CATORCE.

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Sábado. Este día era súper aburrido y para el colmo tendríamos una barbacoa con los vecinos de alado, al parecer mis padres y los de Michelle se habían vuelto muy cercanos. Creo que esto pasa cuando se prestan mucho sus cosas. Estaba sentado en una de las hamacas del patio trasero bajo un techo de madera, tenia puesto mi bañador y miraba como el agua de la piscina se movía, era taaan interesante.

—¡Santi!—habló mi mamá.

—¡Es Santiago!—le respondí, no me gustaba el nombre de pila.

—Es lo mismo, anda a abrir la puerta que los Martín ya llegaron.

Me pasé la mano por la cara pesadamente y me levanté del mismo modo. Cruze el salón y la cocina para llegar a la puerta y la abrí. Los padres de Michelle estaban ahí junto con la misma Michelle. Sostenían un pastel y algunas carnes para asar.

—Hola Santiago, que gusto verte.

Los señores Martín me saludaron con un beso y una estrechada de manos. Michelle sólo me sonrió y le devolví aquella sonrisa por cortesía, yo ánimos de estar ahí parado o despierto no tenía. Además apenas son las 12 pm y yo normalmente me dormía hasta las 2pm en fin de semana. La pequeña familia Martín entraron y se fueron directo al patio trasero, se saludaron cordialmente y empezaron a charlar entre ellos. Andrea se mostró interesada en Michelle porque ella le jugaba las mejillas. Yo me senté en la orilla de la piscina y metí mis pies al agua que por cierto estaba muy fresca. Me quedé así como por veinte minutos porque realmente no tenia nada mejor que hacer. Empecé a patalear creando pequeñas olas en el agua cuando la mano de Michelle me toco el hombro y me sobresaltó. Ella se sentó a mi lado y también metió sus pies al agua.

—Pues al parecer tus padres y los mios se llevan bien—ella asintió.

Miré lo que llevaba puesto, y ya no tenia su ropa con la que llegó, ella se había quitado el short y su blusa y ahora estaba en bikini, pero wow, sí que tenia un buen cuerpo. Cuando ella se dio cuenta que la miraba se sonrojó y yo me volteé hacia el agua de nuevo.

—¿Te caigo mal?

Ella negó.

—¿Crees que soy algo... grosero contigo?

Asintió firmemente mientras me miraba y me reí.

—Todos me lo dicen, y realmente quiero cambiar porque ¿cómo atendere a mis pacientes?

Me miró confundida.

—Bueno, es que quiero estudiar medicina, realmente me gusta. Desde pequeño yo...—sus ojos estaban atentos a lo que decía—Espera, yo no tengo porque contarte esto si no me hablas, si no nos conocemos.

Que sus padres sean amigos no quiere decir que ella y yo lo seamos. No quiere decir que tengo que contarle lo que me apasiona, no quiere decir que confíe en ella cuando ni siquiera me cuenta sus intereses. Michelle dejo de mirarme y bajo su mirada al agua, me sentí un idiota, pero vaya que ya lo era.

—¿Sabes nadar?

Ella asintió. Ahora sería más idiota, pero vale la pena.

—Mira ahí. —apunte hacía nuestros padres y ella miró.

Rápidamente me impulse un poco hacia atrás y empuje con mis dos manos la espalda de Michelle que instantáneamente se movía hacia delante provocando que todo su cuerpo cayera al agua. Me partí de la risa y también nuestros padres al ver tal escena.

Compañera de clase.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora