Ellos son completamente diferentes y jamás compartieron una relación normal, aún asi hasta los últimos momentos juntos entregaron todo por nada.
Portada hecha por: Liberty editoral.
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Jamás me había sentido tan inseguro, hasta ahora que me encuentro parado en la puerta de la casa de Fernanda. Paso con desconfianza y repaso todo el lugar.
Su casa es muy cómoda, no es grande pero esta muy bien adornada y se siente calidez. La pared es blanca y eso hace que la casa se vea mas iluminada, hay dos sofás verdes y una mesita de madera en el medio, a la derecha hay una puerta que supongo que es el baño y al fondo del pasillo esta la cocina y su habitación. Esta definitivamente es mejor que mi casa.
Fernanda me lleva a su habitación y acomoda mis cosas en su armario, siento incomodidad de estarle quitando su cama así que decido hablar: —Yo dormiré en el sofá.
—Tu dormirás en la cama, este es un cuarto de visitas—informó—No creas que me molestas.
—No lo creo, es solo que—
—No te sientes cómodo al estar aquí—termino por mi.
Asentí sin la idea de mentir.
—Después te acostumbraras, descansa en un rato mas te toca el medicamento.
Hago caso a lo que dice y me recuesto en la cama con mil cosas en la mente. Talvez me acostumbrare a estar aquí pero no quiero sentir cariño hacía ella, con ese pensamiento caigo dormido profundamente.
. . .
Despierto con un fuerte dolor de cabeza y miro a Fernanda recargada en mi cama checando mi temperatura.
—Tienes mucha fiebre—dice con preocupación mientras me da una pastilla con un vaso de agua—Dijo el doctor que es normal, ya se te pasara el dolor.
Tomo la pastilla y me recuesto viendo al techo, siento como Fernanda me mira, me volteo para poder verla.
—Ocurre algo?—pregunto.
—No es solo que—duda al responder—Extrañaba esto.
—El qué?
—El tener compañía y no sentirme sola.
La mire a los ojos y comprendí que no conozco en nada a Fernanda, lo único que he sentido hacia ella es odio y jamás me he puesto a observarla por tanto tiempo porque se que no es odio lo que en realidad siento, es algo mas que no me atreveré a decir en voz alta.