EL LADO OSCURO DE MALIBU (Terminada)

Preocupación de Liam

Cuando prorrumpí del restaurante, percibo que este chico Gregory de la secundaria, él es de estatura mediana, tiene el cabello negro, es delgado y sus ojos son amarillos. 

Gregory caminaba por la calle del restaurante. 

El me cae bien, él era ex-novio de máximo, el chico hipócrita gay del colegio. 

Nunca hablé con él, pero me dio igual. 

Eran una pareja muy extraña, nunca los entendí.

 — ¿Cómo estás?                 —preguntó Gregory.

 —Bien, ¿cómo va todo? —me pregunta. 

—Todo bien, ¿dónde estabas? Todo el mundo habla de ti en el colegio. —comentó Gregory.

—Eres el chico más popular del colegio ahora, hasta máximo está hablando de ti, te extrañamos todos, deberías volver. —comentó Gregory.

 —No lo sé, creo que no iré más a la escuela. —le dije.

 —Bueno te veo luego y cuídate. —dijo.

Me fui corriendo, yo entre a mí Lamborghini morado, puse el disco de Melodrama (Lorde). 

Porque siento que de una u otra forma puedo escapar de mi realidad.

Lo único que quería pensar es que en mi cabeza está todo bien. 

Llegó al apartamento, ya es de noche. 

Comprendo que Liam está sentado en el sofá, con la mano sudada, mojado, con una sábana entre medio de su cuerpo.

—Te estuve buscando y no aparecías. Creía que estabas secuestrado, íbamos a llamar a la policía, pero sabíamos que ibas a venir, porque tus hermanas me dijeron que siempre vienes a esta hora. —me dijo.

—Necesito explicaciòn, Luis. No me mientas, por favor, necesito escuchar tu versión. —dijo.

—No puedo decírtelo, es confidencial, solo puedo decirte que trabajó para una liga. —le dije.

— ¿Liga de que, Luis? —preguntó.

 —Es solo una liga internacional, no tienes que preocuparte. —le dije.

—Mañana voy a París, con un hombre. —le mencioné.

— ¿A qué diablos irás a París? —preguntó.

 —Necesito descubrir mi pasado. —respondí.

—Mis verdaderos padres murieron en un accidente de avión. Me tuvieron que adoptar, una familia millonaria, así conocí a mis hermanas de crianza. —le expliqué.

— ¿Porque yo no puedo contigo? —preguntó.

—Porque es algo que tengo hacerlo solo. —respondí.

—Ahora ven aquí y dame un beso. —dijo.

—Vamos a la cama, tengo sueño. —le dije.

Llegamos a la cama, le di algo para bajarle la fiebre, lo bañé y lo dejé en la cama. 

—Te amo, Luis, nunca me dejes. —dice.

—Yo también, te amo. —dije.