Cap. 1. ¿Que hago?

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Todo ocurre en un simple y aburrido estudio, uno común y corriente, con hojas colgadas en las paredes agrietadas como símbolo y testigo de investigaciones hasta el cansancio, el escritorio estaba lleno de documentos semi importantes. Cabe destacar que lo que en realidad hacia especial este estudio era quien lo ocupaba, ella era Joseline, una joven temperamental, hermosa... Usaba la ropa que más le parecía cómoda para tomar el té de la merienda para divisar lo que ocurría tras los cristales de su estudio. Pensaba en la fiesta de la noche organizada por prejuiciosos personajes, cuyo fin era ver la vana apariencia de todos los asistentes, solo para tener un chisme entre dientes y enemistar a sus familiares y colegas dentro y fuera de confianza. Joseline había terminado una relación, por supuesto ella misma no quería contribuir a ser la comidilla de la sociedad para que sea rumorada por todo el lugar, la pareja no era la única razón por la que debía asistir, ella había recibido una carta de su hermano menor quien se había ido a Paris a estudiar canto, actuación y literatura. Joseline aún recuerda la mañana en que la buena nana le llevo el sobre delicadamente doblado, ella lo tomo entre sus manos y al sacar el papiro del sobre un olor delicado al aire, pero feroz en la nariz de aquella chica, un olor a flores silvestres recién floreadas en la primavera que hipnotizarían a cualquier mariposa para que esta se posara sobre ella. La tinta plasmada exclamaba: "Mi querida hermana: Es un honor el volver a plasmar palabras en un papel para decirte que te extraño con el calor de mil soles, y que es menester el mío informarte que asistiré contigo a la fiesta de los Labbo esta noche como habíamos planeado con antelación. Espero el tiempo no haya robado la juventud de ti que volvería loca a toda mujer no solo en Londres, sino en el mundo, y que será un total placer el conocer a tu pareja esta noche, espero no ser fastidioso ni ansioso con la nueva integrante de la familia -Te amo, atte Luis" Joseline dibujo una sonrisa en su rostro, una sonrisa tenue al saber que su hermanito sigue creyendo que las cosas son como el piensa, ella debía decírselo, ¿Quién era para mentirle durante un largo tiempo? Definitivamente no una persona pasajera que tarde o temprano se ira de su lado para buscar nuevos rumbos y surcar cualquier tierra que pise para conquistarla y hacerla suya como lo haría cualquier duque. El reloj había sonado sus trinos ligeros, lo que provoco que Joseline volviera a su sano juicio, para suspirar y salir por las calles a tomar un poco más de aire y buscar la manera de cómo decirle a su hermanito sobre su ruptura amorosa. Ella tenía en cuenta que Luis era un chiquillo que se preocupaba en todo momento por su hermana mayor, no quería escandalizarlo con un asunto de esa magnitud, por lo que se debía contemplar una respuesta en que ambos salieran ilesos de este tema. No camino mucho para coincidir con una de sus amigas. Lady Dafne, una señorita con el cuerpo un poco robusto pero su vestido rojo carmesí no le hacía perder una esbelta figura, unos anteojos circulares, lucía una cabellera corta y sedosa que cubría un sombrero largo de misma tonalidad con un par de plumas negras y cortas. - Querida mía –exclamó- Supe lo que sucedió con tu anterior pareja... - Es agradable encontrarte por aquí, pero si tocaremos ese tema es preciso para mí el abandonarte y seguir pensando en mil cosas que rondan mi cabeza e interrumpen mi tranquilidad. - Obligación la mía ayudar a una persona tan querida como tú para salir de ese lio, te invito a tomar algo, va por mi cuenta Lady Dafne era adinerada, de pocas libras, pero eran suficientes para invitarle algo de tomar a su querida amiga para salir de ese embrollo. Tomaron un carruaje que las llevo a la dirección dada por Lady Dafne, corto camino, eterno tiempo, pues en el transcurso un ambiente de incomodidad inundaba el carruaje al tocar algún tema en específico, temían a que saliera a flote el tema de la ruptura de Joseline. Al llegar al lugar indicado, Lady Dafne pago al cochero, Joseline se había dado cuenta que habían llegado a una especie de taberna, era tan vieja que las tablas podridas impedían ver el título que coronaba tal recinto de hombres sumidos en la perdición del alcohol. Al deslizar la cortina color vino, la taberna no era como lo era por fuera, por dentro todo estaba en muy bien estado, tal vez las termitas se habían encargado de darle mal aspecto al negocio. Ambas chicas se sentaron y pidieron algo de beber, Joseline estaba tan ocupada en cómo decirle a su querido hermano que todo había terminado, solo podía ver raramente los labios de Lady Dafne parlotear de información basura sobre otras condesas, fue entonces cuando giro lo ojos, sintiendo pena por su amiga que mal gasta su vida fijándose en las acciones de los demás, en ese gesto de desprecio a su moral pudo divisar en la pared un grupo de chicos que estaba de pie, el que más capto su atención fue un chico de mediana-alta estatura con un cabello rojizo pálido, una piel clara y labios medianos, unos ojos rasgados que inspiraban pureza, cualquier acción que realizaba le parecía correcto para la fiesta de la quisquillosa familia que realizaría la fiesta. - ¿Él te gusta? – dijo Lady Dafne para dirigir su mirada al chico - No es que me guste, pero es agradable para un evento hoy por la noche - ¿Quieres que lo llame por ti? Joseline acepto, ahora que lo piensa, es lo único sensato que ha dicho aquella señorita en toda la tarde. - ¿En que puedo ayudarles? – exclamo el muchacho con una leve sonrisa mientras se inclinaba suavemente con una mano adelante y otra atrás. - Mi amiga necesita que la acompañes esta noche a un evento, solo eso, una compañía - Mi querida visitante, eso es lo que somos aquí, acompañantes, no a ofrecer nuestros cuerpos Joseline dejó escapar una risita al escuchar la irrespetuosa respuesta que este había exclamado. - Te veo a las nueve en la casa de los Labbo – dijo Joseline extendiendo su mano para sellar el pacto con el muchacho - Ahi estare –el joven tomo la mano de la chica para sacudirla un par de veces y retirarse Joseline se retiró del lugar ignorando la cuenta, al joven y a la desquiciada amiga en aquella taberna, Joseline había encontrado la solución para Luis, distraerlo para que pueda evitar preguntar por la pareja de Joseline. En el fondo Joseline sabía que el acompañante de taberna solo sería una distracción de minutos, Luis de alguna manera u otra debe enterarse de la verdad, y afrontar las consecuencias que esto lleve consigo.

He Was Looking A PrincessWhere stories live. Discover now