VIII
Polvo
.
Anduvo mucho más de lo imaginado mientas se dirigía hacia un lugar en concreto, Peggy. Al entrar al lugar dónde residía recuerda que la mujer que conoció no es la misma que estaba allí postrada en cama, también se dijo así mismo que por intentarlo no ocurriría nada. Él necesitaba respuestas a las miles de dudas que cruzaban cada minuto por su mente e intentaría lo que fuese necesaria para conseguirlas.
—Disculpe —llamó torpemente a la joven tras el mostrador.
—Dígame señor, ¿qué necesita? —preguntó la enfermera mientras daba media vuelta para encararse al mayor.
—Quisiera ir a ver a Margaret Carter.
—Por supuesto, sin embargo antes necesito saber sus datos —explicó con perseverancia mientras recogía varios folios.
—Soy Steven Rogers, he venido varias veces antes.
La joven pelirroja miró impresionada por algunos segundos dónde el contrario le devolvía la mirada con un aire incómodo. Al percatarse de su momentánea perplejidad la muchacha habló rápidamente:
—Disculpeme, señor. Deme un minuto.
Observó detenidamente a la bola de nervios que era la muchacha, no era mucho de su agrado causar esas reacciones en la gente. No obstante, se mantuvo quieto en su lugar esperando a que la joven organizase el papeleo entre sus manos.
—Bien, ¿recuerda su habitación?
—Por supuesto, ¿puedo ir ya?
La pelirroja asintió mientras le despedía con una de sus manos, el mayor le correspondió el gesto de despedida.
Caminó con pasos silenciosos y calmados hacia la habitación dónde fue destinada la anciana. Hizo una mueca al recordar que habían pasado setenta largos años, aún no se acostumbraba. Al llegar a la habitación tocó suavemente varias veces hasta recibir un sonido afirmativo para entrar.
—Buenas tardes, Peggy.
Cerró la puerta con un manso movimiento sin dejar de mirar a la mayor. Él recuerda menos arrugas en su rostro, cabe decir que no es un dato en el que haría hincapié.
—¡Oh...! Steve... Que alegría verte una vez más -s
—susurró con un tono alentador.
—Perdón por no pasar más a menudo, pero hubo bastante jaleo con Shield y los Vengadores...
La mujer le sonrió mientras dejaba caer un suave gesto con su mano, dándole entender que ella quería que se acercase.
—¿Qué te ocurre, mi niño? —tocó una de sus mejillas mientras inclinaba suavemente la cabeza.
—Yo... —su voz tembló por alguna razón mientras miraba los suaves ojos de la anciana—. No puedo dejarla ir.
El rubio notó la débil mano de su compañera acariciar su cabello mientras tatareaba.
—El eclipse no es tal por esconder el sol tras la luna -relató con mansedumbre—. Sino por juntar el sol y la luna hasta volverse uno.
—¿Un eclipse...? —poco sería decir que el héroe está confundido, mas estaba descomcertado por las palabras de su amiga.
—No debes escuchar a los demás, debes esuchar y observar por ti mismo. Así encontrarás las respuestas que anhelas.
Y eso fue todo, Steve se dió cuenta de que Peggy estaba definitivamente senil.
—Yo...
—Ve —ordenó ella sin opción a disputa—. Adelante, fuera.
Y de repente, él se vio sólo en el pasillo observando la pared blanca que tenía en frente; suspiró exasperado.
Steve tuvo más preguntas, ¿a quién se supone que debía acudir ahora? Después de preguntarse por varios minutos esas preguntas tomó rumbo hacia su motocicleta con una decisión ondeando en su mirada. Fueron casi cuarenta minutos lo que tardó en llegar a Nick Furia, así que al llegar ansiaba respuestas de una vez por todas.
—¿Qué te trae por aquí, Capitán? —chistó y saludó al recién llegado.
—He venido a preguntarle unas cosas.
—Adelante, contestaré lo mejor que pueda.
—Toni Stark, ¿qué ocurrió con ella? —preguntó sin dar vueltas mientras miraba fijamente el único ojo del contrario.
—No lo sé.
-¿No lo sabe? Entonces, dígame todo lo que sabe.
—Mire, Capitán, le estoy siendo totalmente sincero. Yo solo sé lo que ponen en los documentos que es más bien poco.
—¿Qué pone en los documentos?
—Nadie está completamente seguro de lo que le ocurrió a la hermana genio de Howard Stark. Sólo hay rumores que vagan por ahí —le contó despacio al rubio—. Por lo que sé, Toni fue mil veces más inteligente que Howard, pero eso no evitó que su padre dejara de odiar tener una hija. Por otra parte, ella pareció desaparecer de un día para otro hasta que varios años después un Tony de ocho años salió a la luz.
—¿Nadie sabe que ocurrió con ella entonces?
—No, algunos dicen que Tony podría ser su hijo a quién abandonó por miedo a que su propio hijo la superase en inteligencia.
El símbolo nacional puso los ojos en blanco a sabiendas de que Toni jamás abandonaría a su propio hijo, ella no era así.
—Le agradezco todo lo que me ha contado, ahora debo irme.
No vino respuesta alguna por parte de su superior, por lo que dio media vuelta y partió en busca de más respuestas. Sino podía conseguir lo que quería de esas personas, él iría directamente al asunto; Tony Stark.
Era imposible que el sobrino de su amada no supiese absolutamente nada, por lo tanto se envolvió en decisión y se dirigió a la llamativa torre de los Vengadores.
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Oro bañado en bronce 》 Stony
FanficSteve conoció a la que sería su alma gemela en un pequeño y estrecho callejón de Brooklyn mientras transeúntes pasaban de un lado a otro sin percatarse de la escena tan única para ambos. Steve no la volvería a conocer hasta sesenta años después, cuá...