5. The night that only i will remember forever

93 20 8
                                    

Narra Finn

¿Alguna vez han sentido esa sensación de que lo que hacen está mal, sin embargo continúan haciéndolo por seguir su instinto de que eso es lo correcto? Son cómo dos personas peleando sobre tu espalda, en este caso tu mente y tu corazón.

¿Y sí lo que pasó ayer fue muy rápido, y lo mejor sería olvidarlo? No fuiste tan importante para ella cómo para recordarte. O, podrías no engañarla, y contarle las cosas cómo fueron sin embargo no demuestro lo que realmente siento, y comienzo a conocerla de nuevo. Pero sé que los nuevos comienzos para ella son lo peor...

Finn, eres un estúpido. No es momento para pensar justo cuando estás frente a la puerta de su casa.

—Oh, hola Finnie.—me dijo abriendo la puerta. Mi piel se erizó, era la primera vez que me llamaba así.

—Hola.—contesté con una sonrisa y procedí a entrar.
Ella cerró la puerta y me señaló las escaleras, supuse que quería que subieramos a su cuarto.

—¿Dylan sabe lo que pasó ayer?—me preguntó mientras subíamos.

—No. Sólo nosotros dos.—ella me volteó a ver seria, pero no dijo ni una sola palabra. Cuándo me pongo nervioso digo cosas estúpidas, es inevitable.

Abrió la puerta de su habitación, una cama destendida pero sé ve que duerme bastante cómodo ahí. Aún con maletas en el suelo, espejos en prácticamente en todos lados y bastante decoración extravagante.

—¿Tú lo decoraste?—le pregunté.

—No.—contestó. —Así ha estado desde que llegué, pero ahora que lo mencionas sería buena idea remodelarlo.—añadió mientras miraba el techo. Después de unos segundos, me volteó a ver, descubriendo que la miraba. Oops.

—¿Qué?—preguntó con una bonita sonrisa. —¿Tengo comida en la cara?

—No.—contesté sentándome sobre la cama. —Pero supongo que estuviste comiendo aceitunas.

—¿Cómo lo sabes?—me volteó a ver demasiado asustada.

—Tú me lo dijiste.—ayer, imbécil. —Oh, recu...—puso sus manos en la cintura. —A mí me gustan. Las comimos ayer.

—Cuéntame de ayer. Debió ser divertido, ¿no?—se sentó a lado de mí, pero después se recargó hacia atrás quedando apoyada a la pared. No la miré nisiquiera a los ojos. —¿Finn?

—Ah, sí, perdón. Me distraje con tu ropa.—inventé. —¿Qué quieres que te cuente? Solo conversamos un poco.—me estaba retractando de estar aquí. Quizá la vida me estaba diciendo que haberla conocido fue un error.

—Por dios, no te hagas el que no recuerda. Aquí la que tiene Alzheimer soy yo.—reí un poco seco con ese comentario. —Finn, me dijiste que no había pasado nada malo, ¿lo hubo?—se acercó a mí buscando mi mirada. —¿qué pasó anoche, Finn?

—Yo...—rasqué mi cabeza. Okay, hora de meterse en un nuevo personaje. —Sólo hablamos de cosas, de la vida, prácticamente todo el tiempo te hablé sobre lo desgastante que es mi vida. Tú me contaste algunas pequeñas cosas sobre ti. Sólo eso, Eiza.—la miré para que pensara que yo realmente era capaz de mantener contacto visual con ella. Ella me miraba con una cara de no estar muy convencida. —¿Qué más pudo haber pasado? No hubo ningún beso, no fue una novela.—fue más que eso.

—No, Finn. No esperaba que dijeras que nos besamos. Pero no lo sé, has estado actuando tan raro que no te creo en lo absoluto. Pero bueno, respeto que tú quieras guardar silencio. Sólo... Sí hay algo que yo deba saber, deberías decírmelo.—ella se paró de la cama y se quedó parada frente a mí mirándome fijamente. Ella podría tener razón, lo que pasó no fue tan importante como para que yo me comporte así. Quizá, sólo soy una persona tímida y exageré absolutamente todo. Pero aún así, sé que sí le cuento todo de nuevo, se sentirá incómoda porque para ella soy un desconocido.

—Sí, no fue nada, tranquila. Estuvimos hablando, y creo que fue eso lo más relevante.—volví a mentir. Estaba decidido, no le contaría lo que pasó esa noche.

—Si eso es lo que tú dices.—hizo una rayita con sus labios. —Iré a comprar algunas cosas que quiero para comer en el súper, ¿me acompañas?—me preguntó mientras se acercaba a la puerta.

—N-no puedo, me gustaría pero tengo que quedarme con mi madre. Lo siento.—me paré desesperado de la cama y caminé hacia a ella para salir de la puerta. Sé que no está convencida de mis palabras y se da cuenta de lo nervioso que estoy, pero ella también mantiene su silencio.

—Okay. Espérame aquí, para que podamos salir juntos de la casa.—abrió la puerta y giró hacia la izquierda, se metió al cuarto de alguien pero salió muy rápido de ahí. —Listo.—asentí y bajamos las escaleras.

Llegamos a la puerta y salimos de la casa. Con las llaves en mano, me miró fijamente. Dio un suspiro y levantó sus cejas.

—Bien, te veré luego, Wolfhard. Gracias por venir.—me dió un corto abrazo y se alejó.

—Lo siento si te decepcioné.—dije sin pensarlo. —Quizá algún día lo recuerdes y tengas más detalles de los que yo podría darte.

Ella asintió sin ganas y salimos de ahí. Ella dio vuelta al lado contrario que yo, así que a lo lejos se despidió con la mano.

Ponte a pensar, Finn. ¿La estás lastimando al no contarle, o esto es lo correcto?

Things that nobody should know about me » {F.W}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora