Corazón Destrozado

12] Diario

Día 95 [parque de atracciones]

No. No me la volví a encontrar más y por una parte me alegro, la otra le echa de menos y son tantas mis ganas de no hacer nada que, por primera vez, me dejé llevar por Elena.

Me obligó a salir, a andar para que me diera el sol y para ventilar el olor a hombre (ella decía a perro muerto) que había en la habitación. No tenía ganas ni de quejarme cuando entró a mi cuarto con total confianza, como si fuera su casa.

Estaba muy cansado psicológicamente pero eso a Elena no le importó, o no lo notó, pero ese no es el caso. Me llevó a un parque de atracciones, al que llevaba más de tres meses y un par de semanas sin ir. "Esto es muy cliché. No creas que te dejaré que te abraces a mí en la atracción de la bruja", solté sin pensar con burla. Obviamente Elena rió y después me pidió que le hiciera un tour para enseñarle el parque y su alrededores, ya que era su primera vez allí.

Elena ¿qué decir de la loro? Estaba más preciosa de lo normal con la blusa blanca que llevaba con escote abierto, la falda alta de cuero que le llegaban a mitad del muslo con medias de su mismo color piel y unos tacones no muy altos negros. También llevaba su pelo suelto y un poco de maquillaje en sus ojos y brillo en sus labios.

De verdad estaba hermosa, solo que era demasiado arreglado para ir a un parque de atracciones (pensé yo). Y ahí es donde quería llegar, no solo fuimos al parque sino que también me "invitó" a cenar (cosa que dijo ella pero yo luego se lo devolví entre las atracciones y los pocos peluches que ganaba para ella).

Fue divertido, no voy a mentir, hace mucho que no me divertía así con alguien y aunque tenga miedo del único peluche que ganó Elena para mí, lo guardaré (y para naaada fui obligado a ello, Elena es un angelito).

Pero fue en ese momento justo cuando me di cuenta de que yo no era la que la llevaba por el parque, era ella a mí la que me hacía ir a los sitios que ella consideraba más divertidos.

Fui engañado. Engañado por una buena causa, admitió Elena al final. ¿La verdad? Tenía razón, fui engañado por una buena causa.

Aunque esta no fue la primera vez que fui engañado, aseguro que este engaño ha sido mucho más satisfactorio que el de la otra mujer.

PD: Mi yo del futuro, acuérdate de que metiste el peluche delficuerno (así lo llamó Elena, ya que era un delfín con un cuerno de unicornio) en la caja de zapatos más adentrado del armario.