DIESICIETE.

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Me senté en mi carpeta con Michelle a mi lado y suspire. No sabía de qué grado era ese hijo de perra pero estaba seguro de que no volvería a tocarla, a menos de que él quisiera otro puñetazo en su desgraciada cara. Saqué mi libreta de dibujo y el lápiz con el que siempre dibujo. Miré por el rabillo de mis ojos mi lado izquierdo donde se encontraba ella, estaba mirando al suelo y se veía muy afligida. Suspire de nuevo y Michelle me volteó a ver.

—¿Estás bien?

Sólo volvió a mirar al piso y se jugaba las manos, como una niña pequeña, vulnerable. No sabía exactamente cómo tratarla. La miré unos segundos más esperando a que me hablara o algo pero no sucedió, solo se recostó en el pupitre, supongo que simplemente quería su espacio. Regrese a lo que estaba haciendo. Empecé dibujando unos trazos a lo estúpido en la hoja blanca y después agregando sombreado, todo planeado conforme parecía tener forma, aveces borrando unas cosas. Cuando terminé el dibujo estaba hecho. Era la primera vez que dibujaba a una chica. En la hoja estaba plasmada Michelle recostada en el pupitre mirando hacia la ventana donde agregué una noche estrellada. Acerque la hoja hasta donde estaba la chica.

—Mira esto.

Ella alzó ligeramente su cabeza, echándole un ojo a aquél dibujo. Me sentí intimidado, no suelo mostrarle mis dibujos a nadie. Michelle esbozó una sonrisa después de tiempo, al parecer gustando de los trazos.

—Quédatelo.

No me respondió, el timbre sonó y me levanté de mi silla como si tuviera prisa. Estaba un poco incomodo la verdad.

—Él no te volverá a molestar, puedes estar tranquila.

Añadí antes de dejarla con el dibujo.

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⏰ Última actualización: May 21, 2019 ⏰

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