29] Narrado

18 2 0
                                    

Día 160 [odio y cobardes]

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Día 160 [odio y cobardes]

Desperté esta mañana e hice la misma rutina de siempre: ducharme, vestirme, desayunar, lavarme lo dientes y coger el coche para ir a mi destino, el Instituto.

Ya en clase, me senté en mi lugar y, sin poder evitarlo, pensé en Elena. Al principio, quise recogerla en su casa y llegar juntos pero esta se negó, diciendo que le gusta venir a su ritmo. Por eso siempre llega tarde, pensé pero no dije nada, incluso no insistí.

Hoy, ya había sonado el timbre e incluso el profesor había llegado, pero Elena nunca llegó. Extrañado, le envié un Whatsapp:

"¿Dónde estás? ¿Te pasa algo?"

El mensaje nunca fue leído, y lo peor de todo es que tampoco enviado.

Al terminar la clase, recogí mis cosas y entré en el baño. Ya allí, cogí mi móvil de nuevo y empecé una llamada.

"El número al que está llamando no existe o está fuera de cobertura"

Fruncí el ceño y volví a intentarlo, perdiendo la paciencia.

"El número al que está llamando no.."

Colgué y tiré de mi cabello, preocupado. Ella siempre cogía mis llamadas, nunca tenía el móvil apagado y pocas veces no tenía el móvil encima. Volví a llamar pero escuché la misma frase de nuevo.

Esta vez, llamé a mi madre (quien no vi en la mañana y me resultó extraño).

-¿Sí? ¿Qué pasa? -contesta mi madre. Cojo aire y contesto:

-Mamá, ¿la madre de Elena ha ido al trabajo? -pregunté directamente y mi madre no habló. Impaciente, insistí:- ¡Mamá! ¿Has ido o no? Elena no está aquí, no me coge las llamadas y no le llegan los mensajes -expliqué nervioso-. Contéstame -exijo.

-Cariño..., no ha venido -suspiré y tragué aire con dificultad. Tenía miedo de que le haya pasado algo, que hubiera tenido un accidente... o algo peor.

-¿Dónde viven? -pregunté con vigor mientras iba de camino a la salida del lugar. No volvería hasta saber que Elena está bien.

-No...

-¿¡Dónde viven!? -exaltado, exigía respuesta. Nunca supe dónde vivía, tampoco pregunté porque no me parecía algo importante de saber, hasta ahora.

-¡No me grites! Soy tu madre, ¡no me grites, por dios! -exclamó molesta. Suspiré y me pasé una mano por la cara después de sentarme en el coche y cerrar este.

-Lo siento, tienes razón. Solo estoy preocupado -expulsé el aire que me quedaba como un quejido.

-Viven en la calle [...], piso tres número cinco -dice cansada. Suspiré de nuevo y apreté el volante del coche con la mano sobrante.

Corazón Destrozado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora