➡️Capitulo 22 - "Mi Mate"

72 9 18
                                    

Narra Dash.

La tristeza y desolación que estoy sintiendo no sé puede expresar con palabras. No puedo ni si quiera actuar triste, siento la necesidad de estar sonriendo, bromeando, con mi actitud indiferente a las situaciones, pero ¿Por qué? No quiero que los demás vean mi dolor, mi sufrimiento que con cada segundo se hace más fuerte, más insoportable.

Mi madre, la que me dio la vida, la guerrera invencible… fue vencida.

Mi padre estaba desolado, en un rincón alejado de todo y todos. Con un papel blanco y rosado en las manos, la vida se estaba saliendo por sus poros y nadie podía ayudarlo. Nadie podía hacer nada porque su alma se había ido con mamá, porque no hubo una despedida para ellos, les negaron todo en una sola noche.

Les arrancaron el corazón a los dos.

No quería acercarme, le haría más daño con mi tristeza, pero no podía dejarlo solo. —Ahora es nuestra luna ¿no? Ella nos dará la fortaleza que necesitamos para ganar esta guerra que no pedimos ¿eh? — animé, o al menos lo traté .

El no respondió.

Anda papá di algo, no me dejes hablando solo. Yo también perdí a mi madre y no sabes la rabia que siento, no te imaginas el infierno contra el que estoy luchando y no quiero estar solo —sonreí aunque las lágrimas ya salían, el nudo en la garganta y el temblor en mis manos ya no me permitía seguir hablando.

La perdimos hijo —dijo y lloró tapando su boca para ahogar su gritos de agonía. Lo abracé pero me aguante, no les dejaría verme así. Mi padre era un cachorro perdido, en busca de amor, el cual solo le podía dar mi madre, y ahora que ya no esta el no podrá seguir solo.

—¡Quiero irme ya! —grité, Bastian y André estaban juntos en el sofá más pequeño, Luka estaba sentado en una banca de la pequeña isla.

Vayan, iré en un momento — avisó, asentí y nos dio un abrazo.

Nos fuimos y para cuando llegamos los tres nos encerramos, solo así,  podríamos llorar o revolcarnos en nuestra miseria, pero a solas.
Yo hice exactamente eso, llore a la orilla de la cama abrazando una almohada, aferrándome al recuerdo de mi madre.

Aferrándome a la única esperanza de vida que me quedaba aunque fuera una gota, aunque fuera una mínima porción de ella porque si no, no podría seguir.

No podría vivir.

Narra Luka.

Elaine se había ido a asear, su ropa era un asco. Además necesitaba tiempo para procesar todo esto que ella había provocado sin querer.

Solo por existir.

Su madre se había largado en cuanto todo terminó, a ella no le gustaba estar con la escoria, o sea nosotros.
Ella veía a su hija con tal odio, pero claro lo entiendo, si ella siempre ha dicho que Elaine es un monstruo. Pero no tiene que ser tan obvia o todos empezarán a preguntar incluyéndola a ella

—¿Un monstruo dices? —la débil voz de Elaine sonó, voltee a mirarla y había dejado caer la toalla con la que secaba su cabello.

¿Cómo me escuchó?

Elaine yo no sabía lo que pensaba, estoy molesto y confundido por lo ocurrido no me hagas caso —le dije con indiferencia, tratando de esquivar su pregunta.

No trates de mentirme, ya no más. Mejor dime que significa eso que pensaste—creo que ya no podré seguir mintiendo, ella ya no es una niña.

Ven —me senté en el sillón y ella me siguió.

Pensé bien en lo que tenía que decir, procese las palabras para que no saliera una equivocada y lo jodiera todo.  Estábamos sensibles por lo ocurrido y solo una palabra errónea haría que explotáramos.

"PLENILUNIO"  (COMPLETA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora