luis, la gente correra de ti y no haras amistad algunaEl pequeño aparto las manos que invadían su cuerpo para levantarse de manera precipitada.- ¿Y que se supone que debo hacer? ¡Haga lo que haga la gente tendrá algo de qué hablar sobre mí! Y no quisiera volver a escucharte decir eso, ¿Acaso el joven JungKook no es válido como una amistad? - Hermanito... No quise decir eso... Es solo... Que mírate... Si no te cuidas no podrás ser amigo de JungKook... Enfermaras y será grave...- No estoy enfermo... - ¿No? Dime entonces como se le dice a una persona obsesionada con su complexión a sabiendas que está más que en los huesos, hermanito, pareces un fantasma...- Puedo cuidarme....- Eso espero, y cuentas con mi apoyo incondicional, pero si no cambias esa actitud... Con el dolor de lo más superficial que el hombre llama alma y con la dureza del sentir principal de las historias llamado corazón tendré que reprenderte severamente, entre eso, no le permitiré a ninguna persona que te visite, y eso incluye a JungKook. Así que, como tu hermana mayor, necesito que tus tutores me manden un telegrama sobre tus comidas de Francia y yo misma me encargara de alimentarte de manera sana.- ¿Es por eso que querías que volviera de Francia? ¿Para regañarme?- No te estoy regañando, te estoy reprendiendo de tus actos que consideras moralmente buenos.La hermana mayor se levantó de manera tranquila, esa charla no significaba una pelea, era solo un cambio de hábitos alimenticios para Luis. Joseline tomo las manos de Luis para besarlas delicadamente.- Te amo LuisEl pequeño en un par de parpadeos reacciono a la acción de su hermana para sonreír de manera muy leve.- Yo también te amo Joseline, y... gracias... Por preocuparte por mí...- Eres mi hermanito, ¿Cómo no voy a preocuparme?El menor se acercó para besar la mejilla de su hermana mayor de manera tierna, cálida y apasionada, con esas manos descubiertas y huesudas que volvieron a acariciar la mejilla de Joseline.Pocos minutos después Nana tocó la puerta un par de veces para abrir la puerta de manera lenta, en un tono serio exclamó:- Joseline, Luis, abajo los llaman, es urgente....Luis se aferró a los costados de Joseline, que de alguna manera se ocultaba de algo o alguien mientras ella le acariciaba sus finos cabellos.- Tranquilo hermanito, tú y yo sabíamos que este momento iba a llegar tarde o temprano, debemos enfrentarlo...Luis, con el poco valor que resguardo esa noche tomo la mano de su hermana entrelazando sus dedos caminando al salón de visitas, era tiempo de afrontar las consecuencias que el par había sido sometido.

He Was Looking A PrincessWhere stories live. Discover now