pasteles

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Ya llevaba media hora tratando de vender mis pasteles y no había tenido mucho éxito; la gente ya no compraba con el mismo entusiasmo, se estaban aburriendo, así que debía renovarme. Llevaba un mes vendiéndolos en el lugar donde estudiaba. Este sería el ultimo día porque ya llevaba un par así, pero tenía que venderlos todos. Me acerqué a un grupo de personas, eran tres chicas y un chico, y les ofrecí mis pasteles. A dos de ellas ya las había visto antes, pero a una de ellas y al chico no. Las tres negaron con la cabeza, pero él habló.

-No tengo efectivo ahora, pero ¿podrías reservarme los dos últimos que te queden? Estaré aquí mismo en dos horas.

Normalmente no habría aceptado, pero como me estaba yendo tan mal, debía hacerlo.

-Ok, ¿cuál es tu nombre?—respondí fastidiada.

-Shawn—respondió, sonriéndome. Me sentí mal por responderle de mala manera, así que le sonreí de vuelta y asentí. Su sonrisa fue una motivación más para volver dos horas después.

Cuando volví, ya estaba oscureciendo debido al horario de invierno y él estaba en el mismo lugar, pero solo. Me acerqué a él, que miraba concentrado su celular y carraspeé. Él subió su cabeza y me sonrió.

-Aquí están tus pasteles.—dije, sacándolos de su caja y metiéndolos en una bolsa.

-Si no está reservado para nadie, te compro el otro que te queda también.

-No está reservado para nadie, gracias—él me miró inquisitivo, y yo reí nerviosa.

-¿Qué pasa?

Él negó con la cabeza.

-Me pareció raro que me agradecieras.

-Es que me ha costado vender hoy, ya llevó una mala racha de días y he tenido suerte de venderlos todos.

-¿Por qué?—Me preguntó al tiempo que yo le pasaba su bolsa.

-La gente se aburre, tengo que empezar a vender otras cosas, aunque al principio los amaban, así que no creo que te defrauden.

Él sonrió.

-Estoy seguro de que no lo harán. ¿Cuánto es?

-Cuatro—él me pasó el dinero, le di el cambio y tomé mis cosas para irme.—Gracias.

Él me asintió, carraspeó nervioso y cuando me di la vuelta, escuché nuevamente su melodiosa voz.

-¡Hey!

-¿Mmm?-Pregunté, dándome de nuevo la vuelta para mirarlo.

-¿Cuál es tu nombre?

-t/n

-t/n, ¿te gustaría compartir un pastel conmigo y conversar?—preguntó de manera graciosa y yo reí.

-¿No crees que es extraño invitarme a comer un pastel que yo misma hice?

Él se encogió de hombros.

-Si quieres vamos por un té, para complementar.—me respondió, y yo lo miré entrecerrando los ojos-- ¿Puedo serte sincero?—habló otra vez cuando notó mi duda.

-Claro.

-A pesar de que le tengo mucha fe a tus pasteles, solo te los he comprado para poder conversar contigo, han sido la excusa perfecta, aunque ya no lo serán porque te lo estoy confesando, pero...

-Está bien, vamos por un té, aunque la verdad es que prefiero el café.—contesté, sonriendo, tratando de parecer tranquila, aunque por dentro me moría de emoción ante sus palabras.

-Perfecto.—se levantó de la escalera donde estaba sentado, sin parar de sonreír-- ¿Adónde quieres ir?—yo me encogí de hombros.

-Sinceramente, con la cafetería que está aquí mismo me conformo.

-Yo también, porque con la compañía que tengo, me basta y me sobra.

Yo reí escandalosamente.

-No eres para nada discreto al coquetear.

-¿Quién dice que estoy coqueteando?—yo me sonrojé, avergonzada, y no respondí—Es broma, sí te estoy coqueteando—yo suspiré y le golpeé suavemente en el brazo.

-Idiota, casi me muero de la vergüenza.

Él carcajeó, y comenzamos a caminar hacia la cafetería y a una futura conversación que me llenaba de intriga.

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Como todavía no se me ocurre un final para el imagina anterior, les traje este más simple y cute para que se entretengan por mientras

Shawn Mendes ImaginasWhere stories live. Discover now