Al verlo allí, frente a ellos, se dieron cuenta del daño que realmente le habían causado, sus ojos estaban irritados e incluso un poco inflamados de tanto llorar, se le veía cansado y a pesar de que solo habian pasado un par de días se notaba delgado, sus hombros caídos y cabello opaco resaltaban la ausencia de su entusiasmo caranterístico, notaron también que sus manos temblaban e incluso tropezó un poco al tratar de retroceder, su reacción instintiva fue tratar de llegar a él para ayudarle, sin embargo antes de que siquiera pensaran en levantar una mano, Takao Kazunari ya estaba frente a el en posición protectora, lanzando miradas cautelosas a Tasuya quien parecía a punto de cometer un homicidio.
"¿Que hacen aquí?, ¿Cómo entraron?" Fueron las primeras cosas que pensó el tigre, la segunda fue "Tengo que salir de aquí" pero sus piernas no respondieron a sus pensamientos, al contrario, parecía que fuesen a ceder en cualquier momento, él no quería eso, no quería humillarse frente a los idiotas que lo utilizaron, así que tomando la mano de Takao con algo de fuerza y aún temblando logró controlarse luego de unos instantes, enderezó su postura y miró al fente, asi es, el era el tigre de Seirin, y no iba dejar que vieran cuanto le estaba afectando la situación.
Después del anuncio de Murasakibara todos voltearon a ver la puerta con una mezcla de anhelo y alarma, ¿Que iban a decir?, ¿Como empezar?, ¿Se tomaba como invasión al hogar si tenían llave?, ¿Habrá siquiera comido desde la última vez que se vieron?, ¿ Donde ha estado?, ¿Que ha estado haciendo?, fueron las preguntas que aprecieron en la cabeza de cada uno de los miembros de la Generación, pero ninguno de ellos pudo hablar, absortos en la primera vista que tenían de su amado desde la última vez, cuando esos preciosos ojos se apagaron y se llenaron de lágrimas, cuando ello habían cometido el peor error de sus vidas.
-¿Que hacen aquí?, ¿Saben que estan invadiendo?, podrían arrestarlos por esto. -Fueron las duras palabras de Himuro lo que logró sacarlos del trance.
Los milagros vieron con cierto recelo a Himuro y a Takao, bueno a Takao lo miraron más con una pizca de odio al ver que estaba tomado de la mano de su tigre.
-No invadimos, Taiga-kun me dio una copia de su llave, así entramos ......- Replicó en voz baja el peli-celeste sin despegar la mirada del Ala pivot.
Taiga, por su parte, maldijo a Kuroko y a su manía de levantarse temprano, sino fuese que amaba dormir nunca le hubiese dado esa llave al once.
-Eso no importa si el propietario no te quiere en su casa-Replicó Takao
"¡Eso, bien hecho Takao!" Lo felicitó mentalmente el pelirojo, aunque seguía detrás del mencionado y tomando su mano ahora con menos fuerza, tomó valor y miró por unos instantes a los ojos de cada uno de los cabeza de chicle que conformaban a la Generación de los Milagros, y vió por primera vez, el miedo, la vergüenza y la esperanza mezclados en esos orbes que cuando de iluminaban le recordaban a un arcoíris después de la tormenta.
Era la primera vez que veía a Akashi avergonzado, y a Aomine temeroso de algo que no fuese su madre o Momoi cuando se enojaban, la verdad, era la primera vez que veía algo que no fuese cariño en los ojos de todos, por que si, siempre que se juntaban para jugar o salir, tenían esa mirada de que él era lo único valioso en el mundo, y nunca pensó que fuese mentira por lo intensa que se reflejaba, o por lo menos no hasta ese día.
Y sintió pánico, por que a pesar de decir que los odiaba y de que lo hirieron y lo utilizaron, el sentimiento que tenía por ellos era más fuerte, y eso lo espantó, no podía sentirse así, no después de todo lo que había llorado, no podía simplemente ver esos ojos tristes y cambiar de querer golpearlos a querer abrazarlos hasta quitarles esa mirada, no, se negaba a arrastrarse, a dejárselos tan fácil, así que tomó una decisión y corrió, le soltó la mano a Takao, se volteó y salió corriendo, si, muy cobarde, pero era eso o dejar que sus piernas fallaran y empezara a llorar.
- Taiga/ Taiga-kun/ Taigacchi/ Tai-chin/ Taiga.- Fueron los gritos que se escucharon tras su huída, extrañamente no escuchó la voz de su hermano o la pareja de éste, sino un golpe.
Mientras se alejaba del lugar por las escaleras, pensó nuevamente en lo que haría y se dió cuenta que no tenía a donde ir, habia rechazado la oferta de su padre, su departamento ya no era seguro, y ahora ellos sabián que se quedaba con Himuro y Takao, ahora si sentía que iba a llorar.
En el departamento...
La Generación de los Milagros no podía creer lo que veía, Takao Kazunari le había dado una cachetada a Midorima, y a pesar de que se notaba que no quería parar ahi, pero lo hizo, no quería perder el tiempo con ellos, debía ir tras kagami, y lo habria hecho de no ser por que Himuro lo tomó del brazo cuando iba a salir corriendo, tal vez sabiendo que él solo no podría con toda la Generación si se abalanzaban sobre él para ir tras Taiga, especialmente con Kuroko a quien perdía de vista tan fácilmente y a quien sólo Takao podia detener con su ojo de halcón.
- ¿Sabes, Midorima? ,yo que tu no me sorprendería por el golpe, sino por que no te di otro en lo que, si no te alejas, te va a faltar.- Dijo Takao.
Y el peli-verde sólo pudo taparse sus desgracias en manera de precaución, no ha de ser que Takao no se sientiera tan benevolente.
- Muro-chin......
-No, Atsushi, te confíe a mi hermano, a todos ustedes, no lo veo durante meses y cuando finalmente lo hago, esta llorando y se ve como aquel niño perdido en América sin un solo amigo, y créeme que me partió el corazón verlo así.
- Himuro-san, si me disculpa la interrupción, podemos explicarle que fue lo que pasó-
- Hmmm, si crees que algo así me va a calmar, adelante, inténtalo