Capitulo V

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Después de acudir al entierro de Susana, reunidos en la enorme biblioteca de la Mansion Grantchester Baker en New York se encontraban Richard y Eleonor Grantchester en compañía de los otros dos hijos del Duque, ultimando los detalles de la segunda parte del plan que habían trazado meses atrás para reunir a Candy y a Terry y cumplir así el deseo de la pequeña Kate.

En cuanto Terry entró en la estancia el Duque comenzó a hablar..

—Aún no puedo creer que organizaras un funeral tan mísero, Terruce. —El duque de Grantchester dio otro trago de brandy.

Terry miró a su padre, quien se encontraba sentado detrás del enorme escritorio que adornaba la estancia, su madre estaba de pie detrás del Duque y sus hermanos quienes habían tomado el primer vuelo junto a sus padres desde Londres a New York en cuanto Mark los puso al tanto de lo que sucedía ..—se encontraban de pie cerca del pequeño bar.

A pesar de todo, Terry no podía creer que Susana hubiera muerto...—Cuando llegó a su casa de New York la encontró con vida... —Susana había mezclado demasiado alcohol con opio y se había bañado en el rio Hudson en horas de la madrugada cuando las aguas del río se volvían frías...Sus acompañantes, quienquiera que fuesen, habían tenido la consideración de depositarla, envuelta en una manta, delante las escaleras de la entrada de su casa y después llamaron a la puerta y se echaron a correr, según le habían informado los miembros de la servidumbre.

Susana no llegó a recuperar la consciencia y murió dos días después de que Terry regresara a New York.

—Así es. —Richard Jr. se sorbió la nariz como si hubiera percibido un olor desagradable, varias personas lo mencionaron. Les sorprendió muchísimo que no hubiera un cortejo fúnebre por la ciudad. —No lo dijeron abiertamente, por supuesto, pero estaba claro que se preguntaban si estas pasando apuros económicos, Terruce.

Jacob asintió...—yo escuché lo mismo. En fin, tampoco sería una sorpresa que estuvieras en quiebra Terruce,..—porque mantener a esa mujer debía de salirte muy caro.

En realidad, no era así...—Terry había dejado claro después del segundo año de matrimonio que no pensaba seguir financiando su comportamiento autodestructivo. Sin embargo, su negativa tampoco surtió demasiado efecto. Susana tenía muchos "amigos" que estaban encantados de allanarle el camino hacia el infierno.

—Las malas lenguas y la prensa se han alimentado de los actos de Susana dijo Terry, por lo tanto no he querido darles la oportunidad de regodearse en su muerte y burlarse de mi hipocresía.

Jacob enarcó las cejas.

—Las apariencias, Terruce... —Las apariencias son esenciales.

—No quedaban apariencias que mantener, Jacob, lo sabes. —No pasaba un día sin que las columnas de chismes incluyeran alguna mención sobre las escandalosas actividades de Susana. —Terry se encogió de hombros—. La alta sociedad me señaló hace mucho tiempo como objeto de sus burlas.

Durante los primeros dos años Terry había ignorado las habladurías, actuaba como si no estuviera al tanto de nada, pero terminó por hartarse. —Así fue como llegó a Pittsburgh... y encontró a Candy.

—Ningún hijo mío será objeto de burlas —dijo su padre, indignado.

Richard Jr. carraspeó...—No te culpes, Terruce.. —Es cierto que tu matrimonio fue desafortunado desde el principio, por como se dieron las cosas, aun cuando fuiste advertido del comportamiento vergonzoso de aquella chica, pero no podrías haber adivinado lo desastroso que llegaría a ser.

Como lo habría sabido...nunca cortejó a Susana y ella se había comportado como una joven delicada, sumisa y frágil. —Nunca había insinuado ir más allá de un casto beso en el dorso de la mano

Mientras Tengamos Vida Nos EncontraremosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora