Ellos son completamente diferentes y jamás compartieron una relación normal, aún asi hasta los últimos momentos juntos entregaron todo por nada.
Portada hecha por: Liberty editoral.
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Camino de un lado a otro sin saber que hacer, se agota el tiempo y solamente me quedan dos días para entregar un borrador de mis mejores poemas, la inspiración esta tardando mas de lo que había tardado antes y eso me esta empezando a frustrar. Me quedo quieto por un momento y una idea pasa por mi cabeza, aunque sea tonta talvez me funcione para poder escribir.
La abuela siempre dijo que si quería tener inspiración me concentrara en una persona que me hiciera sentir diferente y especial, esa persona es Alejandra, salgo de mi habitación y en la cocina me encuentro a Alejandra muy alegre llenando un vaso de agua.
Me aclaro la garganta para llamar su atención y ella me mira con sorpresa. —Necesito tú ayuda—es lo primero que digo, un sentimiento que desconozco pasa por los ojos de Alejandra pero decido ignorarlo.
—Claro, dime ¿en que te puedo ayudar?—pregunta curiosa.
—¿Que es lo que haces cuando no tienes inspiración?—pregunto poniendo mi atención en ella.
—Salgo a caminar y a despejar mi mente sola—contesta mirándome con duda.
¿Como decirle a una chica que la quieres usar de inspiración para una tarea? Me quedo callado mirándola fijamente y le propongo lo mas tonto que se me pudo a ver ocurrido.
—¿Quieres tener una cita conmigo?—pregunto intentando no sonar frio, aunque fallo en mi intento.
Ella me mira intentando ver donde esta la trampa y me da una sonrisa de boca cerrada.
—No necesitas a una persona para tener inspiración, búscala en ti mismo—contesta con una sonrisa y se marcha a su habitación dejándome confundido, ¿Acaso me acaba de rechazar?
