Cocinar...
Si cocinar para Lisa era fácil, pero en el momento en el que entró a la cocina su boca casi cae al piso al ver lo grandísima que era, una isla que no había visto, echa con un mármol hermoso blanco, gabinetes por aquí y por allá, en su casa apenas si tenía un mueblesito pequeño donde tenía sus platos. También tenía un refrigerador de dos puertas, estufa eléctrica. En fin era la cocina más grande y funcional que a sus veinte años habia visto.
Despertó de su sueño y camino hacia la despensa y busco comida para prepararse.
Después de decidirse, hizo huevos con pan tostado y café con leche. Comió todo suspirando de felicidad, puesto que no comía desde todo un día, su estómago agradeció el alimento.
Al terminar lavo los platos en el fregadero y al terminar, se dirigió a la sala pero al ver todo limpio y ordenado fruncio el ceño, dirigió sus pasos hacia arriba tal vez allí encontraría que hacer o que ordenar.
En otro lado.
Jungkook entraba hacia su oficina, observó hacia el puesto donde debería estar su secretaria; suspiro al no verla, le tocaría hacer todo el trabajo. No es que le afectará pero si hacía todo el sólo se estresaria más y si el señor Jungkook se estresaba, mejor no estar a su lado.
Se sentó cómodamente en su escritorio, cerró sus ojos y pensó en la pelicastaña, no dejaba de pensar en ella desde que había salido, el trabajo que le ofreció sólo había sido un pretexto para que ella no se fuera, pues su necio corazón se negaba a dejarla ir y eso no lo entendía, que le sucedía?.
— Vaya, hasta que el señorito se dignó a aparecer.— Jimin aprecio abriendo la puerta violentamente como si fuera dueño del lugar, entró y se a cómodo su saco.
Jungkook lo miro con cara de pocos amigos.
— Que quieres hyung.— Jungkook dirigió sus dedos, hacia la computadora, y presto atención a éste.
— Vaya pensé que despertarias de mejor ánimo, pero veo que me equivoqué.— Jimin tomó asiento enfrente de el burlándose.— A parte que tienes una ojeras que..—
— Sólo vienes a criticarme Jimin.
— Claro que por supuesto que desde luego que no.— Jimin sonrió ladino.— Te venía a decir que como vicepresidente de esta grandísima empresa me tome la libertad de contratar una secretaria, sólo que no vendrá hoy.
Un peso menos, pensó Jungkook aliviado.
— Bueno, esta bien ahora si me permites quiero trabajar. Sólo.
— Esta bien, está bien, ya me voy que humor, pero..— Jimin camino a la puerta.
— Me pregunto porque ayer te fuiste tan rápido, por lo regular siempre te quedas hasta al día siguiente.— Jimin miro a Jungkook con una ceja alzada.
— Ya te dije que, ya me quería ir.— Contestó con un aire de seguridad.
Por supuesto Jimin no le creyó pero decidió dejarlo pasar.
— Muy bien, te veo en el almuerzo.—
Y sin más salió.
Jungkook se recosto en el respaldo de la silla y cerró los ojos.
Lisa.
Lisa.
Lisa, Lisa, Lisa.
Porque no dejo de pensar en ti, sí apenas te conozco de hace horas.
Se decía así mismo.
Jungkook siguió su trabajo aún pensado en aquella pelicastaña.
En la noche Lisa se encontraba bañándose, en el primer baño que encontró libre, después de limpiar el departamento decidió verla por completo y claro que era mucho más hermosa, al final después de arreglar lo que casi no estaba desordenada, se tomó la libertad de tomar una ducha.
Salió del baño envuelta en una toalla negra y se observó en el gran espejo, ver sus huesos sobresalir en su piel desnuda no la enargullecia pero...
Que podía hacer en su pueblo cadecia de comida y más que su padrastro se mataba el dinero en cervezas, el dinero que ganaba su madre trabajando para ella.
Pues no quería que le sucediera algo a su pequeña, la tenía escondida porque en su pueblo siempre se robaban a las jovencitas, a las más puras y Lisa era una de ellas. Por eso mamá se encargaba de protegerla para que no le pasará lo mismos que a ella.
Y allí estaba.
El dolor.
Si sólo dolor sentía, la extrañaba profundamente, lágrimas empezaron a salir pequeñas gotas hasta que, como una cascada empezaron a salir. Sollozo en silencio como solía hacerlo cuando él la buscaba.
Después de calmarse se colocó una pijama de seda que era de su madre, color rosado pálido y con encaje. Se terminó de vestir, se secó su larga cabellera con la toalla y camino a la habitación de Jungkook, para recostarse.
Se colocó en la esquina pues no quería molestar a su jefe cuando viniera del trabajo, lo esperaría para que lo llevará a su habitación que él dijo que le daría.
Sonrió inconscientemente pensando en él.
Pero claro Lisa era tan inocente que no sabía los sentimientos que causaría en Jungkook al verla así.
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INOCENT ( lizkook)
Fiksi PenggemarLalisa monoban una joven de veinte años después de la muerte de su madre queda sin ningún pariente en Tailandia sólo su padrastro que esta obsesionado con ella, decide huir lejos y con el dinero que le heredó su madre viaja a Corea del sur para empe...